PARTE VEINTICUATRO

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Siempre soñé con cantar en un lugar lleno de fans coreando mi nombre mientras bailaba y daba mis mejores poses y a la vez escucharlas aplaudir. Sueños como esos son difíciles de lograr, muy pocas personas lo han conseguido y sabrá dios si tuvieron que pasar por algo como lo mio.
Ser como tu artista favorito o sentir lo que es la fama cuesta demasiado.

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Mi familia no es rica, por lo tanto no estoy acostumbrado a los lujos.

Después de la comida, me llevó a ver mi nuevo hogar. El recibidor era muy bonito, lleno de cuadros y sillones para descansar, un hombre abría y cerraba la puerta de la entrada al igual que una señorita en la recepción te daba la bienvenida.
Subimos en el elevador de cristal que daba vista hacia el río y bajamos en el tercer piso.

El pasillo contaba con dos departamentos, uno era el nuestro.
La clave de acceso de la puerta era fácil, 8499=VIXX. Me reí de lo lógico que era, pero aun así me gustó ver que hasta por ese detalle se preocupó.

El lugar ya estaba amueblado y puedo decir que todo se veía caro. Al entrar, traté de no tocar nada por miedo a romperlo y estropear la moderna decoración.

—Bienvenido a tu nuevo hogar.

Mink me dio un abrazo que me despejó la mente de lo embobado que estaba al ver todo el lujo ahí dentro.

—Hay cuatro recámaras para todos ustedes de las cuales 3 son iguales en tamaño de closet y de baño. Una, es mas grande y mas bonita, esa es la tuya —no me di cuenta que me mantenía agarrado de la cintura mientras nos dirigíamos hacia "mi cuarto".

Era la puerta del fondo a la derecha pero antes, me mostró las otras 3, cada una tenía dos camas, una tele, un pequeño escritorio, un closet y baño completo. La "mía" tenía hasta la puerta de madera diferente y estaba alejada de las otras.

—Yo me encargué personalmente en acondicionarla para ti —sentí que hundía su mano sobre mi cadera, apretándose a mi.

Abrió la puerta y me quedé sorprendido, duplicaba en tamaño tanto el espacio como la cama. Mi televisor era del doble de tamaño, el closet con dos espejos de tamaño completo, el baño con tina, un escritorio con una laptop y otro celular de regalo, un librero con muchísimos libros, un sillón para leer, bolsas con mas regalos que me preocuparon y lo mejor, una terraza para mi solo con vista al río y a la ciudad.

No sabía qué decir, estaba sorprendido y muy halagado de que éste cuarto fuera pensado en mi.

Me alejé de Mink deshaciendo su agarre y salí a la terraza, necesitaba aíre.
Escuché como salía y se paraba detrás mio, abrazándome. Recargó su barbilla en mi hombro y pasó sus brazos alrededor de mi cintura. Yo tenía ambas manos agarradas al barandal cuando me tomó por sorpresa. Sentí su cálido aliento en mi oreja que olía a menta.

—Sabía que la vista te gustaría, aquí podrás tomar algunas fotos —el calor que su cuerpo me proporcionaba me hizo sonreír así que le permití que me mantuviera abrazado.

—Gracias por tomarte tantas molestias, ya me estaba acostumbrando a dormir en el piso frío del otro edificio.

Ambos reímos por mi sarcasmo.

Desde el primer día que hablé con él, me sentí seguro, podía estar nervioso pero nunca sentí desconfianza. Sé que en su compañía puedo ser yo sin miedo a alguna represalia y me gustaba, me encantaba verlo sonreír y me estaba gustando que me abrazara como ahora.

Giré sobre mis pies y sin separar sus brazos, quedé de frente a él. Lo tenía a escasos centímetros, sus bonitos ojos me sonreían al igual que sus labios.
Sentí descargas eléctricas en el pecho que me provocaron nerviosismo y al mismo tiempo, que mi sonrisa igualará a la suya.

Tal parecía que me leía la mente ya que me besó.

Apretaba todo su cuerpo al mío para que su lengua tocara hasta el fondo. Besó mi mandíbula y el cuello, dio pequeños mordiscos en mi garganta haciendo que diera suspiros cortos pero audibles.

Sus manos seguían en mis caderas, y las mías sobre su pecho agarrando las solapas de su traje.

Me palpitaba la entrepierna.

Nuestro beso duro varios minutos antes de que separara su cuerpo del mío. Agarró mis manos con las suyas y las bajó, manteniendolas juntas.

Mi pecho respiraba entrecortado, mi mente decía basta pero mi corazón pedía más.

Me asusté, lo miré con detenimiento.

Estaba observando nuestras manos mientras su respiración se mostraba agitada. Tenía las mejillas rojas y los labios rosados. Me gustaba verlo así, quieto y callado.

—Me gustas demasiado Hongbin, tanto que no se si debo seguir siendo tu padrino, me puede traer problemas.

Mi cabeza se agitó al escucharlo, pero mantuve la calma mientras hablaba.

—No se a que te refieres —exclamé.

Alzó la vista y añadió.

—Me puede traer problemas emocionales, me gustas al grado de ya no soportar el querer compartirte con nadie más y con eso me refiero a Ilwoon y a Taekwoon.

Que dijera el nombre de Leo me revolvió el estómago.

—Quiero que seas exclusivo para mi a partir de ahora —apretó sus manos sobre las mías —. Quiero que pienses en mi como yo lo hago, ya no sólo en mercancía, si no como en un hombre... me estas volviendo loco Lee Hongbin.

Mis mejillas se sentían en llamas, las manos me sudaron y el corazón me palpito con fuerza. Detuve todos mis pensamientos en él y descubrí que su confesión me hacia muy feliz y estaba sintiendo alegría por sus palabras.

Me tranquilicé antes de hablar.

—Tu también me gustas mucho Mink, quiero estar contigo.

—Tu también me gustas mucho Mink, quiero estar contigo

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FAMA (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora