-¿Qué condición?
-Este fin de semana tienes que venir conmigo.
-¿A donde?-pregunté recelosa.
-A mi casa.
-¿A tu casa?-pregunté extrañada.
-Si.
-¿Por qué quieres que vaya a tu casa?
-Para que así nos podamos conocer mejor.-Dijo con cara de pícaro.
-Para eso no hace falta que vaya a tu casa, podemos hablar en el instituto perfectamente.-Dije evitanido acceder a su propuesta.
-Pero no es lo mismo, porque en el instituto tendré que compartirte con los demás, y no me gusta compartir.-Dejó caer sutilmente, a sabiendas de cual sería mi reacción.
-¿A caso soy yo de tu propiedad?-Le dije mirandole con cara de sarcasmo.
-No, pero quien sabe, algún día puede ser que sí.-Dijo con ojos seductores, que por mucho que fuera descarado, me parecía bastante atractivo.
-¿Estás muy seguro de ti mismo, no?
-Confio mucho en mi instinto y hago lo que creo que es un reto.
-¿Y yo soy un reto?
-¿Tú?, no, Tú eres un regalo.-Consiguió sacarme una sonrisa.-¿Ves? Sabes que quieres quedar este fin de semana, si no, no te habrías reido.
-Bueno vale, podemos quedar, si esa es la única manera que hay de que me digas tu nombre, acepto.
-Estupendo, como has cumplido tu parte del trato te voy a decir mi nombre.
-Venga, desvelame el gran secreto.-Dije poniendo ojos de expectación.
-Mi nombre es Justin, Justin Bieber.
-Tienes un nombre muy bonito.-Dije, ya que ese es un nombre que siempre me había gustado.
-No tan precioso como el tuyo.-Hizo que me pusiera un poco colorada.
-Bueno, ya es hora de que vuelvas a casa.-Dijo mirando la pantalla de su movil.
-Si, solamente me falta saber como llegar.
-No te preocupes yo te acompaño.
Me condujo hasta mi casa. Por el camino no hablamos mucho, ya que me parecía extraño hablar con aquel chico que me había chantajeado para que quedase con él.
En pocos minutos llegamos a mi casa. La reconocí por el número.
-Esta es.-Dije señalando la casa.
-Una casa muy bonita.-Dijo sacando una amplia sonrisa.
-Gracias, aqui vivo con mis padrastros.-Le dije comentando ese detalle ya que no podía aceptar el hecho de que fueran mis padres.
-¿padrastros?-me preguntó con intriga.
-Si, es una historia larga.
-El sabado tendrás tiempo de poder contarmela.
-Si quiero, claro está.-Dije retándole.
-Claro, por supuesto.-dijo para no entrar en mi juego.
-Adiós Ariel.
-Adiós Justin.
Nada más despedirnos entro en casa y en cuanto cruzo el umbral de la puerta me encuentro a Matthew sentado en el sofá leyendo el periódico.
-Hola Ariel, ¿Qué tal tu primer día de clase?-preguntó.
-Normal.-Dije, ya que no quería entrar en detalles.
-¿Quién era ese chico que te ha acompañado hasta casa?-Preguntó Samantha, apareciendo detrás de mi.
-Un compañero de clase, que me ha ayudado a volver ya que me habia perdido.-Le dije.
-¿Y por qué no nos llamaste a alguno de los dos? Habríamos ido a buscarte.-Dijo un pelín preocupada.
-Porque no se bien como funciona este movil.
-Pues haberlo dicho antes y te hubieramos comprado el que mejor entendieras.
-No hace falta ya me aclararé.
Subo a mi habitación para pensar en todo lo que me ha ocurrido en este día tan inusual en mi vida.
En un sólo día me han pasado más cosas que en años. Solamente espero que conocer a este chico no me traiga problemas.
Otro día nuevo y tengo que ir a clase, me preparo y Matthew me lleva al instituto. Entro en clase y cuando me siento en el mismo sitio de ayer, me encuentro una nota encima de la mesa.
"Espero ansiosamente poder pasar contigo todo el sábado, espero poder conocerte a fondo y convertirme en tu sombra"-Justin B.
Era de Justin, y con tan pocas palabras me había hecho tener unas ganas tremendas de que llegara el sábado.
En ese momento entra Justin por la puerta con una sudadera, la cabeza metida dentro del gorro y con los auriculares encendidos. La verdad es que estaba muy guapo, aunque su cara dijera lo contrario. Parecía que lo hubieran atropellado, llevaba el labio partido y el ojo izquierdo un poco morado. Cuando se sentó junto a mi le vi las manos, las llevaba llenas de moratones.
¿Qué le habrá pasado?-me pregunté a mi misma.
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Troublemaker
FanfictionCreía que mi vida ya no tenía ningún sentido, y lo más sensato que se me pasó por la cabeza en ese momento de incompetencia fue el suicidio. Pero tras mi encuentro con él aquella noche lluviosa de invierno hizo que cambiara todos los esquemas de mi...