Capitulo 54

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Daniel...
Por fin había llegado el día de la celebración, los profesores llegamos una hora antes para arreglar la mesa donde estaría la comida y lo demás.
Todos íbamos muy elegantes, y la directora antes de que llegaran los alumnos nos dio un anuncio.

-Muy bien profesores, primero muchas gracias por ayudar y una felicitación porque les ha quedado muy bien. Como saben, está pequeña fiesta es para darles un respiro a nuestros queridos alumnos, se les permite bailar, conversar y convivir agradablemente con todos ellos. Llevando siempre a cabo el respeto por supuesto. No me queda más que desearles que ustedes igual se la pasen ¡Bomba! Como dicen los jóvenes.-Todos soltamos una risa ante aquella expresión.

Al poco rato llegaron los alumnos, entre ellos mi mirada se dirigió en busca de Nayeli, a quién vi inmediatamente, estaba ahí tan hermosa, buscando a sus amigas. Llevaba un vestido blanco, un poco corto y ampon, deslumbrante como sólo ella puede serlo. Deseaba que me mirara y me sonriera como antes lo hacía, pero ahora no era yo quién disfrutaba de su mirada dulce. Saludó pero no a mi, guiño un ojo para Nathaniel, la notaba más alejada, como sí comenzara a desaparecer el amor que me tenía, algunas veces me miraba y me parecía que aún sentía algo por mi, otras la notaba indiferente.

Comencé a saludar a los alumnos que se encontraban cerca, empezó la música y se lleno la pista de baile. Teníamos permitido sacar a bailar a las chicas, y yo deseaba bailar con ella.
Me arme de valor, listo para el rechazo.

-Señorita Cavalli ¿me concede una pieza?-extendí la mano con la esperanza de que aceptará.
-Sí.-dijo.

Nos adentrarnos en la pista, era una canción ideal, la tomé de la cintura y agarré su delicada mano.
Ella miraba a distintos lugares pero sus ojos no querían mirarme directamente.

-Te ves preciosa.-dije
-Gracias.-respondió tajante.
-Te extraño.
-Daniel...
-Déjame hablar.-interrumpí.-Extraño no poder ser yo el que prueba tus labios cada día, detesto haber sido tan estúpido por haberte dejado ir, no te conté lo de Melissa porque sabía que mal interpretarias las cosas. Quiero recuperarte. Sé que aún puedo hacerlo.
-Te equivocas.-respondió
-Mírame y dime que me has olvidado. Que no tengo ya ninguna oportunidad y prometo alejarme.

No quería mirarme, mantenía agachada la cabeza, levanté su cara para mirarla a los ojos.
Desafortunadamente la melodía terminó, sin esperar un segundo más huyó de la pregunta.

Esperé un rato para lograr hablar con ella, la vi salir y no esperé más tiempo.
La encontré afuera recargada sobre un muro, mirando el cielo.

-¿Vas a contestar?-me acerqué
-No, Daniel. Tú no puedes venir y seguir haciéndome daño, jugaste con mis sentimientos, y ahora vienes y pretendes recuperar lo que tú.-me reprendió con el dedo.-mismo destruiste con mentiras. Lo hubiera aceptado, sí lo hubiera escuchado de ti, porque había confianza o al menos eso creía.

-Lo sé, maldita sea, lo sé. Fui un idiota por no decírtelo. Naty me lo dijo y no la escuché.

Me acerqué a ella, sujetándo sus manos.

-Déjame probarte que aún te amo.
-Estoy con Natt.-dijo queriendo llorar.
-Puedo remediarlo.-sujeté su barbilla, me incliné para besarla, correspondió y mi temor por perderla se unió a la alegría por besarla, nuestras lenguas se mezclaron en ese beso. La abracé tan fuerte que tenía miedo de romperla.
Al final mordí su labio y mi mano limpió la lágrima que resbalaba.

-No quería abandonarte. Déjame solucionar todo.-susurre a su oído.
-No se lo merece.-
-¿Nathaniel?-asintió.-Sabes que aún me quieres.-dije tratando de no parecer soberbio.
-Debo entrar.-dijo apartandose.

La dejé entrar sin decir nada. Ese beso me demostraba que aún podía hacer algo. Aún podía luchar por ella.

Mi Dulce KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora