VII. Un tío como él

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Había pasado un mes, casi dos, desde que empezamos la universidad y aunque las clases del profesor Alaric y del resto de profesores eran divertidas y amenas, sus deberes no tanto.

Y aquí me encontraba, en el pequeño banco de la gran ventana, indagando por internet sobre la historia de la filología románica y sobre las malditas variadas lenguas que estudia.

- ¿Qué haces, ángel? – preguntó Zayn desde su habitación haciendo que casi se me cayera el portátil al suelo de la habitación o, lo que es peor, por la ventana.

- ¿Sabes que por tu culpa casi se me cae el ordenador? – pregunté dejándolo en el banco mientras miraba hacia él.

- Eso te pasa por ponerte en la ventana con todo abierto y no pensar en que yo estoy aquí al lado aburrido como una ostra – rió cuando le mostré mi dedo corazón mientras le sonreía con una de mis mejores sonrisas – Bueno, ¿qué haces?

- Deberes – contesté volviendo mi atención al ordenador otra vez para seguir leyendo una de las millones de webs que había abierto.

- ¿Sobre qué? – volvió a preguntar.

- Sobre la historia de la filología románica – contesté sin ánimo recogiéndome el pelo en un moño mal hecho con un lápiz que tenía por ahí.

- ¿Y qué tal lo llevas?

- Lo llevaba bien hasta que tú has abierto la boca – rió.

- Ya te lo he dicho, me estoy aburriendo como una ostra.

- ¿Y por eso no me dejas concentrarme? – inquirí.

- ¿Te desconcentro? – preguntó con una sonrisa en sus labios.

- Para nada – ironicé mientras mordía el interior de mi labio.

- ¡Guay! – rió – Entonces puedo seguir hablándote aunque intentes ignorarme.

- ¿Sabes? – forcé una sonrisa – Podrías irte un ratito a tomar viento.

- Solo si tú me acompañas y esta noche vienes al cine conmigo.

- ¿Qué? – pregunté.

- Que vengas esta noche conmigo al cine.

- ¿Sabes que tengo que hacer un trabajo? – pregunté señalando al ordenador.

- Oh, vamos, es viernes, ángel, tienes todo un fin de semana para hacerlo.

- Prefiero hacerlo lo antes posible y así no estar el domingo a última hora estresándome porque no me da tiempo.

- Mira, vienes esta noche conmigo y yo mañana te ayudo por la mañana si hace falta, ¿vale?

- ¿Me estás haciendo pucheros? – pregunté reprimiendo una carcajada.

-  Sí, con mi madre funciona – y eso detonó mi risa.

- ¿De qué te ríes? – preguntó.

- De que un tío como tú me ha hecho pucheros – continué riendo.

- ¿Un tío como yo?

- Con piercings y veinte mil tatuajes.

- No tengo veinte mil – riño –, solamente son grandes y parecen más.

- ¿En serio?

- Sí, mira – en ese momento levantó una de sus mangas hasta el hombro para mostrarme el tatuaje de un tigre –. Este y este – levantó una parte de su camiseta mostrándome otro tatuaje en su costado pero ahora de una pistola – son de los más grandes.

The afraid of falling in love ➳ z.m. punk [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora