¿Qué más quieren de mi?

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Era la pregunta que me hacía.

Esta vez culpe a todo el mundo. Incluso a Arlo.

Después de ese tormentoso año, lleno de peleas; llega una nueva audiencia a la que no puedo entrar. Me tacharon como víctima. Y Arlo era el agresor.

Las leyes nunca van a considerar que pudiste influenciar a un hombre mayor que tu. Nunca.

En aquella audiencia se explicó sobre nuestra relación. Algo simple, pero algo que quizás no era. Arlo dijo que me amaba, que se sentía arrepentido. Si, pero su abogado tornó las cosas de otra manera.

Me enteré luego de todo eso que Arlo no podría hablarme. Esta vez se cumpliría lo que se dijo. Mi madre había pedido eso al juez.

El abogado de Arlo había atacado antes con que yo tenía problemas con mi familia. Mierda ¿Quién no los tiene? Arlo tampoco venia de una familia convencional como para que diga eso. Más aún, me hicieron ver mal. Los abogados nos atacaron, cuando nosotros no habíamos pedido nada de eso.

La justicia es estúpida, no ciega.

A mis 16 años, comprender la mierda que llevaba por delante mi vida... Hacía simplemente que quiera irme cada vez más.

La última vez que vi a Arlo fue el día de mi graduación.

La última vez que pude decirle que le amaba, que le había visto. Incluso que le había besado.

Según me contaron, Arlo lloró cuando se pidió ese año de restricción hacía mi. Esta vez no había pero que valga.

No entendía que clase de prueba tendría que pasar. Pero las corazonadas me decían que iba a doler. Iba a ser difícil.

Pero no me arrepiento de nada.

Cartas a mi soledad [Terminado] #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora