Capitulo 27

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—Es tan bueno verla de nuevo, Srta. Hamilton.

Sonrío hacia delante al conductor, quien me sonríe por el espejo retrovisor. 

—También es bueno verte, Davey.

—No lo sé, simplemente tuve una buena sensación de usted, que algo era diferente. ¡Ahora veo que tenía razón! —exclama, señalando con el pulgar por encima del hombro a Jake, quien está atado a un asiento completamente nuevo y muy elegante para auto.

Me encojo de hombros, avergonzada.

—¿Qué puedo decir?

Él ríe entre dientes divertido y sacude la cabeza. Por la ventanilla miro las raquíticas palmeras alzándose por encima de nuestras cabezas. El sol cae a plomo desde un brumoso cielo azul. Estoy agradecida por el aire acondicionado en la limusina. Incluso en octubre, LA es cálido y húmedo.

¿Acabo de decir LA? Ahí es donde estamos: la Ciudad de los Ángeles. Mi cabeza todavía da vueltas por el hecho de que accedí a la loca sugerencia de Zayn.

Mis padres no estuvieron muy contentos al respecto. Sólo tomó unas pocas horas de estar de regreso en Grasse con ellos para que cambiara de parecer, y una vez que eso estuvo hecho, no hubo vuelta atrás. Ahora lo han aceptado. Pero sí me hicieron prometer que le contaría a Susan y a Tony la verdadera razón detrás de la visita de Zayn en agosto. Todavía no he encontrado el momento para ello.

Davey atraviesa las puertas de Bel Air, más allá de la antigua casa de Elvis y un sinnúmero de otras mansiones pertenecientes a ricos y famosos. Subimos por las colinas, el viaje tomando más tiempo de lo que recuerdo de cuando solía vivir aquí, y luego llegamos a unas puertas de madera imponentes, equipadas con intimidantes cámaras de seguridad. Davey habla por el intercomunicador y las puertas se abren lentamente, luego tomamos un sinuoso camino de entrada hasta que, finalmente, hay un claro entre los árboles y allí, frente a nosotros, está la casa de Zayn.

Miro la moderna obra maestra arquitectónica de hormigón blanco y dos plantas, y me siento ligeramente sin aliento.

Regreso a la primera vez que estuve aquí... La enorme puerta frontal se abrió para revelar una mujer baja y regordeta de aspecto hispano sonriendo gratamente. Rosa. No va a ser lo mismo aquí sin ella.

Davey me lleva hasta la puerta con las maletas y presiona el timbre. Mientras mariposas pululan en mi estómago, me doy cuenta de que estoy casi tan nerviosa como lo estaba hace tres años. ¿Quién va a abrir la puerta? ¿La nueva cocinera? ¿Lena? ¿Dana? Espero que no sea Dana; aún no estoy lista para eso. Sacudo a Jake arriba y abajo en mis brazos e intento canalizar mis nervios en entusiasmo. No funciona.

Hay un chasquido detrás de la puerta y ésta comienza a abrirse. Estoy conteniendo la respiración, y luego de repente estoy cara a cara con Zayn y mi rostro se rompe en una sonrisa.

—¡Hola! —exclama él, palmeándome la espalda con cariño y luego abriendo los brazos para Zayn. Se lo paso, estúpidamente encantada con el hecho de que esté aquí para darnos la bienvenida. Siento que necesito a alguien conocido en estos momentos—. Puedes poner esas cosas arriba en su cuarto —le dice Zayn a Davey, guiando el camino en el interior. Lleva una camisa blanca de manga larga con bermudas de color gris oscuro y los pies descalzos.

Baby Be MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora