Amor Prohibido

Capítulo XI

Emma

Han pasado dos semanas desde ese día.

Un hermoso cuadro, sin duda alguna; pero..., de sus "queridos hijos". No sé como sentirme, por una parte por fin pude confesarme a la persona que amo; sin embargo esa persona es mi hermano, no puedo decirle a mi mamá, ¡Ven, te presente a mi novio!, "debes estar orgullosa del buen yerno que te ganaste", o algo así. Ja!, no puedo presentarlo a él.

Ya no sé que pensar con todo esto, lo amo, eso es verdad, y estoy segura de que no cambiará este sentimiento que he estado teniendo desde siempre por un simple capricho, o de un día para otro. Pero hasta cuando podré seguir con esto, hasta cuando podré seguir con esta mentira, engañando a mi mamá, a mi amiga, al mundo entero...

¿Qué prefiero, el amor de todo el mundo; o el amor del que amo?...

-Emma -golpea la puerta-, ¿puedo pasar?.

-Claro, pasa Damian.

-¿Qué pasa?, te he notado rara durante estos días, comes poco, casi no estás leyendo en tu tiempo libre y tú lo amas, ¿no?.

-No me pasa nada, es sólo que, sólo..., me siento cansada, eso es todo; ya sabes estoy en último año, y nos estresan de una manera inimaginable, ya que nos incentivan a entrar en la U., y todo ese atado...

-No creo que sea por eso... Emma, puedes contarme lo que te pasa, sé que te dije que cuando estuviéramos solos no seríamos hermanos, pero si necesitas verme como al amigo y hermano que siempre ha estado ahí para escucharte, no te lo quitaré. -acerca su mano a la mía, la toma y la besa-, puedes contar conmigo para lo que sea amor.

-No..., no necesito que te preocupes, ya te dije que seríamos pareja, y hermanos al estar con personas; no lo debemos cambiar, además me siento bien, como ya te dije, sólo estoy cansada así que no te preocupes, ¿si?.

-Tú..., ¿odias esta situación?, porque parece que fingieras estar conmigo, como si no quisieras asumir nuestra realidad.

-Yo no pienso eso Damian, estoy bien con todo esto, sé que será difícil, pero con esfuerzo siempre estaremos juntos ¿no?, podremos luchar contra el mundo.

-¡Tu maldito rostro me lo dice todo!!!, es asqueroso besarme ¿no es así?, encuentras anormal quererme, sólo quieres un amor que sea sin complicaciones, deseas satisfacerte con la compañía de alguien, no quieres llorar y sólo piensas en ti. Pero en algún momento te has preguntado ¿cómo me siento yo?. Soy el mayor, la persona que te debe cuidar en ausencia de mamá, pero ¡no!, ¡me enamoré de ti!, ..., sé que esto es un error, pero es algo que no puedo ignorar, no importa que tanto quiera deshacerme de este sentimiento por ti..., yo no puedo.

-Yo..., tengo miedo Damian, podrás siempre estar conmigo, si te amo siento que me caeré al abismo para nunca regresar; sin importar todo lo que nos pase, ¿tú seguirías estando conmigo?

-¿Qué clase de pregunta es esa?, contigo iría hasta el mismo infierno niña, aunque mi alma se marchitara y fuese condenada a una tortura eterna, si a cambio puedo estar junto a ti, entonces ningún castigo importa.

-Siempre sabes que decir ¿no?, ese rostro tan bello, ¿por qué eres mío hermano?, tú siendo tan perfecto, podrías estar con cualquier mujer, todas ellas se pelean por ti, mi querido hermano, jura que siempre serás mío...

Me lancé sobre él como una gata en celo, me senté sobre su estómago mientras besaba delicadamente sus párpados, la nariz, los deliciosos labios dulces sabor miel...

-Emma, te pertenezco..oo, siempre sé míaa...aa tú también..nn.

-Siempre juntos mi amado.

Damian

Ella sobre mi cuerpo, siento que me derrito, su larga cabellera roza mi rostro y se entrelaza con mis dedos, su respiración agitada me excita, deseo tenerla por completo. Tomo sus muñecas y nos damos una vuelta en su cama, ella queda debajo mío, comienzo besando su cuello. Bajo lentamente a su torso, tanteo sus senos, suaves y ágiles -se estremece, y emite un armonioso gemido-, más, quiero más de ti. -Suena el celular de Emma-.

-Maldita sea, primero mamá, y ahora este aparato. No lo contestes, omitámoslo y sigamos.

-No puedo, por mucho que quisiera, debo contestar, puede ser importante. -Se levanta de la cama como una pequeña gatita, tan ágil y linda.

-¿Aló?, si, si, mañana puedo ayudarle, no se preocupe; si no hay de que, ya, hasta luego.

-Que conversación más monótona, no creo que sea Amy, así que ¿quién era?.

-Mi profesor de literatura antigua, es un tipo joven que acaba de ingresar al colegio, se llevarían bien, después de todo ambos aman la literatura antigua.

-Mmm, y ¿qué edad tiene?.

-Debe tener entre 23 a 25 años.

-Y ¿por qué te llama específicamente a ti?, además tengo entendido de que profesores y alumnos no pueden tener confidencias como secretillos, quedar en algún lugar y mucho menos intercambiar los números de celulares.

-Que celoso amor, no es nada de eso, lo que pasa es que es un nuevo profesor, y al principio es común que los chicos no le den atención, es algo tímido y como enseña lo que yo también amo, decidí ayudarlo, a incorporarse y entenderse con la clase, eso es todo.

-Mira tú, justo tú señorita. Da lo mismo (o eso creo), pero ten cuidado con él y no mantengas tanta confianza hacia otro hombre que no sea yo.

-Estas bastante celoso, ¡eh!, -Emma se comienza a reír de una manera coqueta-, no tienes que preocuparte, yo no tengo ojos para nadie más que no seas tú. Y ya que estamos en este ámbito, tú eres bastante popular en tu U., también te prohíbo tener tantas confidencias con alguna otra mujer.

-Por supuesto, tendré en cuenta lo dicho. (debo apartar a Claudia definitivamente, se ha vuelto más cargante aún).

***

Emma

Ya debo acostarme, sino mañana será difícil levantarse, a!, me siento tan feliz, por fin pude sacar todo lo que tenía dentro. Y la respuesta definitiva, no me importa cuanta gente me ame, si no tengo su amor, entonces no tengo el de nadie. Prefiero el amor de mi amado antes de cualquiera.

Saque todas mis dudas, "¡defenderé este amor de quien sea.!"