En una tarde un poco fría con el sol que ya casi se escondía para darle paso a la luna y a la oscuridad, yo había estado en mi casa, o más bien, la casa de mis padres, quienes habían decidido que lo mejor para mi sería regresar a mi ciudad y país natal: Winchester, Inglaterra.
Había vivido allí hasta terminar toda la escuela y luego nos habíamos mudado a Japón, Kanto, cuando tenía dieciocho, por motivos económicos y beneficio de mi padre con su trabajo; apenas llevábamos dos años y medio aquí y para ser franca, no había sido la mejor época para mudarnos por la gran serie de asesinatos hacia criminales causados por una persona que se hacía llamar "Kira". Mi madre estaba asustada, mi padre le decía que Kira jamás podría dañarnos ya que ninguno aquí en mi familia era un criminal, pero yo... siendo completamente sincera, siempre lo apoyé e idolatré. De hecho, me interesaba demasiado saber de él o ella y poder conocerlo algún día. Sin embargo, esas ideas en mi cabeza comenzaban a desaparecer con el paso del tiempo ya que una cosa que se hacía llamar "buscar empleo" me tenía muy distraída. Incluso mis padres me decían que no debía apoyar a una persona cuerda como ese asesino, pero yo jamás los escuchaba y por lo tanto, allí está el porqué de su decisión de que yo volviera a Winchester y estudiara allí lo que siempre quise ser: detective. Desafortunadamente, esa idea tampoco les agradó a mis padres, por lo tanto, al principio se negaban a que trabajara de eso ya que claramente Kira asesinaba también a policías y/o detectives que se involucraban en la investigación y querían atraparlo, como por ejemplo el caso de los doce agentes del F.B.I que habían venido aquí hace ya cinco años.
En fin, después de unos meses me habían dicho que si quería trabajar como detective podía hacerlo pero no aquí en Japón, lo cual era otro motivo para mandarme de regreso a Winchester y continuar mi vida allí. Yo acepté sin rechistar.
A mis veinte años de edad, podía decirse que me gustaba actuar en algunas ocasiones como si tuviese diecisiete o dieciocho, no porque me sintiera vieja, sino porque me gustaba de vez en cuando volver a repetir lo que más me gustaba como escuchar música en mi habitación o salir con mis amigos a tomar algo y de compras... no era la gran cosa pero yo lo sentía así, como si regresara a mis años de adolescencia.
Pero hoy era un día no muy agradable. Estaba triste, no quería irme de aquí y dejar a mi familia, allí en Inglaterra estaría muy sola, me sentiría así. Aunque tenía amigos y conocidos allí, no sería lo mismo. Además, me daba miedo... tantos años con mis padres, bajo su protección y ahora abrir mis alas y volar por mi cuenta... sonaba aterrador y peligroso porque yo, ¿qué sabía de la vida?, apenas comenzaba con ella y no me agradaba en lo absoluto, sin mencionar que aún era... virgen. Si, eso, como leyeron. ¿Pero a quién carajos le importa eso, verdad?, es decir, ¡todavía tengo dignidad! He tenido dos novios solamente, el primero que quería lo que todos los inmaduros y mujeriegos quieren, pero lo dejé al mes. Y el segundo fue el año pasado, él era tierno y muy cursi, demasiado para mi gusto. Sin embargo, tampoco funcionó ya que bueno... después de tanto me había confesado que sentía atracción por alguien más, y ese alguien más era un chico. Si, mi ex-novio era bisexual, ¿vaya suerte la mía, no? En fin, decidí que dejaría eso de novios de lado y concentrarme en lo que más me gustaba, mi futuro empleo.
Entonces, decía que como estaba algo triste porque me iría en una semana, decidí salir a caminar un rato antes de que la noche llegara.
Últimamente la muerte de criminales había reducido bastante, aunque eso no era de mi incumbencia, pero como era muy curiosa me interesaba saber el porqué, aunque jamás lo sabría. Pero bueno, la vida es así.
Caminaba por un muelle, donde allí había un embarcadero tipo almacén abandonado. He estado allí muchas veces, me ayudaba bastante a pensar y relajarme. En estos dos años que había conocido aquel lugar, jamás de los jamases había encontrado a alguien allí, lo que me daba a enteder que temporalmente el lugar era solo mío, aunque en realidad no fuese así, pero me importaba tres carajos y medio.
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El Comienzo del Fin |Death Note| |Light Yagami|
Fiksi PenggemarEl chico de cabello y ojos castaños intentaba escapar de ese abandonado embarcadero situado en el muelle de Daikoku, un lugar fuera de la ciudad. Estaba gravemente herido. Su brazo derecho estaba roto y tenía aproximadamente unos cuatro disparos en...