Sólo... sólo perdóname

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La luna brillaba en lo más alto de cielo, cubierta de nubes y un cielo estrellado, la suave brisa del mar flotando en el ambiente.

La blanca cortina ondeaba ritmicamente con el viento.

Aquella sí que era una calurosa noche, una sabana delgada cubría el cuerpo de Yanileisy.

Los ojos de ella se abrieron de golpe, otra pesadilla horrible le había hecho despertar, aquello era mucho para ella.

Tomo asiento en su cama mientras frotaba sus ojos.

-Un vaso de leche, es todo lo que necesito-se dijo mientras bajaba de la cama-

La casa aún oscura y en silencio, provocaba que sus pasos resonaran por todas partes.

Abrió el refrigerador y tomo el cartón de leche para vertir un poco de esta en un vaso, tomo asiento en el desayunador, mientras veía a través de la ventana de cristal de la cocina, todo ahí afuera seguía igual que cada noche.

Un escalofrió cayo por su espalda. Su reflejo le hizo voltear, pero todo era negro.

-El sueño me hace alucinar-suspiro mientras terminaba su vaso de leche-

Subió las escaleras de regreso a su habitación.

La cortina estaba quieta y el ambiente era más fresco.

Entró a sus sábanas, algo en ella la mantenía inquieta, alerta.

El sueño empezó a arrastrarla hacia la oscuridad, pero unas frías manos la hicieron regresar.

Un grito se quedó en su garganta.

En los pies de su cama una chica de cabellos negros la tenía sostenida por los tobillos, jaló de su cuerpo con fuerza hacia ella mientras una filosa hoja brillaba por la luz.

Tomada por la empuñadura la dejó caer.

Un acto reflejo le permitió liberar sus piernas y salir de la cama.

El sonido de el cuchillo contra la cama le hizo estremecer, una oscura sonrisa se dibujo en los labios de la misteriosa chica, su mirada se alzó y un par de ojos la veían.

El peligro era inminente tenía que salir de allí pronto. Recordó el ventanal abierto, su cuerpo se movió con rapidez pero la chica la freno.

Tomada por sus castaños cabellos, la chica la golpeó con fuerza en la pared. Algo estaba mal, su voz parecía atrapada en algún agujero negro. Antes de recibir un segundo golpe, Yanileisy empujo de la chica y corrió al ventanal pero al llegar lo noto cerrado.

Esto no podía estar pasando, el ventana estaba abierto cuando había bajado a la cocina, pero ¿al volver aún lo estaba?.

La suave seda se enredo al rededor de su cuello, el aire se acababa, pero la adrenalina le hacia seguir la pelea.

innecesarios golpes al aire, cada vez más débiles, más inútiles.

Una vuelta brusca y se encontró cara a cara con aquella chica, su cabello oscuro y suave, ojos brillantes, unos perfectos labios rojos se curvaron en una sonrisa, mientras el último suspiro se despedía de Yanileisy.

Su cabeza daba vueltas, era aquella sensación, la sensación antes de un desmayo. Con débiles fuerzas las uñas de Yanileisy rasgaban la piel de la chica, pero parecía como sí nada le sucediera.

Su visión se volvió borrosa, era lo último, iba a morir, de la manera más lenta y cruel.

-Hasta nunca perra-susurro la chica, antes que se perdiera en una Oscuridad tan profunda como el mismo Océano.

Detrás de tus ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora