Capítulo XXI

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Damian

Si no fuera porque estoy claramente observando esta escena, no sería capaz de decir con seguridad que yo estoy participando en ella, y que tengo frente a mí a estas dos mujeres, las cuales, ambas, disfrutan de la conversación, el té negro con esencia de naranja que se esparce por toda la habitación, y las pequeñas galletitas de avena y chocolate que se encuentran sobre la mesa de la sala.

Yo realmente, sólo observo intranquilo e inmóvil la cotidiana escena que desde hoy debería convertirse en algo casual para mí, sí!, en algo común de apreciar; la felicidad de mi madre que demuestra con su gran sonrisa despampanante y la pequeña sonrisilla en los labios de la muchacha, mezclada de las miradas acusatorias e intangibles que carcomen a lo único que en estos momentos está presente de mí, los recuerdos de Emma.

-¿Qué pasa hijo?, has estado absorto en todo este momento.

-Ah..., nada mamá, lo siento, es sólo...-y no pude terminar, ya que me di cuenta de la penetrante mirada de Claudia, una mirada cegadora.- Realmente me he convertido en un pelele, un hombre que nisiquiera es capaz de defenderse a si mismo o a su amada.

-Quizás hemos estado hablando por mucha tiempo, y sin darnos cuenta Damian a quedado fuera de ella, ¿no es así amor?.-Realmente me sorprendía la facilidad que tenía esta chica de mentir y manipular a la gente.

-Sí, es eso, no podía interrumpir la hermosa escena que estaba presenciando, mi madre feliz por su nuera, y la nuera, contenta de conocer a la suegra. Ahora tengo tres mujeres importantes en mi vida, las cuales debo cuidar con mucho esmero.-sonreí irónicamente, y noté como Claudia se revolvía en el asiento, dando a entender que se daba cuenta de con quien me refería a las tres mujeres.

-Bueno, si es eso hijo, entonces no me preocupo. Ya me tenías desesperada viéndote soltar suspiros de amor día y noche, además de notar tu rostro triste las 24 horas. Pero ahora que estás junto a tu querida amada estoy segura de que te veré con una sonrisa radiante cada día, y eso me alegra mucho -dice mi madre sin quitar la sonrisa de su rostro.

-¿Soltar suspiros?-pregunta Claudia. Con un rostro de obvio desconcierto.

-Sí, el pobre día y noche se preguntaba sobre como enfrentar su problema de amores.- sonrió pícara mi madre.

-Mamá, no tienes porque decir esas cosas.-la miré con enfado.

-Damian, no necesitas enojarte por una cosa así, son novios, ¿no?, o!, y hablando de eso, desde ¿cuando se conocen?, desde ¿cuando comenzaron a gustarse? y desde ¿cuando comenzaron a salir?, cuéntenme todo-dijo mi madre emocionada, le brillaban los ojos por la curiosidad de las preguntas.

-Mamá!, calma, despacio-dije casi gritando.- Diablos, no hay forma en que diga esto así sin más, con Claudia nunca planeamos ponernos deacuerdo a estas preguntas, y si ¿respondemos cosas distintas?, sería raro, ya que estamos en el proceso de pareja feliz locamente enamorada que se encierra en su mundo, y por supuesto se acuerdan de cada estupidez que hayan hecho..., ¿qué diablos voy a decirle?.

-Está bien, yo le diré todo suegra, nos conocimos cuando yo empecé mi primer año de universidad e ingresé al club de esgrima; al principio no quería entrar porque era el deporte que mis padres me habían obligado a tomar, y no quería tener que volver a practicarle, pero supongo que después de todos los años de práctica, de alguna u otra forma le tomé cariño, y sobretodo entré por el guapo chico de pelo largo negro azabache que era el capitán y ha sido hasta hoy. Este "enamoramiento", comenzó por mi parte, cuando quedé locamente intrigada por el capitán y como me había enamorado a primera vista; luego de eso nos hicimos amigos hasta que con valentía confesé mis sentimientos, a lo cual Damian aceptó. Y aquí nos ve suegra.-

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora