- ¿Y éste dónde lo pongo? – preguntó Louis mientras sostenía unos de los cuadros que tenía en mi habitación de Italia.
- Justo al lado del grande que acabas de poner – contesté.
Hacía exactamente una semana que había finalizado los exámenes así que en una llamada rápida llamé a Louis y aquí nos encontrábamos mi hermano, él y yo, colocando más de diez cuadros aquí y allí por toda la casa.
- ¡Cómo coloque uno más me quedo sin dedos! – se quejó Travis tras golpearse el dedo como unas tres veces ya con el martillo.
- Si tuvieras un poco de cuidado no te pasaba eso – rió Louis.
- ¡Es el martillo!
- Claro, el martillo, por supuesto – reí pero el tono del móvil de mi hermano me cortó.
- ¿Sí? – contestó mientras dejaba uno de los cuadros que había cogido y se marchaba dirección a la concina.
Diez cuadros después, Travis volvió a aparecer sin una expresión legible en la cara.
- ¿Ocurre algo? – preguntó Louis al ver que cogía su abrigo de la entrada y se lo iba a botonando poco a poco.
- Me acaban de llamar del trabajo y debo ir – mintió.
Nunca se le había dado bien mentir y nunca se le iba a dar bien. No es que supiera que exactamente donde trabajaba y cuál era su horario pero digo yo que casi a las ocho de la tarde – cuando todo el mundo está cenando – no te llaman para ir a trabajar.
- Dios, tío, ¿y dónde trabajas? – preguntó Louis.
- En un taller, pero el dueño no encuentra las llaves y soy el único que vive cerca así que… – se encogió de hombros – Nos vemos – se despidió.
Tras unos minutos en silencio colocando más cuadros, ahora en mi habitación, otro móvil sonó. El de Louis.
- Dime, Johnson – contestó éste.
***
- ¿Estás segura? – preguntó Louis, cuando nos bajamos de la moto, como la vigésimo cuarta vez por lo menos desde que le dije que le acompañaba a la carrera de esa noche.
- Sí – bufé – Vengo todos los días desde el mes pasado, no me voy a morir.
- ¿Qué? – abrió los ojos cual plato de lentejas de mi abuela – Pero si éste lugar te trae tan…
- Aunque te parezca extraño ahora cuando vengo me siento… ¿mejor? – reí ante el gesto de su cara.
- Yo flipo contigo, pequeñaja – pasó uno de su brazos sobre mis hombros. Al no llevar tacones, inexplicablemente, Louis me sacaba una cabeza y poco más si se erguía de la forma que estaba ahora mismo, y aquello me causó otra gran carcajada.
- Hola, Austin – saludó un chico cuando llegamos a un grupo reducido que al contrario que los demás no portaban ningún botellín de cerveza u otra bebida de alcohol en la mano.
- Hola, Wood – Louis se tensó sintiéndolo en su agarre sobre mis hombros.
- Imbécil de mierda – pensé mirando a aquel chico de ojos claros.
En realidad Louis se apellidaba Austin pero al separarse sus padres cuando era pequeño adquirió el apellido de su padrastro y un odio horrible a aquel tipo, y la solo mención de ese apellido era como si una mofeta te lanzara su queridísimo olor.
Y aquel tipo, por lo que parecía, lo sabía.
- Vaya – ahora me miró a mí – ¿Clary, verdad?
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The afraid of falling in love ➳ z.m. punk [finalizada]
Fanfiction«She's not afraid of all the attention. She's not afraid of runnin' wild. How come shes so afraid of fallin' in love? She's not afraid of scary movies. She likes the way we kiss in the dark but shes so afraid of falling in love» ❝ Hay siete razo...