XLVIII. Pero tenía que hacerlo

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- "Todos matan lo que aman: el cobarde, con un beso; el valiente, con una espada".

- Pues tú debes ser un cobarde – corté a la persona que hablaba – porque me mataste cuando me besaste.

La persona estaba camuflada entre las sombras y justo cuando iba a salir de ellas para mostrarme su rostro alguien se encargó en despertarme.

Gracias, Stephen.

- Buenos días, pajarito – unió nuestros labios en un dulce beso mañanero y a continuación metí la cabeza bajo la almohada para recuperar el sueño.

No le había visto en ningún momento a aquella persona; sin embargo, por aquella chorrada que dije parecía que mi subconsciente tenía claro de quién se trataba y necesitaba ser consciente yo de ello.

- Son las doce de la mañana, levanta – rió.

- No – sentencié quitando sus manos de mi cintura de la almohada.

- Clarissa – rió –, es hora de comer.

- Que venga la reina y me levante ella.

- ¿De verdad crees que la reina está deseando levantarte? – ambos reímos y salí de debajo de la almohada y me levanté como pude de la cama pues mis miembros todavía seguían dormidos.

- Tu hermano me dijo que eras una marmota pero no le creí – rió desapareciendo por la puerta dirigiéndose a la cocina.

Mi hermano.

Tras no haber encontrado nada en mi casa decidí seguirle el rollo a Travis de que se habían ido de viaje y fingir que se me había olvidado por completo de aquel detalle, mientras ideaba un plan para averiguar qué demonios estaba pasando con mi familia. Si Travis no le había dicho nada a Stephen y le había mentido de esa forma era mejor que no lo metiera yo misma y le explicara cosas que ni siquiera sabía.

Me coloqué la sudadera de Stephen, que me legaba a las rodillas, y salí de la habitación para ir a la cocina cuando mi estómago rugía pidiendo comida.

- Espero que tenga tan buen sabor como aparenta – sonreí sentándome a la mesa.

Comimos ambos hablando de cosas banales, jugué con Zap tras sacarlo a pasar y que hiciera sus necesidades – creí que mis padres y Travis se lo llevarían en su viaje pero cuando llegamos nos lo encontramos en el jardín jugando con un árbol por lo que cuando llegamos a la casa de Stephen le preparamos un rincón en la habitación para él aunque acabó durmiendo en nuestros pies de la cama – y una vez se fue al juzgado a acabar un juicio que había cortado el juez hace unos días, salí rumbo a mi casa. No sin antes llamar a Louis a que viniera a recogerme.

- Ábrete, maldita – me quejé cuando la dichosa puerta de la verja no se abría.

- Deberías llamar a un cerrajero antes de que partas la llave – rió mi mejor amigo detrás de mí cruzado de brazos sobre su moto.

- ¿A qué te callas la boca? – sonreí falsamente – A esta puerta siempre hay que empujarle antes.

- De todas maneras, ¿qué hacemos aquí?

- Tengo que coger unas cosas – mentí.

- ¿Y no te podía traer tu querido novio? – preguntó mientras entrabamos al interior de mi casa.

- ¡Lo siento por querer pasar tiempo con mi mejor amigo, joder! – exclamé.

- ¡Me llegó ayer por correo el FIFA15, perdón por querer ser feliz! – exclamó él del mismo modo.

The afraid of falling in love ➳ z.m. punk [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora