Capítulo XXVII

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Marcos

Lo miro, y sigo mirando el retrato, "hermoso, sublime, delicado, casto", estos y otros más son los adjetivos que puedo ocupar para describir la hermosa imagen que se encuentra frente a mí, pero de ¿cuántas formas puedo hacerlo?, tan bella, tan hermosa, "mi querida Lorena"...

-¡Marcos Miller, eres el representante de nuestra familia y mi hijo único, por lo tanto no tienes ningún derecho de evadir el cargo, ahora regresa a la mansión principal y deja el juego de ser profesor en este mismo instante!- dijo mi padre, un desafiante hombre de negocios, de cabellos cobrizos y ojos verdes, los mismos que se encuentran en mi rostro.

-¡Ya te he dicho, padre, que jamás renunciaré a mi trabajo!- lo miro furioso.

-¡Primero te conviertes en doctor a causa de tu madre, luego te casas con una loca que conociste en el recinto, y ahora te sumerges en el papel de profesor para ligar con una estudiante!; ¡ya es el colmo!, deja de actuar tan altanero y despreocupado frente a cualquier cosa, te crié para que fueras el líder y representante de nuestro clan, e incluso, te he permitido una serie de caprichos inaceptables con tal de que tomes mi lugar, pero ya estoy harto, consigue a una esposa y vuelve a los negocios, sino yo mismo me encargaré de denunciarte en el colegio por coquetear con esa muchachita, Emma Stronell.

-Tu...¿cómo sabes su nombre?-digo intentando no parecer turbado con todo lo que está sucediendo.

-Muy simple, Marcos, sigues encaprichado con la chiquilla que poseía esquizofrenia, ¿no es así?. Me encargué de buscar información para darme respuestas del por qué estabas en ese colegio, y al ver a quien era tu "dichosa asistente", pude sacar las conclusiones con toda facilidad. ¡TÚ TODAVÍA NO PUEDES OLVIDARLA, E INTENTAS OCUPAR A ESTA OTRA NIÑA PARA SUPLIRLA!, y todo a causa de su parecer físico, ¡eres un verdadero canalla enfermo!, pero a pesar de todo eres mi hijo, así que si tanto la quieres espera a que se gradúe y hazla tu esposa, total, yo no tengo inconvenientes, salvo con que no te obsesiones al completo de ella e intentes obligarla a estar a tu lado. Si eso llega a ocurrir vendré inmediatamente a saldar cuentas. Nos vemos hijo.- dijo mi padre, tomando la chaqueta de cuero negro que le ofrecía Claus para luego retirarse, dejar atrás la salita en la cual nos encontrábamos, dándome su espalda, una espalda firme, gruesa, y ancha, una que no se deja vencer por nada y nadie.

Él es realmente un hombre cruel, que no le importan los sentimientos, "sólo recluta a los peones que necesita para sumergirlos en su juego de codicia". Y yo...soy uno de ellos.

Me tomo la cabeza con ambas manos, emitiendo un grito desesperado, el cual intento ahogar con las mismas, pero no lo logro, y es ahí cuando siento las suaves palmaditas que recorren mi cabeza, las suaves palmas que me brinda mi mayordomo Claus.

***

Damian

Me levanto temprano, estando al tanto de la resolución que debo tener hoy, por fin podré decir todo "sin pelos en la lengua" a Emma, a pesar de que la decisión será dura, quiero ser capaz de que ella me acepte, quiero que ella esté conmigo sin importar lo que pase, quiero que miremos al futuro, expectantes a él y a todo lo que nos depara, ¡la haré sonreír, la amaré, la haré sentir mujer!; porque hoy prometo que mi corazón te pertenecerá por siempre.

Voy hacia la ducha y me baño con agua fría, necesito calmar mi mente y mi cuerpo, salgo, y me visto con una camisa verde con un diseño casual, jeans azules y zapatillas negras, cepillo mi cabello y lo tomo en una cola. Cierro el ropero de donde saqué la ropa cuando me doy cuenta de una pequeña cajita envuelta en una bolsa roja, me sorprendo por el encuentro de tan llamativo elemento, y recuerdo, recuerdo el día en que compré este regalo, fue el mismo día de la playa donde Emma se fue con Jemmy, me pregunto que habrá pasado cuando estuvo junto a él, ya que, llegó sumamente nerviosa, no me preocupo, total ya podré preguntarle después. Voy a su habitación y pongo la cajita en su cama mientras ella se está en el baño, río ansioso, imaginando que sentirá cuando la encuentre, saco de la cajita mi pulsera (después de todo son un par) y me la pongo.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora