Epílogo: Reencuentro

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En el momento en que Aisslyn piso Londres la sensación de deja vu la abordó. Había tantos recuerdos en esas calles, en ese ambiente tan lluvioso y poco soleado. Casi se le llenaron sus ojos de lágrimas al pasar por algunos lugares que frecuentó, en soledad o en compañía. Se sintió como antes, como si nada hubiera cambiado, como sí ella nunca se hubiera ido. Pero ya no era así, las cosas habían cambiado.

Aisslyn finalmente se había decidido por asistir a la boda. Aunque la situación fuera extraña e incómoda. Había cosas pendientes y no se iba a sentir en paz si no cerraba ese vínculo. No esperaba que fuera recibida con abrazos y besos, o que la perdonaran por sus acciones, estaba preparada para soportar lo peor. Aun necesitaba hablar de frente con algunas personas, era lo menos que podía hacer después de todo. Más valía tarde que nunca. Después de eso, su tiempo ahí se acabaría, cerraría ese capítulo de su vida y empezaría con uno nuevo.

La boda se estaba celebrando en un lugar en las afueras de la ciudad. En un jardín enorme, repleto de flores y arbustos decorativos. Y el suelo estaba cubierto de pasto verde. Las mesas estaban acomodadas alrededor de una pista de baile. La decoración era simple, manteles blancos combinados con color salmón. Flores primaverales en cada uno de los centros de mesa. Carpas de manta que cubrían algunas mesas del sol. Había todo tipo de bocadillos en una de las mesas y los invitados se deleitaban de esos aperitivos antes de comenzar con la comida principal.

Aisslyn llegó al lugar, las piernas le temblaban un poco y su pulso era bastante acelerado. Pasó por debajo de un arco de flores y plantas, y fue ahí cuando olió el aire que estaba cargado con el perfume de las flores. Llevaba un vestido color verde pistache, sin mangas y de cuello redondo. En la cintura tenía un delgado cinto de color azul cielo. El vestido le llegaba a la mitad del muslo pero por detrás caía hasta la mitad de sus pantorrillas. En sus pies calzaba unas zapatillas de plataforma color crema.

Caminó por el pasto a paso lento, con la mirada hacia abajo y decidida a no toparse con nadie más, no quería saludar a nadie por lo menos no hasta después de felicitar a los novios.

Entonces Aisslyn la vio, vio a Gabrielle, su amiga y se maravilló por lo hermosa que lucía. Su vestido blanco era largo, con una cola que no era ni tan larga ni tan corta, se definiría más bien como elegante. Tenía unos lindos diseños bordados en partes específicas del diseño, como en el escote y en su cintura, el bordado incluía también piedras brillantes. Era strapless y tenía un escote en forma de corazón. El torso del vestido se amoldaba perfectamente a su delgada figura. Por la espalda se podía notar el listón que unía uniformemente el vestido al estilo de una red, pero que no dejaba ver ni un pedazo de piel. Su peinado consistía en unas trenzas que empujaban ligeramente su cabello hacia el lado derecho, y este caía en ondas. Totalmente bella.

Cuando Gabrielle se volvió en su dirección y la vio, al principio se quedó estática y parpadeó un par de veces como queriendo desvanecer una ilusión, pero al darse cuenta que Aisslyn si era verdad corrió como pudo y se abalanzó a sus brazos.

—¡Aisslyn! —gritó con emoción.

—Gabrielle, te ves preciosa —le dijo mientras la abrazaba.

—No puedo creer que estés aquí —dijo apartándose para verla detenidamente y sus ojos comenzaban a verse un poco acuosos.

—Gabrielle, no llores, es tu boda —dijo ella con hilo de voz —No te arruines, te ves preciosísima. Muchas Felicidades —y volvió a abrazarla.

Había pasado tanto tiempo y volver a sentirse cerca las conmocionaba. Se separaron y se miraron para luego echarse a reír.

—Y aquí estamos de sentimentales —dijo ella entre risas.

I Didn't Expect That... { l.t & h.s. }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora