Unexpected [ Riker Lynch ]

Capítulo XXX

Sus manos estaban sobre mí para llevarse todo lo que estaba en su camino.

Gritar ya no servía en absoluto.

Mi cuerpo ya no tenía ningún valor, me sentía inútil.

Cachetada dolorosa y besos asquerosos.

Empezó a romper mi blusa, ya no me quedaba más nada.

-¡Basta!-grité abriendo mis ojos asustada.

Y todo se volvía a repetir, ya era costumbre.

El corazón me latía más que rápido, prendía la luz asustada, me sentaba para calmar mi respiración. Tomaba mi pelo esperando que mi cuerpo se tranquilizara y entienda que fue otro maldito recuerdo. Llevó mi mirada a la mesita de luz, tomó mi celular con esperanza y al desbloquearlo puedo sentir como todos mis músculos vuelven a relajarse, y la paz inunda la habitación.

Ahora sí me siento segura, vuelvo a dormir con una sonrisa en la cara.

***

El calor de este domingo era insoportable. Si no tuviera el aire acondicionado en mi habitación, no sé como haría para vivir sinceramente. Me encontraba tirada en mi cama, leyendo otra vez más las metáforas de "Romeo y Julieta" para Literatura. Estaba realmente agotada, la temperatura no me daban ganas de nada. Subrayaba los dialogos, y las gotas de sudor de mi frente me acompañaban.

¿Cuánto iba a tardar la maldita máquina en enfriar el lugar?

Dejé el libro a un lado, y suspiré. En las noticias habían dicho que iba a haber una semana de calor intenso en California, pero no pensé que fuera tan sofocante. Después de insistirle a mi vagancia, me levanté. Cerré todas las cortinas para que no entrara más sol.

Abrí la puerta para buscar algo de tomar, y el cambio de temperatura se sintió al instante. Bajando las escaleras pude escuchar como mi padre movía algunos muebles de la habitación de mi futura hermana. Si no fuera por el jodido calor, hoy estaríamos pintando su habitación de rosa.

Al llegar a cocina, abrí la heladera y me serví un poco de gaseosa para mí y para mi padre. Cuando levanto la vista de ambos vasos, me encuentro con mi madre bajo pleno sol en el jardín trasero colgando la ropa para que se seque.

Casi me agarra otro infarto, no sé como voy a llegar al parto. Rápidamente me dirigí a dónde estaba ella:

-¿¡Qué haces aquí?! Hace demasiado calor, ¡y mira como estás, mamá!-parecía que los roles cambiaron, pero no se notaba muy bien.

-Pero sólo son un par de camisetas.-dijo mostrandome la canasta.- Estoy embarazada pero no inmóvil, cielo. Además estoy bien, no te preocupes.

-Deja eso ahí, vayamos adentro.-agarré la camiseta que estaba colgando.- Yo lo haré después, entremos por favor.-sólo bufó y me siguió los pasos hasta la puerta.

Al abrirla, siento como algo se agarra fuerte de mi hombro. Preocupada me dí vuelta y mi madre estaba mirando hacía abajo, se notaba mareada.

-Mamá, ¿estás bien?-dije dandome vuelta, ahora yo agarrandola.