¡No tienes derecho!

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-Hija, vamos a cenar, vas a enfermar sí sigues así-le pidió su madre mientras se acercaba a la cama-

-no quiero comer, ¿Puedes dejarme dormir?

-No, quiero que bajes ahora mismo

-cierra la puerta al salir

Escucho un cansado suspiro, seguido la puerta cerrar y la soledad en su habitación una vez más.

Ya había pasado una semana desde que Yanileisy había vuelto a casa, una semana en la que su cama y su oscura habitación la habían guardado bajo la supervisión de la melancolía que sentía.

Santiago y Javier se habían quedado en Londres arreglando asuntos pendientes llamados "La zorra pelirroja".

~°~

-Buen viaje para ti Yanileisy-sonrio con malicia-Yo cuidaré de tus chicos-Linette tomo su mano-

-Ellos pueden cuidarse solos-dijo alejando su mano-

-Claro-río dando un pasó atrás-

-No te preocupes ángel-tomo su mano Javier-arreglaremos esto y llegaremos pronto, aún que hubiera preferido que Santiago fuera contigo

-Tú lo necesitas, estaré bien, tan sólo. Manten a esa pelirroja lejos de ti y Santiago

-La mantendré alejada de mi, no debes preocuparte

-Bien, ve tranquila en un par de días tendrás a tús sexys vecinos-dijo Santiago con una sonrisa-

~°~

Pero aquello no había pasado, los días pasaron y ellos no volvieron, ¿lo harían?. Aquel engendró había muerto, o eso parecía.

Los primeros días había estado furiosa por haber regresado pero luego se quedo en silencio, Javier había mencionado que cuando se imprimaban sólo querían estar cerca de sus parejas, sí ella se había imprimado en verdad de Javier podía explicar el porque de su silencio sepulcral.

-Así que quizá estés muerta-susurro-¿Podrías darme señales de tú existencia?, no quiero llevar un cadáver en mi interior

-"Necesito a Javier"-susurro apenas-

-¿Estas bien?, no te escuchas bien

-"Salgamos de caza está noche... Lo necesito"

-yo no, así que puedes seguir como si estuvieras muerta

-"Por favor"

El aire sacudía su blanco pelaje que brillaba bajo la luna. El olor de una suave y débil presa acaricio su nariz.

Yanileisy le había convencido que en el bosque del camino fuera de el residencial era mejor para cazar y ahora notaba que tenía razón.

El sabor metálico que fluia de su presa le alimentaba como la energía eléctrica a su televisión. Relamio sus labios mientras su mirada pérdida observaba el cuerpo inerte de su presa, observó la pequeña herida en su brazo izquierdo.

-Así que casi me arranca un brazo-dijo con indiferencia-

-"Tan sólo es una pequeña herida"

Suspiro mientras caminaba de regreso a casa, pero un sonido alerto todos sus sentidos. Estas últimas noches las pesadillas con Samanta habían regresado y eso la tenía algo nerviosa.

Oculto su cuerpo detrás de un árbol mientras escuchaba unas pisadas acercándose con cautela, cada vez más fuertes y cerca.

-pensé que Javier había dicho que eramos sólo nosotros cuatro-dijo aún más bajo que un susurro-

Detrás de tus ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora