#18

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Suspiro estirandome en mi cama con pereza y me encojo de dolor al sentír una punzada en mi pómulo. Joder, estúpida morena de labios carnosos.

Me rasco la cabeza con pereza y estiro mi mano hacia un lado para poder abrazar a Rubén, quien de seguro también se había quedado dormido, lo único que siento es un lugar vacío, aunque aun permanecía tibio. No debió levantarse hace mucho. Me doy vuelta quedando boca a bajo e inhalo ese perfecto y embriagador aroma de colonia tan típico de él, sonrío por instinto sintiento esas leves cosquillas en mi estómago haciéndose presentes y si mas me levanto de un salto.

Lo veo en la cocina mirando atentamente la olla en donde había preparado la "sopa" y al escuchar mis pasos se voltea un poco sobresaltado haciéndome reír, aunque ignoro de nuevo el dolor punzante en mi mejilla.

-¿Que haces? -Le pregunto con voz perezosa caminando a su lado y apoyando mi cabeza en su brazo.

-¿Lo has hecho tu? -Señala la "comida" yo asiento haciendo una mueca de vergüenza. -¿Puedo probar? -Pregunta con entusiasmo.

-Solo si quieres morir. -Da una leve carcajada, aunque yo no río y en cambio me limito a lamentarme por no haberle mentido o sacado alguna excusa estúpida. Soy un maldito asco en la cocina, pobre Rubén, será mi primera víctima de envenenamiento.

-Venga, no ha de estar tan malo. -Sonríe cogiendo la gran cuchara, hunde una parte en el liquido espeso y mal oliente -exagero-  lo lleva a su boca y Sorbe un poco. Yo lo miro atentamente y tuerzo mi boca al notar que abría los ojos que de inmediato empezaron a cristalizarse. R.I.P Rubén.

-Dios, lo se. -Bufo. -Es un asco. -Le miro arrugando lo suficiente mi nariz para que mi cara no doliera. Traga con aparente esfuerzo y parece tomar aire.

-N-no, E-esta rico -Aprieta un poco la voz hinchando levemente sus cachetes y traga gordo. -Esta rico. -Su voz tiembla.

-Men-ti-ro-so. -Digo cogiendo un vaso y sirviendo agua para que bebiera, lo que hace como si se estuviera deshidratando.

-Bueno... -Dice bajito dando pequeñas horcajadas, joder que vergüenza. Desvío la mirada sonrojada, en realidad cocinar no es lo mío, sabia que estaba malo, pero ¿Tanto?, era eso o Rubius era un exagerado. Aclara la garganta. - Podemos hacer otra, para eso existe el internet. -Farfulla bebiendo la última gota de agua.

-No tengo, genio. -Ruedo los ojos.

-Ahh, es verdad. -Ríe. -Pero mi teléfono si. -Sonríe sacando el aparato del bolsillo del pantalón. -Buscaremos si hay tutoriales. -No puedo evitar soltar una leve risa. Esto es lo que pasa con dos personas que no saben cocinar.

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-¿Como sigues del ojo, querida patea caras? -Dicen de repente haciéndome dar un pequeño saltito. Rubén entraba de nuevo por la ventana, pero esta vez traía consigo pizza. Se acerca a mi y se sienta a mi lado en el suelo dejando la caja de comida en frente de nosotros.

-Hola. -Me responde con un rápido beso. -Velo por ti mismo. -Volteo la cara y quito el cabello que caía sobre ese lado, noto como hace mala cara, lo que me preocupa ¿Y si el golpe había hecho despertar otro ser que vivirá en mi rostro para toda mi vida? No quería tener mascota. -Joder, dime algo. -Suplico con nerviosismo.

-B-bueno. Si quitas el hecho de que esta morado, casi verde, que parece que algo esta a punto de nacer de ahí y que hay un rasguño que se ve bastante mal. Todo esta bien. -Suelta con sarcasmo y sonríe, lo fulmino con la mirada y me estiro hasta mi mesa de noche, cogiendo un espejo de mano que había puesto sobre esta. Miro la herida y abro los ojos sorprendida. Si, definitivamente algo quería salir a la vida. Esto era asqueroso, tras de que la cara me dolía como nunca, parecía que tuviera una maldita pelota de tenis creciendo dentro de mi piel. Dejo el espejo a un lado con asco y cubro de nuevo la aberración con mi cabello. -Nos vamos al hospital. -Dice con seriedad anormal. Lo miro con una ceja arqueada y niego con la cabeza.

Fuck Math, Mr. Doblas (Rubius & Tu) ||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora