Mi Dulce Karma

capitulo 13

Nayeli...

Hoy me desperté de buen humor, al revisar mi celular me encontré con un mensaje de Daniel. "Buenos días hermosa. Buen día". Ese hombre es un romántico y de alguna manera me alegra saber que lo es. Al bajar las escaleras, me llevo la sorpresa de que alguien se encuentra en el comedor.

-¿Javier?.-dije un poco confundida

-¡Hey pequeña!.-Dijo levantándose de la silla.- ¿Me extrañaste?.

-Claro tonto.- Corrí a abrazarlo.- Eres mi primo favorito. Hace años que no te veo, ¿cómo te fue en España?.

-Muy bien, tengo que contarte muchas cosas pero por ahora, ve a arreglarte para el colegio, yo te llevo.

Al terminar mi rutina de todos los días, bajo y Javier ya esta esperándome en la puerta con las llaves. Salimos y miro un auto bastante bonito, color negro en la entrada.

-Oh por Dios, pero que hermoso auto.-Dije con total asombro.

-Ya lo se, conseguí un buen trabajo.-Dijo con una sonrisa amplia.

-Vale, ya lo apuesto.-Comenté subiendo en el asiento de enfrente.

En el camino, Javier me contaba de sus aventuras en España, su empleo y como conoció a su novia. Todo fue risas y bromas, me interrogaba para saber que tal me había ido en estos 3 años, siempre fuimos unidos pero él se marchó cuando cumplió los 20. Nos llevamos por 7 años, cuando se fue, yo tenia 13 y en esa edad me costó mucho dejarlo ir.

-Nos vemos al rato pequeña, iré a cenar a tu casa, ¿de acuerdo?.- Me dijo sonriendo.

-Claro, adiós.- Dije dándole un beso en la mejilla y bajando del auto.

Se me hacía un poco tarde así que corrí para llegar a tiempo a mi primera clase que era Química. Llegue justo a tiempo, ya que el maestro aun no entraba al aula, tomé mi lugar habitual y esperé hasta que llegó un chico a sentarse a lado mío. Era alto, de cabello obscuro, ojos cafés, fuerte y tenía la pinta de no importarle nada.

-Buenos días clase.- Anunció el profesor, sin darme cuenta de su llegada.- Hoy trabajaran en parejas con su compañero de a lado.

Aquél chico juntó su banca con la mía y me dedicó una sonrisa amigable.

-Hola, soy Alex.-Dijo entusiasta.-Parece que trabajaremos juntos. ¿Cómo te llamas?.

-Soy Nayeli, no te había visto antes.-Dije un poco confundida

-Si, soy nuevo y me alegro que el profesor no me haya presentado frente a la clase.-Dijo algo apenado.- En fin ¿no te importaría almorzar conmigo?.-Dijo serio.

-Amm, no claro que no.-comenté no muy segura.-Bien, trabajemos

(...)

A la hora del almuerzo, les comenté a mis amigas que desayunaría con un nuevo compañero, no comentaron nada pero seguro después empezarían a interrogarme.

Alex y yo llegamos a una mesa que se encontraba en el centro del colegio, conversamos muy a gusto, teníamos muchas cosas en común.

-Y bien, dime que te gusta hacer en las tardes Naye.- Comentó Alex con una sonrisa.

-Bueno, a veces cocino, hago mi tarea, me pongo a leer o escuchar musica o a veces salgo.

-Wow que aburrida es tu vida.- Dijo riéndose.- Deberías salir un poco mas, ir a fiestas, etcétera, me das la impresión de que eres una nerd.-Lo dijo de una manera muy graciosa que no pude evitar reírme.

-Bueno te diré que si lo soy, me ocupo mucho de mis estudios pero también sé divertirme.

-Vale, pues deberíamos salir a una fiesta este fin de semana. Es en casa de un amigo y podrías divertirte.- Dijo seductoramente creo.

-De acuerdo, pero no hagas esa cara de seductor que me das risa.- Dije soltando una carcajada

Él solo rodó los ojos y se unió a mis carcajadas.En el momento en que miré hacia otra dirección me encontré a Daniel en otra mesa reunido con otros profesores, mirándonos atentamente a Alex y a mi de una manera bastante seria, enseguida me voltee para fingir no darme cuenta.

-Hey ¿qué pasa Naye?- Preguntó Alex.

-Nada ¿por qué?

-Bueno, cambiaste repentinamente tu humor.-Dijo preocupado.

-No, no pasa nada.- Sonreí.- Oye ¿cuál es tu siguiente clase?

-Ingles ¿y la tuya?.- Preguntó animadamente.

-Igual.- Contesté con una sonrisa fingida.

-Genial.- Contestó él abrazándome con un brazo.-Vamos, que ya ha tocado la campana.

Daniel paso por mi lado sin siquiera mirarme, Alex aun seguía con su brazo apoyado en mi hombro y no veía la intención de apartarlo hasta que llegáramos al aula. Genial, ¿qué estaría pensando Daniel en estos momentos?...