Preocupación

106 11 1
                                    

Me imagino todos buscarían a Loella. Ella no era "tan antisocial" como ella creía serlo.

Era irónico. Creo.

Al fin y al cabo, no sabía que sería de mi desde ahora. Me importaba únicamente la seguridad de Loella, me gustaba pensar que podía protegerla. Pero incluso yo tenía miedo. Loella no propagaba esas emociones, la veía tranquila. Pero hablaba menos.

Todas nuestras conversaciones, ella se mantuvo callada. Era como que no quería recordar lo que estábamos haciendo, o simplemente ignorar el hecho de que habíamos escapado.

Sentía que estaba casado con ella. Esa sensación tenía yo.

- Loella, te amo mucho.

Ella me sonrió.

- Yo también te amo muchísimo más...

Sólo le miré, tenía una mirada triste. Su seriedad y su melancolía. Loella estaba volviendo a ser la misma de antes. ¿En que momento cambió? Ella cambió así desde que esta conmigo... Yo nunca la obligue a cambiar. Sin embargo, también ame su segunda yo.

Era diferente, más cariñosa y un poco más abierta y coqueta. Aún así, ¿Qué había hecho yo? En mi mente decía que escapar era una estúpida, pero gran prueba de amor.

Empezaba a tomar seriamente nuestra relación. Creo que eso es lo que cada persona en este mundo quiere, una relación seria en la cual sepan los dos... Aunque no sean los indicados, que se aman y pueden seguir.

Tenía muchas dudas aún. Pero, yo daría todo por ella.

Desperté un momento de mis pensamientos. Loella me apretó con fuerza la mano. La miré, se veía pálida.

No habíamos comido. Pasamos frío. Era tiempo de volver, Loella no es para estas cosas. Pero, si volvíamos... Seguramente habrían muchos más problemas.

Irónico, debí convencer a Loella de no hacer esto. Debo asumir mi responsabilidad.

- Loella, pase lo que pase... Siempre estaré a tu lado.

- ¿Arlo? ¿Porqué dices eso?

Sentí como su voz quería romper en llanto. Empezaba a admirar eso de ella, como también quisiera que ella llore pero sólo conmigo.

- Tranquila. Pero, siento que nos llegarán a atrapar.

- N-No, no podemos permitir eso... Prometeme que no me llevarás a casa aunque me este muriendo.

Loella no digas esas cosas...

- Prometelo.

Me mantuve en silencio un momento. Me dolía.

- No, Loella.

- ¿Porqué no? A-Arlo, no quiero que me separen de ti... No quiero. No.

- Loella, en algún momento nos encontrarán. O nosotros volveremos. Lo siento. No debí permitir que esto pase Loella.

- Arlo, por favor no me dejes.

Loella empezaba a llorar. Ambos paramos de caminar. Ya había pedido la noción del tiempo y el lugar. No era muy tarde aun, parecían las 10 de la mañana. Abracé a Loella y ella me correspondió con fuerza, pero se cansó al instante. Pude sentir el roce de sus brazos, en mi espalda. Ella se aferraba a mi ropa, y yo le acariciaba la cabeza.

No entiendo porque las cosas tenían que ser así. Me mantive realista después de todo. Aunque disfrute este tiempo con ella... Era algo que debía acabar.

- Loella si nos encuentran... Probablemente vaya a la cárcel.

Ella empezó a llorar más.

Cartas a mi soledad [Terminado] #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora