XII. Deja vu

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El reloj marcaba más de las ocho pasadas cuando subí a mi cuarto después de cenar.

- ¡Un segundo y te toco! – chilló una voz desde la ventana.

Al ver a Zayn poniéndose la chaqueta deprisa grité.

- ¡Procura no hacer eso! – dije acercándome a la ventana.

- Lo siento, ángel – rió desapareciendo del cuarto.

Minutos más tarde, el timbre de mi casa sonó.

- ¿Vamos, ángel? – preguntó con una sonrisa cuando le abrí colocándome una chaqueta de cuero encima de la sudadera y me soltaba el pelo.

- Vamos.

***

En menos de tres minutos llegamos a una gran carretera en la que cientos de personas estaban reunidas haciendo diversidad de cosas como beber, reír, bailar…

- ¿Dónde estamos? – pregunté alzando la voz para que Zayn pudiera oírme bajo el casco y la música que salía de diferentes coches.

- En mi rutina nocturna – respondió aparcando cerca de un grupo.

- Hola, Malik – saludó Louis.

¿Qué hacía él aquí?

¿Dónde estaba?

- Clary, lo siento por lo de tus padres; no sabía nada – se disculpó.

- No importa, Louis, no te preocupes.

- Hola, chicos – saludó bajando de la moto quitándose el casco.

- ¡Hola, Clary! – saludó feliz Alison cuando me vio.

- Hola.

- Nunca pensé verte por aquí.

- Ni yo, ¿dónde estamos?

- Ni idea, ven, allí está el resto.

***

- Malik, la carrera está a punto de empezar – dijo un chico completamente rubio tatuado de la cabeza a los pies que me miró fijamente durante varios segundos.

- Voy, Johnson – dijo Zayn volviéndose a subir a la moto.

Ese apellido… me sonaba de algo.

- Deséame suerte, ángel – dijo antes de marcharse.

La carrera consistía en darle dos vueltas a aquella carretera consiguiendo el mayor número de sujetadores que las tías, vestidas como unas autenticas guarras en uno de los laterales, lanzaban mientras entre cada carrera se conducía entre los coches de una de las autopistas cercanas, la cúal siempre estaba transitada sin que el radar o algún policía se diese cuenta.

Después de cansarme de ver aquello, caminé hasta Alec que era el único que no estaba corriendo de los chicos.

- ¿Ya te has cansado del espectáculo? – rió al ver cómo me apoyaba en su moto mirando con mala cara a una de las tantas chicas que habían allí vestidas con conjuntos demasiados cortos para el frío londinense.

- ¿Desde cuándo te gustan estas cosas? – pregunté.

- Si te refieres a las tías estas, prefiero con algo más de ropa como vosotras – dijo mirando a las chicas que animaban a los chicos – y si te refieres a las motos, desde los catorce.

- ¿Desde los catorce corréis aquí? – pregunté estupefacta.

- No – rió – desde los dieciséis, antes no podíamos.

The afraid of falling in love ➳ z.m. punk [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora