Amor Prohibido

Capítulo XXII

Emma

¿Qué diablos está pasando?, ¿no es qué acaso siempre estaríamos juntos?, ¿cómo pudiste engañarme así?; fueron esas y otras más las interrogantes que pude decir, pero ¿dónde?, sólo en mi cabeza, su rostro incomprensible me miraba lastimero, pidiendo que por favor no le preguntara, no dijese nada, pero ¿por qué?. Se que esta sería una aventura con cuidados, una relación que fácilmente podía quebrarse, la cual, sólo tenía "la base de nuestro amor" , nosotros no podíamos dejarnos descubrir por nada ni nadie, como también se que fue mi culpa el quiebre de esta relación, fue mi culpa que Claudia nos haya descubierto, y todo ¿por qué?... por mis simples arrebatos de amor, mis celos infantiles, y mis deseos de dominarle por completo, ¿es esto amor?, ¿será verdad que cuando una persona se enamora desea por completo a otra?, tanto que incluso podemos devorarlas por completo, esa clase de amor cegador, esa clase de amor prisionero, va en equilibrio con las ansias de mantener en libertad a nuestra pareja; pero un sólo desnivel, un sólo descuido y desequilibrio, es mortal para que nuestra pareja nos abandone, y a veces es tanto la psicosis producida por nuestros sentimientos, que "terminamos muriendo en vida".

Después de sus caricias, de sus besos, hubo un eterno silencio, nuestras miradas fijas en el otro, mientras seguíamos abrazados, deseos de consumirnos con nuestros ojos, la tensión endurecía nuestros músculos mientras el cuerpo tibio se volvía helado, pero no frío exteriormente, sino interna, de una manera sentía que me había quebrado, me habían quitado mi alma, mi mundo entero.

-Si quieres alguna respuesta, este sábado ven conmigo, diremos que es otra fiesta con nuestros amigos, nosotros nos iremos de paseo, ¿te parece Emma?-dijo de manera temblorosa, mientras su mirada intentaba ponerse dura.-

-¿Paseo?, ¿qué diablos estás diciendo Damian?, eres capaz de decirme que me entregarás el mundo, que lucharás por mí, me besas, me entregas tus caricias, pero luego vas, ¡consigues a esa zorra! y te largas con ella, "en una estúpida relación". Claro. ¡esta puede hacer feliz a nuestra madre!, ¿no es así?, ¡DECIDISTE IR POR EL CAMINO FÁCIL!, ¡tú!, maldito idiota.-decía mientras golpeaba su pecho, este me sujetaba firmemente de los brazos en un intento de frenar los golpes hacia su persona, pero sin dejar de mirarle dolido.-

-¡Maldita sea Emma, no!, mis intenciones nunca han sido esas, no digas tonterías, sabes que te quiero, ¡YO TE AMO!, y daría mi vida, mi consciencia por ti, tanto, que esa es la razón principal de mi relación con Claudia. Si yo no estoy con ella, divulgará nuestra relación, y es claro que el mundo entero todavía no está en condiciones de saberlo.

-Pero aún así..., aún así no quiero que estés con ella, nunca has estado con otras mujeres, jamás me sentiría cómoda viéndote de esa manera, ¡no quiero!.

-Emma..., nunca he estado orgulloso de esta estupidez, y supongo que jamás lo estaré, pero yo desde antes mantenía "una relación con Claudia".- al mencionar esas palabras Damian, sentí como mi cuerpo iba decayendo, como me rompía en mil pedazos.-

-¿Cómo?..

-Bueno..., lo nuestro no podía llamarse relación, no una sana por lo menos, nosotros éramos "sexfriends".-dijo mientras me miraba apenado, avergonzado de pronunciar aquellas verdades.-

-¿Sólo tenían sexo?, ¡sólo sexo!, Damian por la cresta, ¿cómo diablos pudiste?. ¿Claudia estaba a favor de todo eso?.

-Más o menos, cuando me enteré de sus sentimientos la utilizaba para tratar de olvidarte, son algo parecidas físicamente así que intentaba enforcar mi amor por ti en ella, pero nunca pude hacerlo, una de las razones eran que sus personalidades eran distintas, y la otra que a ti te veía constantemente, por lo tanto nunca he sido capaz de borrarte dentro mío.-