Veinticinco

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-Judith despierta.- decía asustado.- Anda corazón, despierta, es un sueño.- dijo estrujandola y al fin abrió los ojos empapados en lágrimas y se abalanzó sobre el soltándose a llorar.- Tranquila, fue sólo un sueño.
Pero lo que él no sabía era que sus palabras eran mentira, ya que no era un sueño, era una tortura, un tormento, que en realidad pasó.
Una de sus manos estaba en su espalda y la otra en su cabello.
-Tranquila.- la separó y acunó su rostro en sus manos para limpiar le las lágrimas luego.- Tranquila hermosa.- y lo volvió a abrazar.
Esto le dio a pensar muchas cosas a él. Ella no era tan fuerte como aparentaba, necesita a alguien, es frágil y se puede romper en cualquier momento, pero, ¿por qué?. Sus brazos lo apretaban fuerte y su cabeza estaba escondida en el el hueco que hay entre su hombro y cuello. Aún lloraba y respiraba con un poco de dificultad. Volvió a tomar su rostro e hizo los mismo, limpio sus lágrimas.
-Tranquila, yo estoy aquí.- le depositó un corto beso en los labios. Y ella lo miraba cual niña pequeña asustada con un puchero en los labios. Ahora el la abrazó. No sabia por que, pero le partía el alma verla llorar. Era tan frágil.
-Perdón.- dijo ella a penas audible.- no quería arruinarte tu mañana.-
-No la arruinaste. No te culpes. Por que no es tu culpa. ¿Estas mejor?.- asintió con la cabeza.- anda corazón. Métete a bañar.- le dijo mirándola a los ojos y acariciandole la barbilla.- Yo iré a la cocina a preparar el desayuno.- volvió a besar sus labios, pero ahora fue un poco mas largo.
José se levantó y salió de la habitación directo a la cocina a preparar lo único de desayuno que sabía hacer, hotcakes.
Mientras Judith, se sentía avergonzada por haber llorado así frente a él. Encontró una toalla y ahora si entró al baño.
Una vez ya duchada se volvió a colocar su ropa interior y sin tocar el entró en la habitación.
-Perdón.- dijo al verla así, pero luego pensó que era algo estúpido, ya que ayer la había precensiado sin ningún tipo de prenda en su cuerpo.
-¿Me puedes prestar una camisa?.- dijo ella sin mirarle a los ojos, se acercó a su cuerpo tomando la de la cintura y con una mano tomó su barbilla elevando su rostro para que lo mirara a los ojos. Depositó un beso en sus labios.
-Para ti, lo que quieras hermosa.- se acercó a su closet y sacó una de sus playeras
Era una playera Blanca con un estampado en color naranja.
-No todo tiene que durar para siempre- leyó el estampado de la camisa.- ... ¿Es una de tus canciones no?
-Si.... Espera ¿Cómo sabes?
-Bueno digamos que soy una fan de tu banda, aún que cantes culero, pero lo soy.
-¿O sea que canto culero?
-Si, pero las letras están chidas, son un poco cliché combinadas con División Minúscula, pero chidas y esta camisa me gusta, tu me gustas.- dijo sin pensar. La volvió a tomar por la cintura.
-Si te gustó tanto ¿porqué no me pides que sea tu novio? Aún que no soy tan fácil, pero ya que eres tu tal vez, solo TAL VEZ.- remarcó eso último - Te diga que si.
-Bueno ya que no eres tan fácil te traigo un mariachi y yo vestida de charro vengo a tu ventana y te canto.
-No, muy típico.
-Bueno, ¿Qué quieres?
-Si me lo pides ahorita tal vez pueda decirte que si.
-¿Quieres ser mi novio?.-
-Suena tentador, convenceme en lo que resta del día y te daré mi respuesta.
Soltó su agarre y ella se pudo colocar la camisa, le quedaba nadando obvio, luego se puso su pantalón, se fajo la camisa con el pantalón, intentando darle un toque femenino a la camisa pero era imposible, se colocó su chaqueta y fue a la cocina.
-Anda que lo hice especial para ti..-
Comieron en silencio, pero no incómodo, un silencio bonito, lleno de algunas miradas que remplazaban las palabras.
Subieron al auto de ella y una vez en el colegio, el bajó primero del auto, agarrando unos pasos de ventaja y luego ella lo hizo tambien, y en ese momento un beetle amarillo se estacionó junto a ella, de el salió Rebeca.
-Hola Judith, que demacrada te ves hoy.- dijo después de escanearla.- tu playera esta horrible.
-Gracias Rebeca, créeme que tenía el pendiente de que pensarías sobre mi camisa,pero ahora que me dijiste ya estoy mejor, y tu te vez igual de zorra que todos los días.- su semblante de grandeza cambio.- Pero como verás, yo si vengo al colegio a estudiar, no a buscar v*rgas en las cuales sentarme, así que adiós.- y la dejó con la boca abierta.

Ella entró en el colegio, aún había gente, tomó su cuaderno de foto y al cerrar el casillero observó a la chica de ayer en el salón de José, estaban discutiendo.
-Pero es que yo nunca te dije que terminamos y tu te metiste con cualquier puta, de seguro le pagaste y...
-Anette, haz me el favor de retirarte de aquí, si sólo vas a decir pendejadas.
-Pero cuando quieras volver yo voy a estar ahí, esperando y te diré "Te lo dije".
-Pues créeme que nunca voy a volver.
-Esa puta no te va a aguantar como yo lo hago.- se volteó e iba hacia la puerta, Judith rápidamente volvió a abrir el casillero para cubrirse la cara, no quería problemas en el colegio.
-¿Te imaginas el por que estaba contigo? Me cagaba la madre tener que escucharte, tus problemas estúpidos, tus anécdotas de niña tonta. ¿Sabes por que estaba contigo? Por el sexo. Era lo único que me gustaba de ti. Tener sexo.- la cara de Judith era una de asombro y la de Anette una de odio total. Unas lágrimas caían por su rostro y se giró para que la viera, para provocar lástima.- No me vengas con eso, como si cuando salíamos no te hubieras acostado con otro, si lo se, te acostaste con este Marino y Edgar, ¿crees que estoy pendejo? Pero realmente me valía, por que sólo estaba contigo por eso mismo que le entregas a todos a cambio de unos tragos. Así que ya vete, por que no tardan en llegar los alumnos a clase.
-Eres un asco de persona.- dijo Anette entre sollozos.
Cuando se meten con lo mío si.-
¿Acaso se refiere a mi?. Pensó Judith.
Anette salió con su dignidad por los suelos y Judith tenía curiosidad de preguntar pero luego se vería muy metiche al hacerlo, así que cerró su casillero y por ir pensando en lo que acababa de escuchar al momento de dar un paso chocó con un cuerpo.
-Que distraída eres.- Comentó Diego. Ya que fue contra quien chocó.
-¡Diego!.- gritó de emoción y saltó para abrazarlo.
-Te desapareces mujer.- le correspondió el abrazo. José podía ver y escuchar muy bien la escena y sus celos no tardaron en aparecer.
-Perdón, salí con unos amigos ayer, fuimos al Bull y pues pasamos un rato lindo.
-Bueno, pero ahora no te me escapas. Esta noche serás mía.- y eso no pudo soportarlo.
-Señorita Dixon, puede venir un minuto.- articuló apenas, por que del coraje no podía ni hablar.
-Nos vemos en el descanso Diego.
-Bueno, nos vemos linda.- le dio un beso en la mejilla y se marchó por el pasillo ya un poco más vacío.
Entró en el salón y cerró la puerta tras ella.
-Hola.- dijo ella alegre, pero el no contestó.- ¿Te comió la lengua el gato?
-¿Quién era ese?.- dijo bufando del coraje.
-Mi amigo Diego.- mencionó indiferente. José soltó una risa incrédula.- ¿Qué? ¿Por que esa risita?
-¿Tengo cara de imbécil?
-¿Tengo que responder?- aclaró riendo.
-No quiero que hables con él..- y la cara de Judith cambio a una de asombro.
-¿Qué?- preguntó incrédula.
-Como escuchaste.
-A ver.... En que momento te convertirse en el "novio".- hizo comillas con los dedos.- celoso.- y la cara de José era un poema.

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Perdonen la tardanza, es que les estoy preparando una surprise madafakas kajskajsakskakkask ♡

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