esto debe acabar...

1.8K 69 6
                                    

Cerraba sus ojos con fuerza, su mente no se explicaba como podía encontrarse en el lugar de sus pesadillas, su cuerpo continuaba inmóvil, mientras sus ojos se deshacían en saladas lágrimas, las imágenes se reproducian frente a sus oscuros parpados. Sentía que este sería el final definitivo, su ansiedad iniciaba desde el deseo de que su familia estuviera bien y también al recordar a Ciel antes de salir de casa. Había sido su culpa, verlo en el suelo con su pecho subiendo y bajando con dificultad, ver como pasaba sus últimos minutos en el suelo manchado de su casa. Solloso. Lo que había sucedido desde el momento en que puso un pie en aquel lugar había sido un caos, desatando una ola de desastres en su vida. Ahora tenía un sentimiento de arrepentimiento en su cuerpo, sí no hubiera corrido a la puerta y abrirla en par, quizá no estaría atada y Ciel estaría vivo. en verdad deseaba que lo estuviera. Esto no era más un sueño, el dolor de sus muñecas se lo hacia saber.

-Buenas noches señorita Lenz -dijo con burla- ¿que pasa cariño estas llorando?

-¿Que quieres? -pregunto entre dientes- déjame tranquila

-Sólo venía a informarte que -dijo tocando su barbilla- no debes preocuparte por tú familia, eres la única sobreviviente -sonrio- Cielito está casi dando sus últimos suspiros

-¿que le hiciste a mis padres?

-Envié a unos amigos a buscarte pero no te encontraron, por lo visto tú carácter altanero lo has heredado de tus difuntos padres

-la mirada de ella se alzó a la rubia- ¿Aún haces esto por Santiago?

-Lo es, no moveria un dedo por alguien como tú sólo por placer, eres débil y estúpida

-Ya no le interesó a Santiago, pierdes tú tiempo

-No voy a arriesgarme, además me haz dado que hacer y no saldrás de está tan fácil

-Entonces sólo acaba con esto de una vez y acaba con las molestias

-No, no, esto no funciona así, tú me suplicaras que te mate, vas a rogar

-Jamás va a suceder

-sonrio-eso crees tú Yanileisy

Ella la observó salir de la habitación balanceando las caderas y cerrar la puerta detrás de sí. Ella no iba a rogar absolutamente nada, siquiera que le dejara con vida.

Un hombre alto de cabellos dorados e intensos ojos verdes entró a la habitación y la examinó con la mirada, se acerco a ella y limpio su cara con un trapo mojado, hizo lo mismo con el resto de sus extremidades. La miro a los ojos y observó una chiaspa de compasión en ellos, rasgo sus jeans y los deslizo fuera de ella al igual que su blusa, lanzó fuera su ropa interior y luego deslizo una bata blanca para cubrir su cuerpo. El chico se puso de pie con su ropa razgada entre sus manos y salió de allí.

Sus ojos se sentían pesados estaba apuntó de quedarse dormida pero la puerta se abrió una vez más.

-Déjame tranquila... Samanta-un ardiente dolor se desató en su espalda arracando un agudo grito-

-No vuelvas a pronunciar mi nombre con tú sucia boca -escucho el blandir en el aire y el ardiente dolor regreso a su espalda- voy a liberar tus manos y piernas, no intentés nada estúpido

Dos ardiente golpes la impactaron y sintió un alivio en sus muñecas y pantorrillas, que fue cortado por dos golpes que le hicieron arder la piel de sus muslos y piernas. Luego de un momento dejó de saber que parte de su cuerpo era golpeado tan sólo sentía el dolor correr por su cuerpo como agua, cubrió su cara y sus rodillas se acunaron para tratar de protegerse, pero el torturoso dolor le seguía azotandole, hasta que su visión se quedó en penumbra y su garganta no pudo quejarse más. Sus ojos se abrieron despacio, observó sus muñecas heridas, su cuerpo dolía mientras trataba de ponerse en pie, observó sus brazos y piernas magulladas.

Detrás de tus ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora