Santiago estaba a punto de lograr su cometido, ahora solo tenía que convencer a Ricardo de que lo más rápido y seguro para liberar a su hija de ese contrato era casándose lo más pronto posible CON EL. Por supuesto, el ya había movido las cosas con algunos contactos y al día siguiente estaría en el pueblo el juez que había mandado pedir para que fuese una boda exprés, los demás documentos se entregarían después, con dinero todo era posible y una vez consumado el hecho, él tendría la aprobación de su madre y con ello el dinero suficiente para poder sobornar a quien fuera para lograr que antes de que Fernando llegara el y Lucero pudieran estar casados oficialmente con todas las de la ley.
Cuando entro en la casa, Ricardo estaba en la sala, viendo la televisión, sentado en un viejo reclinable, el único que tenían, y que el tanto peleaba. Ricardo estaba más dormido que despierto cuando escucho,
- Buenas tardes don Ricardo, ¿esta solo?
- Ah Santiago, no, están afuera, si quieres llámalas.
- No está bien, de hecho, vengo a hablar con usted.
- ¿Conmigo?
- Si, vera usted, es sobre Lucero.
- Mira muchacho si es sobre – Ricardo les había prometido tanto a Lucero como a su esposa que no tocaría mas el tema sobre lo sucedido hasta que por lo menos llegara Fernando, tenía que mantener la calma y hablar de eso, lo alteraba considerablemente.
- Lo siento, pero es que finalmente después de leer una y otra vez el contrato ya tengo la solución, ya sé cómo liberar a su hija del contrato sin que haya ningún problema. – eso había logrado la atención absoluta de Ricardo, era lo que quería, asegurarse que su hija no le debiera nada a nadie. Era lo que lo tenía preocupado día y noche y no lo podía evitar.
- Está bien, habla pero se rápido porque prometí que no hablaría más de esto hasta que regrese tu hermano.
- Y después de esta platica no tendremos que hacerlo se lo aseguro.
Santiago empezó a explicarle a detalle lo que planeaba y el tipo de ayuda que necesitaba de él, Ricardo escuchaba atento a todo lo que decía Santiago y cada vez se convencía más que ese era el hombre adecuado para su hija. Si podía protegerla de su propio hermano, con esa pasión con que estaba contando su plan, entonces para él era más que suficiente. Además, su hija estaba enamorada de él, eso lo hacía aún mejor. Aunque la había notado algo rara los últimos días, pero de seguro era por el miedo a hacer algo que hiciera enojar a Fernando y que dañara a Santiago o a los demas. Su hija siempre había tenido ese espíritu de sacrificio aun desde pequeña.
***
Después de la cena, Ricardo y su familia se sentaron en la sala a ver la televisión. Los tres estaban totalmente absortos, aunque ninguno de ellos realmente poniendo atención a lo que sucedía en la programación. Ricardo estaba inquieto, lo estaba desde que se habia ido Santiago, con su respiración agitada, se había quedado pensando en lo que le había dicho. Tenía razón, para sacar a su hija del problema tal vez era necesario usar trucos sucios, pero era la mejor forma de asegurarse que estaría bien, después de todo, ¿qué padre quiere que su hija sea usada por un tipo sin escrúpulos como lo era Fernando?