42. Dejarse llevar

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Nadie pudo levantarse temprano al día siguiente. Ni siquiera las gemelas. Todos estaban cansados y desvelados. Aisslyn hasta se asustó al ver el reloj en la pared que anunciaba que eran las once de la mañana. Pegó un brinco fuera de la cama y se sorprendió que todo estuviera tan silencioso a esa hora de la mañana. Bajó las escaleras y no se encontró con nadie.

Jay apareció tan solo unos minutos después, tallándose los ojos y con el cabello alborotado. Llevaba su bata de dormir.

—¡Cariño! —dijo al verla, sorprendida —Nadie se ha despertado, pensé que yo sería la última —se rió.

—Me asusté, según Louis quería que nos fuéramos temprano pero al parecer no podremos —comentó ella.

—Prefiero que descansen bien a que manejen cansados —aseguró — ¿Desayunamos?

En un rato Jay ya había preparado el desayuno, muchos hot cakes, huevos revueltos y jugos de naranja. Aisslyn pensó que probablemente los chicos tardarían en despertarse y la comida se enfriaría. Pero estaba equivocada.

No pasaron ni diez minutos cuando las gemelas bajaron, adormiladas, y se sentaron en la mesa junto con Jay y Aisslyn. El siguiente en bajar fue Louis, también estaba adormilado y se pasaba las manos por su cara. Se sirvió su desayuno y se sentó junto a Aisslyn. Ella se burló de él diciéndole que parecía un zombie. Louis la ignoró y se puso a comer. Por último las tres niñas bajaron a desayunar. La estrategia de Jay había funcionado ya que no tuvo que preparar el desayuno de cada uno a diferente hora.

—Se levantan casi a la misma hora cuando nos desvelamos, los conozco como si fueran mis hijos —le dijo Jay a Aisslyn riéndose y bromeando.

—Supongo que a Gabrielle también se le olvidó levantarse temprano —comentó ella.

—Gabrielle es un perezoso, supuse que nos llevaría un buen rato tratar de despertarla temprano, afortunadamente tendremos que pasar de eso —decía Louis mientras comía.

—Hay que llamarle para decirle que no nos hemos ido —sugirió.

—Déjala que se asuste —Louis se rio entre dientes y ella negó con la cabeza —No seas tan aburrida, Aisslyn.

—Aunque sea un broma, pobre de ella.

Louis bufó y luego se rió.

Cuando Aisslyn terminó con su desayuno y le ayudó un poco en la cocina a la señora Tomlinson, fue a prepararse y preparar sus cosas. Ya no tenían que perder tiempo si es que querían llegar a buena hora a Londres y que la noche no los alcanzara. No había mucho que empacar, solo hacía falta reacomodar sus cosas bien. Terminaría en un dos por tres.

Después de ducharse y cambiarse, se puso a reacomodar su maleta.

—¿Necesitas que te ayude? —preguntó Louis entrando en la habitación.

—No, ya estoy por terminar. Gracias —contestó ella jovialmente.

—Ok —él se sentó en la cama y se dedicó a mirar lo que hacía Aisslyn, no dijo nada por unos segundos.

Ella se sintió un poco intimidada por la mirada fija de Louis, pero siguió haciendo lo suyo, tratando de ignorarlo.

—Me hubiera gustado mostrarte más la ciudad, casi ni salimos del vecindario —murmuró Louis.

—No te preocupes, aun así me divertí mucho —contestó ella —Además ahora que conozco a tu familia tendré que visitarlos más seguido, ya que todos se portaron de lo mejor conmigo. Estoy segura de que volveré pronto a Doncaster.

I Didn't Expect That... { l.t & h.s. }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora