30. De Regreso

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Por fin domingo, lo que significa que es el último día aquí en nuestro "campamento".

—Bien, ¿qué tienen planeado hacer hoy? —preguntó Bryan sin despegar la vista de la televisión, esto más que un campamento parece un día normal en la ciudad, sólo que la única diferencia era la compañía de todos ellos.

—No lo sé, tenía pensado que hiciéramos una fogata antes de irnos, nos iremos casi a media noche así que estaría bien. —dijo Freddy dándole un sorbo a su jugo.

—¿Media noche? Pero mañana hay escuela. —me quejé, ¡no iba a dormir casi nada!

—No seas aguafiestas Cami. —dijo Rebecca y yo la miré con una ceja alzada, ¿me dice aguafiestas a mi? ¡Ella es la que se queja por cualquier insecto! No le respondí porque sabía que le arrancaría sus rubias extensiones.

—No pasará nada Cam, siempre podemos llegar a cualquier hora, no creo que pase algo si faltamos aunque sea las primeras dos horas de clase. —dijo Freddy encogiéndose de hombros, yo suspiré, no podía contradecir a mi hermano, además tenía razón, no creo que pase algo si faltamos las dos primeras horas de clase, vamos comenzando el ciclo escolar y cualquier cosa siempre me puedo recuperar.

—De acuerdo. —respondí a lo que todos comenzaron a festejar, Alonso me abrazó giré a verlo y me guiñó un ojo.

—Hey, aleja las manos de mi hermana. —le advirtió Freddy.

—Alfredo, deja de estar de sobre protector. —me quejé aferrándome más a Alonso, debo hacer creer que soy feliz con él, yo misma debo hacerme creer eso a mi.

—Bien. —dijo rodando los ojos.

—Salgamos a caminar. —dije levantándome del sofá y tomé la mano de Alonso. —Regresamos más tarde. —giré a ver a Freddy y le guiñé un ojo mientras Alan sólo sonreía.

—Definitivamente tu hermano me odia. —dijo Alonso una vez que salimos de la cabaña.

—No es eso. —le dije riendo y él entrelazó nuestras manos.

—¿Entonces? —preguntó y nos sentamos en el césped frente a frente algo alejados de la cabaña.

—Es solo su instinto de hermano protector. —me encogí de hombros y encontré la mirada de Alonso, parecía estarme contemplando lentamente. —¿Tengo algo? —pregunté un poco incómoda ante su atención.

—Sí. —dijo sin dejar de mirarme, sus ojos tenían un lindo brillo.

—¿Qué tengo? —pregunté asustada, espero no tener algún insecto.

Agh, soné como Rebecca

—Una hermosa mirada. —me respondió, sentí una sensación extraña en el estómago, puedo apostar que estoy ruborizada, así que bajé la mirada. —Hey, no te pongas nerviosa, te vez hermosa cuando te pones rojita. —dijo levantando la mirada haciendo que lo vea directamente a los ojos.

—No creo que sea más hermosa que la tuya. —le dije y tenía razón, nunca había mirado tan directo a sus ojos, tenían un tono de azul muy lindo, él también se ruborizó un poco, era una de las cosas que me agradaban de él, era un chico que no temia demostrar sus sentimientos.

—Eres perfecta Cam, me alegra estar contigo. —estar sola con él hizo que me sintiera diferente, sentía esa sensación de querer tenerlo entre mis brazos y nunca soltarlo.

¿Puedes enamorarte de un instante a otro? Porque creo que eso me está sucediendo.

En un movimiento lento me fui acercando a él, debo comprobar este sentimiento que está comenzando a surgir, así que sin pensarlo más lo besé, lo besé lentamente, él no tardó en responder y fue ahí dónde me di cuenta que con unas simples palabras y un momento a solas con él había logrado despertar un poco este sentimiento, no iba a exagerar y decir que sentía todo el zoológico completo en mi estómago, pero si de algo estoy segura es que enamorarme completamente de él ya no será tan difícil.

Dos Chicos, Una Decisión #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora