XXV. Árboles

118 5 1
                                    

- ¡Odio los cumpleaños! – se quejó Louis mientras salíamos ambos de la decimoquinta tienda por lo menos de Doncaster.

Dentro de unos días era el cumpleaños de Zayn así que al venir a visitar a sus abuelos decidimos aprovechar el viaje y buscar algo para el moreno. En realidad, habíamos decidido entre todos que ya que íbamos a venir lo compraríamos nosotros dos y ellos nos darían el dinero más tarde.

- ¿Me las compras? – le pregunté al ver en el escaparate de una tienda unas bonitas botas negras hasta la parte superior del gemelo.

- Primero el regalo de Zayn – dijo entrando rápidamente en la tienda de al lado.

La tienda de tatuajes del padre de Christian, un amigo de Louis.

- ¿No veníamos primero a por el regalo de Zayn? – le reproché mientras cogía a Zap entre mis brazos para que no destrozase nada de la tienda.

- Quiero hacerme un tatuaje – quise decirle algo como “vaya, yo pensaba que querías un kebab o unas nuevas vans” pero me contuve – y como estábamos por aquí, aprovecho.

- ¡Louis! – gritó una voz masculina tras mía cortándolo. Rápidamente me giré a ver quién era aquel hombre.

- ¡Chris! – le saludó el de vuelta dándose ese típico abrazo masculino.

Se notaba que me había ido de Doncaster durante bastante tiempo, Chris el chico rubio y escuálido que conocía se había transformado en un Chris lleno de tatuajes y músculos; aunque no eran los típicos bíceps de algunos que hasta te dan miedo de tocarlos por si te explotan, sino los normales que salían cuando llevabas una vida de gimnasio para ponerte en forma y no para fardar de ellos.

- Imposible – rió cuando me vio y rápidamente me estrechó entre sus brazos. Su olor a menta aún persistía en él.

- Hola – reí cuando me besó la mejilla varias veces, aquello tampoco había cambiado.

Tras aquello entablamos una conversación hablando de varias cosas que nos habíamos perdido el uno del otro, no éramos íntimos amigos pero nos llevábamos bastante bien, en la que me contó que su padre había decidido transferirle la tienda a él y pedirse la jubilación anticipada.

- ¡Aquí está! – gritó Louis tras encontrar lo que estaba buscando en los bolsillos de sus pantalones, este tío tenía de todo ahí.

- ¿Dónde lo quieres? – le preguntó Chris mientras le seguíamos a una sala del fondo del establecimiento.

***

- Está casi – murmuró Chris mientras separaba la horrorosa máquina del hombro de Louis.

No me gustaban las agujas, las odiaba.

Me era imposible creer como alguien se podía dejar pinchar por aquella cosa varias veces para dibujar algo de por vida en la misma piel. Algo que solo se podía quitar si le aplicabas un láser especial.

La imagen que acababa de dibujar en su piel era un árbol completamente desnudo al que unos pequeños pájaros sustituían sus hojas.  Era bastante bonito, a decir verdad, aunque no entendía el significado de aquel tatuaje podría tener para él; para seros honesta nunca entendí el significado de sus tatuajes cuando les pregunté por estos.

Tenía entendido de que la gente se tatuaba árboles para hacer referencia a su vida – nacían como los árboles de una semilla, iban moldeando su tronco sus familiares y amigos y acababan tomando sus propios caminos  en la vida – o para hacer referencia a que habían adoptado una nueva vida tras pasar por algo negativo o dañino en su pasado.

The afraid of falling in love ➳ z.m. punk [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora