¿Anastasio?

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Su mano descansaba sobre su pequeña barriga, quién abría imaginado alguna vez aquello, no lo creía aún, no creía lo maravilloso que era saber que había un poco de ambos fusionado en aquel nuevo y pequeño ser.

¿tendría ojos azules?, ¿sería castaño?, ¿niña?, ¿niño?, ¿que nombre le pondrían?, pero la pregunta más importante era la cual temía su respuesta ¿Sería un lobo?.

podía imaginarlo corriendo por los grandes jardines en la casa de sus abuelos, poniendo de cabeza todo a su alrededor, podía escuchar su risa tierna y divertida mientras jugaba en la tina antes de ir a dormir, Santiago le contaría alguna historia antes que sus grandes y soñadores ojos se cerraran, todo sería perfecto...

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sí tan sólo no estuviera en aquella oscura habitación con los ojos vendados y atada a la incómoda cama de metal.

No sabría sí era de noche o de día, sí era Lunes o miércoles, no sabría diferenciar su reflejo de un espejismo.

Escucho la pesada puerta de metal abrir, grandes manos la sujetaron por las muñecas y pantorrillas para luego escuchar las esposas de metal cerrarse al alrededor de estas, la venda se deslizo de sus ojos los que fueron cegandos con la fuerte luz de una lámpara.

Noto a una persona vestida totalmente de celeste oscuro observandola a detalle, recorriendole con su fría mirada.

Se acerco a ella alzando su blusa por encima de sus costillas, un utensilio frío tuvo contacto con su tibio abdomen lo que provocó un escalofrio recorrer su espalda, observó a uno de los altos hombres preparar una jeringa, para luego sostenerle con fuerza para inyectarla, el líquido transparente corrió por su flujo sanguíneo y de nuevo su atención se dirigió a la persona de celeste. la habitación quedó sola una vez más, aún no entendía que pasaba ni que hacia en aquel lugar.

Minutos después la habitación de nuevo tuvo la presencia de la desconocida imagen celeste.

Una vez más alzó su blusa por encima de sus costillas, observó una sonrisa departe de los otros, aquella mirada sin ningún sentimiento presionó con fuerza en su vientre más no entendio hasta que un espeso y tibio líquido corrió hasta tocar las sábanas amarillentas.

Sus ojos se abrieron como platos mientras veía las manos manchadas de color carmesi de la figura celeste.

-Quiero que vea

Ordenó a los hombres quienes obedientemente la alzaron de los hombros para que su campo visual abarcará lo que sucedía.

Su cuerpo empezó a temblar, una herida atravesába su vientre inflamado, veía como la sangre emanaba cada vez más; observó por primera vez el objeto responsable de la herida el cual regresaba a provocar una nueva.

Un solloso salió de sus labios, por más que se esforzaba no podía sentir el dolor físicamente pero sabía que su pequeño sí.

Sus manos manchadas se introdujeron en la herida y pudo ver las comisuras de sus labios alzarse en una sonrisa, una que la congelo.

Tomo un objeto diferente y corto, pudo observar más sangre salir de la herida y luego no pudo creer lo que veía.

La figura celeste se acerco a ella aún manchada en sangre y manteniendo la macabra sonrisa en sus labios, sostenía algo entre sus brazos lo cual dejó caer en el regazo de Yanileisy.

-Ahí lo tienes, felicidades, es un niño

De sus ojos caían gruesas lágrimas que atravesában sus mejillas, su mirada bajo hasta su regazo sintiendo como su corazón dejaba de latir.

Detrás de tus ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora