Bienvenida, Señorita de Dankwort

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-Sigo sin saber que le dijo tú mamá a la mía

-No lo se, es realmente buena en convencer personas-se escogió-

-No mencionaste que todos vendrían-dijo observando a Luna con sus maletas-

-No lo sabía, Santiago pensó que Luna y el necesitaban visitar sus raíces

-¿Acaso... ustedes son?

-Sí, somos de Londres,Inglaterra-sonrio-

-Wow-susurro-¿Por que no lo mencionaste?

-No me gusta ir por la vida diciendo que soy de inglaterra

-Dankwort, era bastante obvio-Sacudio su cabeza-tus rasgos son muy...

-No hablemos más de eso-alzó su mano-

-Ok ya me callare-suspiro-¿Cuando nos vamos?

-Mi madre, ella-suspiro-sólo trata de no lucir sorprendida, ni correr fuera del aeropuerto

-¿Que ha echo tú madre?-soltó alarmada-

-Yan, hay muchas cosas que no sabes de nosotros pero lo sabrás ahora

-Bien, eso es intimidante

-Javier sonrio y tomo su mano-No te preocupes, ¿Bien?

-Bi-Bien-tartamudeo-

Los minutos pasaban y la Sra Dankwort no aparecía. La sala de espera estaba vacía, su mirada recorrió la sala.

Observó a Luna, ¿acaso no era invierno? Unos pequeños shorts escapan por debajo de su floja y larga blusa color negro con pequeñas cruzes rojas, las mangas por encima de sus codos, y un pequeño cinturón negro para tallar su angosta cintura, unas botas angostas y su cabello rojizo callendo con cuidado sobre ella.

Luego Santiago con unos pantalones de lona oscura, su camisa azul y una larga gabardina gris.

Seguido por Javier, que con un pantalón oscuro, una camisa negra, una gabardina negra y una bufanda verde esperanza, esperaba a su lado. Aún que no entendía por que llevaba tanta ropa negra, se veía realmente guapo, sus ojos se veían más verdes y más brillantes que de costumbre.

-Todo está listo podemos abordar-sonrio la Sra. Dankwort-

Todos se pusieron en pie, Yanileisy estaba realmente nerviosa, no había ido en avión jamás, ¿Que tan horrible sería?.

Luego de pasar el protocolo de abordaje la Sra. Dankwort sonrio y les invitó a abordar, aquello estaba vacío.

-Jav...

-Perdón,yo no quería esto-la miro-

-Yo, no te preocupes sólo, es un poco sorprendente

Javier apreto suavemente su mano y la guió hasta uno de los asientos.

Aquello era fascinante, eso era un avión privado, los sillones eran grandes y cómodos de color baige, los sillones se ubicaban uno frente a otro, algunos más anchos tenían frente a ellos una hermosa mesa de medera seguido otros asientos iguales al anterior, todo era en verdad elegante.

-Perdona todo esto, mi madre no quiso ir en un avión común, no quería espantarte

-No te preocupes, pero déjame decirte, jamás imagine que iría en un avión privado el cual contrato tú madre

-En realidad, no es contratado exactamente-suspiro-debo contarte tantas cosas

-Tendremos tiempo... el viaje es largo ¿no?

Detrás de tus ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora