Las oportunidades para convertirte en alguien famoso son escasas. Hay que tener un gran talento y... contactos.
Mi nombre es Lee Hongbin miembro del grupo de K-pop VIXX y a través de esta carta dejaré testimonios de la degradación que hoy me llevan...
Saliendo de la junta, mi tiempo estaba designado para Mink quien no me dirigió ninguna palabra en todo el camino hacia el restaurante. Seguía avergonzado por Ilwoon y su imprudencia para hablar, pero de alguna manera, era un peso menos, estoy seguro que N guardará el secreto, pero no sé que hará Mink o el CEO ante mi falta de compromiso. Ilwoon me castigó de la mejor manera que su obtuso cerebro le permitió, Mink tal vez y su castigo sea odiarme.
Su frialdad se siente en toda la camioneta. Quería regresar a la comodidad de mi departamento con los chicos.
Me fijé en la avenida por donde transitábamos y las banquetas estaba llenas de gente. Vi los puestos ambulantes de comida callejera, extrañaba comer ahí.
Dimos varias vueltas por la capital hasta llegar al tan famoso barrio de Gangnam. Los hermosos conjuntos de departamentos y las tiendas de ropa de diseñador te daban la bienvenida. Nos detuvimos en un restaurante con paredes de cristal y plantas alrededor. Bajé sin hacer mayor escándalo y me paré a un lado de la entrada viendo como Mink entregaba las llaves al valet parking. Caminó hacía mi y sin detenerse a esperarme entró sin decirme nada, nos recibió un mesero de bonita cara y nos llevó a una mesa privada en el segundo piso. Todo era de madera y mármol. Muchas mas plantas y flores adornaban el interior.
Me senté de frente al ventanal que daba vista al río y a un lado un edificio de departamentos bastante lujoso.
El joven mesero se quedó a nuestro lado hasta que decidimos pedir. Con el hambre que tenía, pedí un bistec del tamaño de mi cara y una copa de clericot. Mink pidió una ensalada y una botella de vino.
Seguimos sin hablarnos incluso cuando los platos con nuestra comida llegaron. Comí en silencio disfrutando de lo rico de la carne, bebí sin apuro y me dejé hipnotizar por el tranquilo río debajo de nosotros. La música del restaurante eran piezas clásicas de violín y piano haciendo la atmósfera mas deprimente.
No me preocupe siquiera en verlo o intentar iniciar la conversación, para mi era mejor si después de la comida me llevara a casa y no quisiera volver a verme en lo que resta de mi vida. Pero justo cuando me hice a la idea de que su odio lo alejaría de mi, me habló.
-Soy un hombre razonable, inteligente y educado. No soy ningún ser divino para juzgarte pero estas dentro de un círculo lleno de prejuicios y demandas. Ilwoon te castigó a su manera, para mi no es importante. Ya te platiqué sobre mi posición con respecto al viejo contrato que han seguido todos los ahijados en todas las empresas, es anticuado, pero se debe obedecer quieras o no.
A través de sus ojos se podía observar una llama de fuego que también le hinchaba los labios haciéndolo más atractivo a la vista.
Siguió hablando.
-Tu CEO me dio completa libertad para hacer contigo lo que quiera sin siquiera pensarlo. Se disculpó por ser tan torpe y olvidar decirte que tus experiencias sexuales debían ser exclusivamente con nosotros y que el desobedecer conlleva casi al destierro del grupo. Ilwoon y yo hablamos con él y le dijimos que serías castigado como mejor nos acomodáramos. El tonto de tu otro padrino, se aprovechó de ti, además de que marcó tu cuerpo como un pedazo de carne y no sólo eso, te hizo saber que las decisiones sobre tu cuerpo ahora nos pertenecían y con justa razón.
Se detuvo para beber de su copa, me seguía mirando con los ojos encendidos y la espalda erguida en el asiento. Me bebí el resto de mi bebida y dejé que supiera que me estaba poniendo incómodo.
-¿Cuál será tu castigo? Debes estarte preguntando, déjame decirte que no tengo idea. Me tomó por sorpresa enterarme que perdiste la virginidad con uno de tus compañeros de grupo así que aún no se que castigo darte.
Llenó la copa a la mitad y por espacio de unos minutos, bebió todo el contenido.
Lo miraba de reojo para saber si seguiría regañandome, pero se detuvo en esa última frase. Parecía que pensaba decirme mas cosas pero ahí se quedó la conversación.
Me sentí incómodo al no saber que responderle.
-¿Y con quién fue?
Su profunda voz me sacó de mis cavilaciones y de golpe levanté el rostro hacia él. Me miraba y no sabía si era enojo o asco, de cualquier manera me asustó.
Tragué saliva y aclaré la garganta antes de hablar.
-Con Leo...
Su nombre me salió en un suspiro.
No me acobarde y dejé mis ojos fijos en él. Su semblante no cambió, se veía que pensaba antes de contestarme.
-¡Ah! Jung Taekwoon. El chico de mirada fría y actitud serena. Es bastante guapo, por su altura debió ser bastante bueno.
Me desconcertó y pensé el porque de su respuesta, pero sólo conseguí dudar si contestarle o no.
No aguanté su mirada y bajé los ojos hacia mis manos sobre las piernas.
Escuché como daba un gran y sonoro suspiro antes de hablar.
-El edificio de enfrente son departamentos. Hongbin, mira hacia afuera -obedecí sus palabras y vi las terrazas y los ventanales de cada piso -. El tercer piso tiene un departamento a tu nombre, ahí hay suficiente espacio para que tu y el demás grupo puedan vivir a sus anchas.
Giré la cara con asombro para verlo, su sonrisa me indicó que no estaba molesto. La mirada se le suavizó, estiró una mano hacia mi y la dejó sobre la mesa con la palma hacia arriba en señal de tregua. Dudé, pero al final puse la mía sobre la suya. Me agarró fuerte, seguía sonriendo.
Mink me gustaba.
-Pensaba dártelo en cuanto las promociones de su comeback terminaran, pero con esto que acaba de pasar, éste fin de semana se mudarán. En éste momento tu líder ya les avisó que deben empacar así que desde el lunes vivirás ahí.
Su mano libre se unió a nuestro agarre, el calor que me transmitía me tranquilizó.
-Promete que no me ocultaras nada sobre ti, quiero saberlo todo. Deseo formar parte de tu vida y ser capaz de crearte esa perfecta y hermosa sonrisa.
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