LI. De bruces contra la realidad.

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Tras soñar con lo ocurrido en el cementerio me levanté sobresaltada a causa de los ladridos de Zap.

Miré su pequeño espacio personal y vi que el comedero estaba completamente vacío por lo que salí de la cama con cuidado de no despertar a Stephen y echarle así su ración correspondiente de cada mañana y tras tomarse lo que deseaba subió de nuevo a la cama dispuesta a seguir durmiendo, pues eran las siete de la mañana. Di gracias de que hubiésemos enseñado a Zap a hacer sus necesidades en un periódico que poníamos en el aseo y así no debíamos cada mañana despertarnos a posta para darle ese paseo matutino.

- ¿Qué estabas soñando antes de que te despertar Zap? – preguntó Stephen abriendo la cama para mí con los ojos medio cerrados y la boca pastosa, claramente estaba más durmiendo que despierto.

El ruido de la bolsa y los ladridos lo han despertado, mierda.

- ¿De verdad te hace falta preguntarlo? – me metí en la cama y lo abracé usando su brazo como almohada.

- Cada cadáver a los cinco años se exhuma y se incinera para depositarlos en una caja más pequeña y dejar espacio para otro próximo cadáver, quizá esa caja estaba en la parte que no abriste.

Reflexioné lo que había dicho durante unos minutos mientras acariciaba mi cabello.

- Es imposible – dije al rato –; mis padres nunca lo hicieron, al estar en Nápoles decidieron no molestar a Jace con eso.

- ¿Entonces? – preguntó más despierto que antes.

- La tela no estaba ni arrugada – lo miré –, como si nadie hubiese estado antes allí.

La noche anterior cuando salí de aquella sala después de veinte mil pruebas – en realidad fueron cinco o seis pero para cada una se tiraban la vida para realizarlas – no quise ni recordar lo que había visto, solamente quería llegar a casa de Stephen y descansar haciendo como si todo aquello lo hubiese soñado, como si solo fuese un mal sueño; pero en ese momento de la mañana ya era misión imposible hacer como si nunca hubiese sucedido.

- Pero el cadáver de tu hermano estaba ahí en el tanatorio, yo estaba allí – dijo seguro.

- Y yo estaba a tu lado: todos los adultos estaban en el interior y tú y Sarah nos quisisteis sacar para no ver el cuerpo de Jace al estar el ataúd abierto.

- Creí que no te acordabas de aquello, por eso no me reconociste el primer día que nos vimos aquí – dijo mirándome mientras yo miraba a la nada.

- ¡Habían pasado diez años y claramente tú no eras aquel chico de catorce años! – exclamé haciéndolo reír.

- ¿Tanto he cambiado? – preguntó acorralándome entre su cuerpo y el colchón.

- Notablemente – golpeé su codo haciéndole perder el equilibrio y dándome la oportunidad de acorralarlo a él contra el colchón, robándole así un beso.

- Que conste que he caído porque yo he querido – reí ante su defensa.

- Ha sido porque eres un debilucho; tanto músculo para que luego tu novia enana te tumbe – reí metiéndome con él.

- Pero eres mi enana y por ti sería el hombre más débil del mundo si me lo pides – confesó tumbándome y robándome un beso él.

Mi corazón lloró ante tales palabras.

- Creo que alguien se ha puesto celoso – rió al ver como Zap ladraba y se ponía entre nuestros cuerpos para que jugáramos con él.

- ¿Serías débil por él?

The afraid of falling in love ➳ z.m. punk [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora