Errores.

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Las voces casi inaudibles de mi padre y mi madre se hacían notorias. Pronto iba a despertar. Me force a abrir los ojos y pude ver a mi padre con lágrimas y también a mi madre.

Abrí la boca pero no me salían las palabras.

- Tranquila. Ya todo esta bien.

Mi padre me sonrió y paso su larga mano por mi rostro. Lo sentía cálido. Ambos salieron me imagino para avisar que había despertado. Era obvio.

Miré apenas mis brazos, uno conectado al suero. Con tan solo ver la pequeña perforación en mi vena, justo ahí en la coyuntura de mi brazo me hacía dar náuseas. Odiaba las inyecciones y las agujas y apenas eso causó mi molestia.

Estaba de blanco, en una sala de blanco. Inquietante, pude haber muerto. Mi respiración me pesaba, y la maquina que estaba a mi lado, mostraba la frecuencia con la que latía mi corazón, lento pero iba por ahí.

Entró un doctor a revisarme. Pasó una linterna por mis ojos y luego simplemente tocó mi pulso mientras veía la maquina. Me miró un poco triste pero luego me sonrió.

- Estarás bien.

El dio media vuelta y salió. Miré por la ventana, girando apenas mi cabeza y pude ver que era de noche. ¿Cuánto tiempo llevaba así?

Mis padres entraron, para despedirse. A penas podía hablar, pero intentaría hacerlo.

- ¿Qué pasó?

Ambos se miraron.

- No lo sé Loella. Sólo recibí una llamada, diciendo que te habían encontrado en el bosque.

- ¿Y?

- Al parecer alguien trató de matarte hija.

Mi madre empezó a llorar. Mi padre la abrazaba con fuerza. Ver eso, solo reafirmaba que quería vernos a Arlo y a mi así en un futuro. Me dolía ver ese reflejo en ellos.

- Pero... Porque... No entiendo Loella. ¿Quién quería matarte? Ni te han robado.

Mi padre se veía furioso. Su mirada pasaba de preocupación a irá fácilmente.

- No lo sé. Pero sólo sé que me duele mucho...

Todo me dolía, todo. El dolor sentimental paso a ser físico también. Mi cuerpo reflejaba mi tristeza y mi dolor. Sólo por no saber de Arlo. Sólo por aferrarme a él.

Mis padres se fueron. No podía dormir.

Pensaba en el hecho de habernos escapado y lo que eso había causado. Esta vez ya no quería pensar en los demás, siempre lo había hecho de alguna manera pero ahora sería egoísta.

Los errores me están costando caro. Arlo trató de matarme, no puedo decir que fue él.  No puedo. La ley nos prohíbe estar juntos. La vida misma parece no estar contenta con nosotros. ¿Qué haría? Me sentía desesperada.

Estar ahora en el hospital tampoco ayudaba.

Supongo que debería decir adiós. Aferrarme no me sirve... Pero tampoco quiero eso. Arlo ha dejado una marca en mi que es difícil de borrar incluso ahora. Podía haber olvidado que estuvimos juntos, que él fue mi primera vez, que el me dedico su tiempo, sus palabras... Su vida. Y yo era dueña de eso y de su corazón, así como el era dueño de lo que era yo.

No quería dejarme ir por él. Lo amo es lo único que sé.

Cartas a mi soledad [Terminado] #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora