Cuenta Draco.
Me encontraba en mi habitación mirando por la ventana. Este verano había sido muy aburrido. Sólo misiones y misiones, pero por lo menos había podido estar con mis amigos de Slytherin.
-Hijo. El Señor Tenebroso ha llegado y la reunión empezará en cinco minutos.
-Claro madre. Ahora voy.
Me levanté y me dirigí al comedor dónde se realizaban todas las reuniones.
-Draco. Ven, siéntate aquí.- dijo Él con su voz tenebrosa, fría y escalofriante.
-Claro mi señor.- dije haciendo una ligera reverencia.
-Bien. Mortifagos, ahora que estamos reunidos os daré una orden. Draco ha recibido una misión y la realizará, pero le dejaré al mando de alguno de mis más talentosos mortifagos para realizarla. Los que sean nombrados deberán ayudarle.- sentenció Él.
Se oyó un murmullo extenderse por la sala.
-Silencio.- siseó. -Bellatrix Lestrange, los hermanos Carrow, Fenrir Greyback y Severus Snape. Vosotros ayudaréis a Draco.Cuenta Lía.
Me encontraba en la calle del mundo muggle. Les había dejado una nota a los tres para que no se preocupasen.
'He salido a dar un paseo y a comprar algo para cocinar. Volveré a la hora de comer. Miraré haber si encuentro a Mundungus.'
Los días habían pasado desde el día de la boda de Bill y Fleur. Ellos habían ido a vivir a una casa en la costa. Kreacher les había contado la historia del último día de su antiguo amo y nos explicó que todas las reliquias familiares se las había robado Mundungus y que entre ellas estaba el guardapelo.
En la calle había gente yendo al trabajo, los niños estaban todavía de vacaciones.
Yo especialmente me dirigía al ministerio. Sabía que Arthur seguía trabajando allí aunque Voldemort ya hubiese tomado el control.
-Buenos días.- me saludó la recepcionista.
-Buenas.- le respondí para irme al departamento dónde trabajaba Arthur.
Me subí al ascensor. Allí había mucha gente. Entre ellos había mortifagos vestidos de negro y miradas de superioridad ante los demás.
Me bajé en la planta correspondiente y fui a la oficina de Arthur.
-Buenos días joven, ¿en qué puedo ayudarte?- preguntó cordialmente aunque mirándome mal por ir con ropa negra.
-Buenos días señor Weasley. Me gustaría que por favor cierre la puerta.
-No pienso hacer eso.- exclamó indignado. -¿Se cree que me quedaré a solas con un monstruo como sois los mortifagos?
-Si no me deja más opción.- saqué mi varita y cerré la puerta.
-Pero cómo...
-Pero nada Arthur. En serio, pensé que me reconocerías.- dije volviendo a mí aspecto normal, pues llevaba el pelo negro y los ojos grises.
-Lía. No esperaba verte. ¿Sabes cómo está mi hijo?- me preguntó preocupado.
-Tranquilo Arthur. Está bien. Los tres están bien, pero la única que puede salir a la calle sin peligro soy yo, así que decidí pasarme por tu oficina y así saludarte.
-Pues me alegra, pero mejor que te vayas. Los mortifagos están por todas partes.
-Tranquilo. Sólo quería que le dieses recuerdos a Molly y Ginny.
-Claro que lo haré. No lo dudes.
-Gracias. Adiós.
Me despedí y salí de allí, después de volver a poner el otro aspecto, y me encaminé a la salida. Londres muggle estaba muy bullicioso sin saber que los ataques y las muertes eran cosas organizadas.Me aparecí en el callejón Diagon. Caminé por este mirando las tiendas cerradas y las pocas abiertas. Nadie iba solo y a mí la gente me miraba raro o con miedo, al pensar que era una mortífaga, incluso alguno me miraba con asco. Pero yo solo estaba con un objetivo.
Caminé por todo el callejón hasta llegar a una tienda en la que había mucha gente, y estaba muy animada.
-Buenos días, bienvenida señorita.- saludó temerosa.
-Todo el mundo me tiene miedo por ir de negro. Esto harta mucho.- pensé.
-Buenos días a ti también, Verity.
-¿Có... cómo sabe mi no... nombre?- preguntó temblando.
-Tranquila. No te haré nada. Sólo quiero ver a los dueños de este local.
-No les hará nada, y ahora me gustaría que saliese del local. Está haciendo que los clientes se vayan.
-Pues siento decepcionarte, pero no me iré hasta poder ver a Fred y George Weasley en privado.
-Pues lo siento pero...
-¿Qué está pasando aquí, Verity?...- preguntó Fred.
-...Todos los clientes se están yendo...- siguió George.
-...Y ¿quién es esta?- terminaron los dos a la vez.
-Pues... pues no lo sé señores Weasley, pero quería hablar con ustedes en privado.
-Con que la mortífaga ha venido sola a hablar con nosotros...- comenzó George.
-...Muy valiente de tu parte, pero me temo que no saldrás de aquí viva.- terminó Fred.
La gente se había ido al ver el ambiente.
-Tranquilos. No os haré nada, pero si queréis practicar un poco no me importa.- les contesté siguiéndoles el royo.
-Será muy ****...
-...que se atreve a desafiar...
-...a aquellos que tuvieron...
-...los mejores maestros...
-...Harry y Lía Potter.- terminaron los dos. Echaba de menos oírlos hablar así.
-Solo os pido que podamos hablar en un lugar privado sin que Verity esté aquí.
-Te concedemos ese deseo...
-...porque será lo último que desees.
- Verity te puedes retirar.
-Claro señores. Pero si les quiere hacer algo me llaman en seguida.
Verity se fue y los tres caminamos a la parte privada de la tienda. Era una sala grande con dos mesas y una silla detrás de ellas. Fred cerró la puerta y George insonorizó la sala.
-Ahora dinos...
-... que quieres...
-...Y mejor que tengas cuidado...
-... porque podemos llamar a la orden...
-...y estarías sola contra muchas personas...
-...que aborrecen a los mortifagos como tú.
-Tranquilos chicos. Sólo quería venir a saludaros. A vuestro padre ya le saludé antes antes d e venir aquí.
-¡Qué le has hecho...
-...a nuestro padre!- dijeron apuntándome con sus varitas.
-Si me dejáis explicarlo mejor, pero di queréis un poco de pelea mejor. Así nos divertiremos un poco.
-Pues adelante con la pelea.
Levanté mi varita y mi mano. Con un movimiento de cada una los dos estaban en el suelo y atados con cuerdas. Volví mi aspecto al natural y los dos abrieron los ojos como platos.
-¡Lía!- gritaron a la vez.
-¿Por qué no nos dijiste que eras tú?
-Verity. No podía decir nada delante de ella.
-Pues ahora sueltanos.- ordenó George.
-Claro chicos.
En cuanto les quité las cuerdas saltaron a abrazarme.
-Te echamos de menos.
-Estábamos preocupados por ti.
-Y mamá daba miedo al no saber nada de ti.
-Ya chicos. Tranquilos. Sólo quería deciros que Ron está bien y que estamos los cuatro juntos, pero no os puedo decir dónde.
-Oh. Venga Lía.
-Dínoslo.
-Lo siento no puedo. Pero ahora debo volver para que no se preocupen.
-Adiós Lía. Esperamos que vuelvas a visitarnos.
-Claro chicos.- me despedí y les di un beso a cada uno en la mejilla.
Me fui al supermercado, compré alguna cosilla y me aparecí en la casa.
-Ya llegué.- anuncié.
-¡Lía! ¡Cómo se te ocurre irte así como así...!
-Harry, tranquilo. Ya pasó. Estoy aquí sana y a salvo. Y ahora mejor que me dejes llevar esto a la cocina antes de que me lo tires.
Bajé y allí estaba mi pequeño elfo preparando la comida.
-Buenas Kreacher. He traído más cosas para que puedas hacer más platos ricos de los que tú haces.
-Gracias señorita. ¿Podría llamar a los otros tres? Porque la comida ya está hecha.
-¡A comer!
Nos sentamos los cinco a comer.
-¿Qué estuviste haciendo?
-Simplemente visitar a algún familiar tuyo Ron, y después ir al supermercado.
-En serio, ¿cómo están?
-Pues muy bien. Solo vi a tu padre y a Fred y George.
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LÍA LILY POTTER #Wattpad Quality
FanficLía Lily Potter siempre fue muy inteligente, leal, astuta y valiente. Fue la mezcla perfecta. Pero no todo pasa como lo deseamos y la vida nos pone retos en el camino que debemos superar. La protagonista se sumergirá en el mundo mágico, un lugar pe...