Daniel...
Al terminar nuestro beso, me fue imposible el no sonreír, tanto tiempo había anhelado este momento que incluso me resultaba gracioso como un hombre como yo que creía que podía controlar cualquier sentimiento, llegó a enamorarse de la persona menos esperada.
Miré mi reloj y me di cuenta de que ya era algo tarde, mas el camino de regreso, llegaríamos justo a una hora decente, tomé su mano, suave y pequeña a comparación de la mía, al mirarla comprobé que su rostro irradiaba felicidad y me sentí complacido de que yo tuviera que ver en ello, porque ella sin duda se convertiría en alguien que a partir de ahora alteraría todo mi mundo.
-No me lo puedo creer.- Dijo Nayeli sonriente.
-¿Qué es lo que no te puedes creer?.- Pregunté algo intrigado
-Hace unas horas estaba pensando en una idea para alejarme lo mas posible de ti y ahora me encuentro aquí tomándote de la mano.- No pude evitar reírme ante aquella respuesta.- Hey ¿de qué te ríes?.- Hizo un puchero en forma de broma.
-Nada, es solo que me resulta bastante gracioso lo cierto que es, pero dime...¿cómo pensabas alejarte de mi?
-Pues no lo se, planeaba cambiarme de clase, inventarme cualquier cosa para salir de ahí.- Me detuve y la hice girar para que quedara frente mío.
-No voy a dejarte ir tan fácil, pequeña.- Reí y le dí un beso tierno en sus labios.
-Bueno eran pequeñas excusas, no sabia como reaccionar, ningún maestro se había fijado en mi antes, es...raro.- Me explicó con una cara de confusión pero de cierto modo, feliz.
-Ay amor- Pude notar como se ponía colorada al escuchar que la nombraba así.- bueno pero ya no tendrás que inventar esas excusas para librarte de mi, pero si tendremos que inventar unas para cuando salgas conmigo.- Sonreía con una inocencia y dulzura que ponía mis sentidos a flor de piel.
-Claro, las mentirotas que tendré que inventarme.- Dijo soltando una pequeña carcajada.
Al llegar al carro, le abrí la puerta y esperé a que subiera, inmediatamente después me dispuse a subir a mi lado correspondiente, encendí el auto y nos adentramos en un largo camino a su casa, pero se podía sentir un ambiente de alegría, era una sensación increíble el sentir como podíamos bromear de cualquier tema, como si nos lleváramos de toda la vida, olvidando que lugar ocupábamos respectivamente, en ese momento podía jurar que no nos importaba lo que hablaran, pues nos encontrábamos en un lugar alejado de la realidad.

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Mi Dulce Karma
Teen FictionNayeli es una chica de 16 años que se ve envuelta en un conflicto cuando se enamora de un hombre de 23 años, pero lo mas grave es que además es su profesor. Un amor prohibido, muchos obstáculos y dos personas que se aman ¿Te arriesgas a amar a quie...