LII. Tenía que ser una broma.

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Tras estar viendo todos los malditos documentos de la tablet de Travis, Jay me dijo de quedarme a cenar y no pude negarme por lo que le envié a Stephen un mensaje diciéndole que me recogiera más tarde y me senté a la mesa con los Tomlinson.

Acabados los platos y el postre, me despedí de todos y me disponía a llamar a Stephen para que así me recogiera pero todavía era temprano por lo que decidí ir hasta mi urbanización a hablar con Trisha, la pobre mujer estaría fatal con todo aquello de su hijo y no era la única.

Desde que Stephen me enseñó el mensaje de Travis algo en mi cabeza se activó y me concienció diciendo que no estaban de viaje, algo como mi persecución les había pasado y tras ver aquellos documentos las posibilidades se hicieron más reales; y ponía mi mano en el fuego porque mi familia y Zayn se encontraban en el mismo lugar, secuestrados por las mismas personas, y puede que en parte Zayn estuviese en esa situación por haberle contado todo.

Esperé verme algún que otro coche de policía con sus determinados agentes, esperé también no ver a nadie y poder hablar tranquilamente con Trisha; sin embargo, no fue así. La calle de la urbanización estaba atestada de coches de policía.

- ¡Trisha! – grité para que me viera entre tanto agente – Me ha contado Louis lo que ha ocurrido, ¿hay nuevas noticias? – pregunté cuando llegué a ella.

- Yaser está como loco buscando pero no hay nada nuevo – dijo la mujer con lágrimas en los ojos.

- Normalmente al principio nunca se sabe nada – murmuré recordando las pelis que había visto con Travis mientras cogía a Zap entre los brazos ya que no paraba de ladrarles a los agentes.

Quise reír al ver que varios lo miraron mal pero me puse rápidamente a contestar el mensaje que me había llegado al móvil.

El mensaje era de un número oculto así que lo abrí lentamente.

El móvil colisionó contra el suelo nada más abrirlos y ver su contenido.

- ¡Clary! – gritó Trisha al ver que se me caía el móvil de la mano y Zap casi, y las lágrimas saliendo con brío de mis ojos – ¿Qué ocurre?

No podía ser.

Tenía que ser una broma.

Pronto iba a ser 1 de abril, tenía que ser una broma.

Tenía que ser una broma.

- ¡Cariño! – volvió a gritar al verme caer al suelo aunque Yaser me cogió rápidamente,

Oía como me hablaban aunque no podía articular palabra y veía como todo lo de mi alrededor se iba haciendo más lento de lo normal y más negro, como en el cementerio.

¿Los echas de menos? – GG. X

Aquellas palabras se repetían una y otra vez en mi mente aunque eso era lo de menos, lo importante era la foto que acompañaba a aquel texto y las personas atadas que se mostraban en ella.

Noté como Yaser y otro hombre me sentaban en un sofá del interior de la casa de mis vecinos e intentaban comunicarse conmigo.

¿Los echas de menos? – GG. X

No estaban de viaje.

- ¿Cuándo fue la última vez que los viste? – preguntó Yaser al ver la foto después de que un compañero suyo trajera mi móvil.

No tenía pensado en ir a la policía y decir todo lo de los mensajes de Travis ni el que le envió a Stephen, si aquello era algo relacionado con la mafia lo más fácil es que después de encontrarlos los metieran en la cárcel tras averiguar que son una de las familias más importantes de Nápoles e incluso del mundo entero, y no quería que mi familia fuera a la cárcel por mí. Iban a saber salir de aquello.

- El día que me despidieron en el aeropuerto antes de irnos a Italia – contesté encontrado la voz milagrosamente minutos después.

- Dos días antes de volver del viaje Alissa trabajó conmigo y cuando los fuimos a recoger también – contó Trisha al ver también la foto, me di cuenta que ella llevaba en brazos a Zap.

- ¿Fueron a recogerle? – preguntó uno de los agentes.

- Mi novio me recogió porque había recibido un mensaje de mi hermano diciéndole que no podían recogerme – contesté.

- ¿Por qué no podían recogerle? – preguntó el mismo.

- El vuelo de su viaje salía antes.

- No tiene sentido, Alisssa nunca me contó nada de que se iba de viaje ni a nuestra jefa – contó la mujer a mi lado y la miré atentamente.

- ¿Cómo le explicó tu hermano lo del viaje? – preguntó ahora Yaser.

- Por mensaje – contesté y ahí es donde caí; rara vez Travis mandaba mensajes, siempre llamaba si tenía oportunidad.

Puede ser que el mensaje de Stephen no lo mandara Travis, sino aquel que los tenía.

Aquel GG.

Otro mensaje llegó a mi móvil y se lo arrebaté a Trisha de las manos rápidamente.

¿Los echas también de menos? – GG. x

No, por favor.

Cualquiera menos ellos.

- ¿Qué pasa, cariño? – preguntó Trisha arrebatándome el móvil.

¡No! Quise gritar,

- ¡Mi niño! – gritó al ver la foto.

Su hijo, al igual que mis padres y mi hermano, estaba atado de pies y manos a un pilar con el rostro demacrado lleno de golpes.

Y no solo ellos cuatro: Stephen y otro chico que no pude reconocer.

- ¿Saber quién los tiene? – gritó Yaser al ver la foto.

- ¡No! – grité yo con lágrimas en los ojos nuevamente.

Sí que lo sabía pero no podía decirlo con tantos agentes presentes.

- ¡Déjala, Yaser! – gritó su esposa – Se acaba de enterar que sus padres y su hermano han sido secuestrados.

Empezaron a discutir por lo que recuperé mi móvil.

- Yo: ¿Dónde los tienes?

- Yo: ¿Quién eres?

Que supiese quién los había cogido no me confirmaba quién era el de los mensajes.

GG no tardó en responder, así lo había guardado.

- GG: ¿De verdad no sabes quién soy, Issa?

Pensé y pensé, dolo había una persona que me llamaba así.

-GG: Están donde deberías estar tú también.

El poema de Mario Benedetti.

Grité.

- ¡Están en Nápoles!

Issa era como me llamaba Giorgio, el padre de Mauro y Carlo, y él rara vez salía de Nápoles por su trabajo por lo que si era él el que los tenía aquel era el lugar dónde los podíamos encontrar. Y justamente aquel poema que me mandó Travis estaba en un cuadro colgado en la casa de los Gabbana, justo en una de las paredes del salón principal.

- ¿Dónde están? – preguntó Trisha.

- Sé el lugar pero no recuerdo como ir – quise darme de ostias.

Aunque si hacía unas llamadas puede que encontrara la dirección y poder entrar para recuperarlos sin ser pillados; sin embargo el único en el que confiaba, su padre me había mandado estos mensajes. Sabía que Mauro estaba metido en este tipo de asuntos pero ¿Carlo también?

No lo había encontrado en la platilla de trabajo pero ahora ya no me podía sorprender nada en mi vida.

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Lots of love 


The afraid of falling in love ➳ z.m. punk [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora