Amor Prohibido

Capítulo XX

Emma

Me siento fatal, la sola idea de pensar que tengo que volver a casa me exaspera!!. Espero tomar el autobús vacío esta vez, no quiero ir con la gente molesta a mi alrededor, ni mucho menos que vaya lleno. Además, volver a casa significa que tengo que pensar en la propuesta de Marcos, él es un buen chico, y quizás no puedo decir que me guste, pero tampoco me desagrada la idea de gustarle, es un hombre guapo, profesor de la materia que más amo en la vida, joven, y lo que es más, sería una relación limpia, una relación que pueda mostrar a todo el mundo sin sentir pánico o peor aún miedo..., pero, ¿yo sería feliz?, ¿no sería lo mismo que un matrimonio de conveniencia?, yo no le amo, a pesar de que me entregara el mundo entero.

Yo seguiría amando a esa persona, seguiría amándole desconsoladamente!, seguirían mis entrañas y mi corazón ardiendo por ese hombre, aunque ese hombre sea mi hermano...

-Emma..., ¡¡Emma!!.-me sobresalto por el grito que escucho-, un chico alto de pelo rubio y ojos azules me estaba llamando, Alex.

-¿Qué pasa?, lo siento por no escucharte iba sumida en mis pensamientos.

-Me di cuenta Emma, más de que me pasa a mí, ¿qué te ha pasado a ti?, estás rara, luces enferma, y cada vez más.

-Yo estoy bien, no necesito que te preocupes por mí, y además, ¿desde cuándo te has interesado por mí?, siempre me has molestado o dicho groserías, no veo el caso de estar ahora preocupado.

-Yo he sido así porque quería tu atención, nunca he sabido como comportarme delante de las personas que me importan.

-¿Importar?, ¡jamás!, no digas tonterías como esas, ya estoy harta de que todo el maldito mundo me mienta, ¡pongan lindos rostros y luego construyen una ilusión para mí!..., quiero vivir todo, sin importar cuan cruda pueda llegar hacer la realidad, si tú también eres uno de ellos, entonces no tengo tiempo que perder contigo.-di media vuelta y comencé a caminar, pero en el momento en que lo hacia, Alex jaló mi brazo y volvió a dar vuelta mi cuerpo, quedando posicionada entre sus brazos, sobre su pecho.-

-Tú...tú no digas cosas egoístas como esas!, siempre todos han estado preocupados por ti, desde Amy hasta tu madre!, sólo dices una estupidez como esa porque debe estar pasándote algo, ¿Emma qué es lo que pasa?.

-Nada, nada, no me pasa nada.-sin poder zafarme de sus brazos no pude hacer otra cosa más que llorar.-

Sí, me había convertido en una llorona, si no era en los brazos de Damian, buscaba el consuelo de Marcos, y ahora, luego del colapso de Damian y los sentimientos repentinos expuestos por Marcos, me encuentro en los brazos de este chico, este chico que siempre he odiado, el tipo de hombre que siempre he aborrecido, machistas, agresivos, molestos.

Intento zafarme de sus brazos, tomo sus hombros con mis manos para así empujarlo más fácilmente, pero me vuelve a tomar, vuelve a apretar mi endeble cuerpo; me contraigo por el brusco movimiento, sus brazos siguen en mi cintura, apretando firme, desesperados, apasionados, duele, me duele el cuerpo que está siendo presionado a la fuerza contra el suyo; las lágrimas siguen brotando, pero él hace caso omiso de mi dolor, ya no queda otra que resignarme, si está siendo de esta manera quiere decir que de verdad le preocupo, pero ¿cómo puedo ser tan opresivo?...

Estamos tan cerca que siento su aliento aroma a menta, un olor dulzón y reconfortante.

"Emma, hermana, deja de mirarme de esa manera, todavía eres pequeña y sabes bien que no puedes comer dulces tan grandes , mucho menos mentas, las cuales te picarán la boca entera..."

El pequeño recuerdo de esos momentos, esas instancias que pasé con Damian; que tonto, ¿no?, cada pequeña cosa o acto hace que lo recuerde, a pesar de que debo mantenerme alejado de él, sigo pensando en Damian, a pesar de que estoy en los brazos de otro hombre, yo sigo pensando en quien amo.