10. ¿¡Estamos Perdidos!?

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Llevamos dos horas en carretera, Alonso se niega a decirme a qué lugar iremos, lo único que me dijo fue que era un lugar lejos, pero que a él le encantaba y esperaba que a mi igual.

—Alonsooooo. —le llamé por, tal vez, enésima vez durante el viaje.

—Cam, tranquila, no es como si te fuera a secuestrar. —dijo tranquilamente y comenzó a reír.

—Sólo necesito que me digas a dónde iremos. —le insistí.

—Ya casi llegamos. —dijo, lleva diciendo eso desde hace una hora, sin exagerar.

—De acuerdo. —dije rendida.

(...)

El "ya casi llegamos" de Alonso fue prácticamente un "falta una hora más de viaje" porque así fue. No sé porqué Alonso me trajo a una playa, pero él dijo que era su lugar favorito, así que debe haber algo que lo haga especial.

Eran las cuatro y media de la tarde y en la playa en la que estábamos no había mucha gente, todo se sentía tranquilo, era una sensación de paz increíble, el sonido de las olas del mar era lo único que se escuchaba.

—¿Te gusta? —preguntó Alonso una vez que estuvimos frente a la playa.

—Es increíble. —le contesté asombrada, era una hermosa vista y era el lugar más relajante en el que había estado, además de mi habitación cuando Freddy no estaba en casa.

—Éste es mi lugar favorito, aquí vengo cuando necesito pensar cosas o cuando me siento triste. —me explicó, yo haría lo mismo, es un lugar muy bello en donde nadie puede interrumpirte cuando necesitas estar solo.

—Es muy relajante.

—Lo es. —contestó y suspiro. —¿Quieres quedarte aquí o prefieres que te lleve al otro lugar que planeo llevarte? —me preguntó sonriendo, inevitablemente sonreí.

—Vamos. —le conteste y él sonrió.

(...)

Alonso y yo entramos a un restaurante de comida Italiana, amo la comida Italiana. Al parecer ya tenía todo planeado ya que había hecho una reservacion anticipada, el lugar era hermoso, escogió un lindo lugar, estábamos en el balcón del restaurante, el clima era perfecto no hacía mucha calor y tenía una vista impresionante de la playa, simplemente perfecto.

—¿Te gusta? —preguntó haciendo mi silla hacia atrás para que yo me sentara.

—Es muy hermoso. —le respondí sin dejar de mirar la impresionante vista.

—Me alegro que te guste. —dijo una vez que se sentó junto a mi.

Un mesero llegó para pedir nuestra orden, una vez que le dijimos lo que comeríamos se retiró.

—Cam... —comenzó a decirme Alonso pero mi celular sonó, era Freddy.

—Alonso, lo lamento pero debo contestar. —le dije con una pequeña sonrisa, él asintió y me levanté para alejarme un poco de él.

—¿Hola? —dije una vez que deslice mi dedo en la pantalla para contestar.

—¡CAMILA PACHECO LEYVA! ¿¡DÓNDE ESTÁS!? —preguntó Freddy gritándome del otro lado del teléfono.

—Alfredo, tranquilo, recuerda que te dije que saldría con Alonso. —le recordé

—Oh, cierto. —dijo más tranquilo. —Discúlpame, no lo recordaba, ¿cómo estás, no ha intentado sobre pasarse contigo?, cualquier cosa que te quiera hacer no dudes en llamarme a mi o a Jos, recuerda que eres nuestra hermanita y te protegeremos de todo. —dijo y sus palabras fueron como una flecha atravesando mi pecho, hasta mi propio hermano me recordaba que Jos solo me veía como una hermana.

Dos Chicos, Una Decisión #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora