Capítulo 24

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Después de que se habían ido las mujeres se había hecho un silencio sepulcral que tan solo duro unos cuantos segundos pero que Santiago los había sentido como una eternidad.

 

-          Bien Santiago, tu sabes si te quedas a escuchar o no lo que tengo que decir, por mi mejor que te quedes, así no me dejaras mentir.

 

-          Me parece más que perfecto hermanito. – Ricardo solo los observaba como tratando de encontrar algo que le diera una pista sobre quien mentía de los dos.

 

Fernando se levantó de la silla, y se acercó a una silla más próxima a la de Ricardo pero no se sentó, solo se recargaba un poco en ella mientras iniciaba su ‘apelación’ ante las acusaciones de las cuales había sido blanco esa misma mañana.

 

-          Antes que nada, le pido don Ricardo con el respeto que me merece, me escuche hasta el final, así como yo deje que hablaran todos esta mañana, solo así podre explicar lo que tengo que decirle, si después de que termine y después de que pueda darle las pruebas necesarias para que cambie el concepto de mi persona no logro convencerlo, entonces le aseguro que me alejare de su hija y de su familia sin causarles más molestias.

 

-          Es más que justo lo que pide.

 

-          Bien para que pueda entender un poco por qué llegue al punto de hacer un contrato con su hija, tendré que explicarle que la relación entre mi hermano y yo no es nada buena; años atrás no éramos más que un par de hermanos más, con sus buenos ratos y sus malos ratos nada del otro mundo, hasta que una mujer apareció en nuestras vidas. – Santiago empezaba a incomodarse, pero solamente escuchaba atento a lo que dijera Fernando, sabía que no era el momento de actuar aun. – Al principio todo era normal, esta mujer y yo empezamos a llevarnos bien, hasta terminar una relación y fue entonces cuando empezaron los problemas…

 

Fernando empezó a contarle lo mejor que pudo lo sucedido con Samira y ellos dos, como su hermano siempre había sido la mano negra detrás de toda esa farsa, primero para sacarle dinero después para hacerle daño, al menos eso parecía. Santiago parecía no importarle todo lo que Fernando estaba diciendo, era como si tuviera de nuevo control de la situación. Fernando contaba con que para estos momentos Santiago mostrara algún indicio de preocupación, pero no lo hacía y eso lo estaba intrigando. Después de un buen rato de contarle las cosas bajas por las que había sido capaz de llegar su hermano con tal de verlo mal, Fernando solo vio a Ricardo y termino su pequeña gran historia,

 

-          Créame, que tengo pruebas en contra de mi hermano y si no lo eh expuesto, es por el cariño y respeto que le tengo a mi madre, porque sé que en el momento que se dé cuenta que su hijo favorito en realidad es un ser despreciable, se le podría caer el mundo encima. – Ricardo como lo había hecho durante todo el rato, lo escucho atento, observando a ambos, Santiago parecía no preocuparse en lo absoluto en lo que dijera Fernando.

 

-          ¿Ya terminaste de hablar hermanito? – Fernando lo vio y lo mato con la mirada, en momentos como ese, ‘hermanito’ sonaba demasiado grande para ellos.

 

-          Si ya termine.

 

El precio de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora