FAMA (VIXX Fanfic Yaoi)

CAPITULO II PARTE VEINTIOCHO

—Báñate, relájate, cámbiate y te espero en el comedor para desayunar.

Recogió un saco del montón de ropa sobre la cama y salió sin mirarme.

Me apresuré a hacer lo que me pidió sólo que sin relajarme. Bajé deprisa los escalones y caminé con apuro hasta el comedor, la casa era enorme.

Me detuve en la entrada tratando de recobrar algo de aliento, me sentí nervioso y acelerado. Estaba a punto de saber algo importante y el corazón me latía desesperado. Inhale fuertemente el aire a mi alrededor y abrí la puerta.

Había varios platos sobre la mesa de los cuales Mink tomaba pequeñas porciones de comida. Me acerqué a él y me senté a su lado, no hizo ningún movimiento ante mi llegada.

—Tu CEO me marcó hace rato y preguntó si hoy irías a ensayar, le pedí que te diera otro día de descanso, yo iré a trabajar hasta más tarde.

No me miraba.

—De acuerdo.

No dijimos más y desayunamos en silencio.

Al terminar, nos quedamos en la mesa con una taza de café cada uno. Él se veía tranquilo mientras que yo deseaba comenzar a preguntar, de nada me serviría si lo presionaba, al parecer hablaría conmigo de todo.

Estaba enfriando el humeante café cuando por fin habló.

—Haz de tener miles de preguntas rondando tu cabeza. Me dirás una a una sin revolverlas y me permitirás contestarlas sin prisa.

Alcé los ojos para verlo, me miraba con la vista sería y el semblante imperturbable. Quise preguntar lo principal, sabía que si lo hacía las demás respuestas serían más claras para mi.

—¿Tu he Ilwoon eran pareja?

Levantó su taza y sorbió del líquido sin quitarme la vista de encima.

—Si.

No dijo más. Me quedé callado esperando oírlo explicarme pero no, sólo ese "si". Seguí preguntando.

—¿Por que me lo ocultaste?

—No era importante que lo supieras.

—¿Por que no lo mencionaste?

—Él ya no formaba parte de mi vida.

—Me lo hubieras dicho.

—Era algo del pasado que no quería que te afectara.

—Pero tu sabías todo lo que me hizo y jamás mencionaste que ustedes habían sido pareja. ¿Por que lo ocultaste?

—Estaba harto.

—¿De Ilwoon?

—Si.

Dejó de verme y se dedicó a cucharear la taza. Su rostro parecía de piedra.

—Dime la verdadera razón del por que lo ocultaste.

Volvió a mirarme, se quedó callado varios minutos observándome, me sentí incómodo.

—Te amo Hongbin y espero que después de escucharme, todo se mantenga igual. No quiero que lo dudes.

Esas palabras me asustaron, pero sólo asentí con la cabeza.

—Yo también te amo Mink, pero necesito saber.

—Ven, subamos a la azotea. Siento que me asfixio.

Nos levantamos y fuimos a la terraza en la azotea donde la había acondicionado con un bonito jardín y varios muebles para poder recostarse y ver el cielo tanto en el día como en la noche. También compró otro telescopio para que juntos buscáramos estrellas.

Me recosté en la parte donde estaba techado, el sol estaba demasiado caluroso. Mink hizo lo mismo y se acostó a mi lado.

—¿Sabías que desde la primera vez que te traje aquí y te dormiste en mis brazos, éste lugar se convirtió en mi favorito? Por eso lo arregle tanto para ti.

Tomó mi mano apretándola fuertemente mientras que yo voltie la cara para verlo, el miraba hacia el cielo, entonces comenzó a contarme.

—Siempre fui solitario lindo Bin, ya conoces mi pasado. Era joven y acelerado, sentía que la vida se me escapaba con cada parpadeo que daba y que necesitaba hacer muchas cosas a la vez. Cuando cumplí 27 años, mi vida ya estaba rodeada por los excesos y el amor libre con los ahijados que apadrine. Tenía todo, una vida estable llena de dinero, juventud, salud, amigos poderosos, chicos hermosos por los que pagaba para poder hacer con ellos lo que quisiera y sobre todo, libertad. Pero llegó un momento en que descubrí mi triste realidad, estaba solo y aburrido. Llegué a un punto en que me vi desesperado por lo absurda que se me hizo la vida, el sexo, el alcohol, las drogas y tantas farsas. En serio te hartas, tanto tiempo con lo mismo sabía que no llegaría a ningún lugar hasta que de la nada apreció Ilwoon —hizo una pausa para voltear a verme, nuestros rostros estaban a centímetros uno del otro. Apretó con fuerza mi mano —. Me enamoré perdidamente de su frescura y carisma, dos veces salimos y con eso tuve suficiente para caer rendido. Me vi desesperado por hacerlo feliz, por que tuviera todo lo que deseaba y por que estuviera a mi lado. Una vez que nos hicimos pareja, mi entorno cambió, ya no sentía que me faltara nada ya que él me daba luz y amor. Nos amamos intensamente durante años hasta que mis patrocinios cambiaron todo, sus celos al principio me parecían adorables, pero fue transformándose en alguien totalmente diferente una vez que ya no soportó que siguiera pagando por otros jóvenes a pesar de que lo tenía a él para complacerme —giró la cabeza de nuevo para ver el cielo, yo no dejé de mirarlo —. Las peleas se hicieron constantes y su abuso al alcohol empeoró. Me pidió que dejara de ser padrino pero estaba atado a dos idols por ese tiempo, romper el contrato me era imposible así que evitaba salir tanto con los chicos pero hubo ocasiones en que traicione la fidelidad que Ilwoon y yo nos teníamos y me acosté varias veces con mis ahijados. Lo oculté por varios meses hasta que se dio cuenta, y bueno, hubieron más peleas, pero lo peor fue que comenzó a engañarme él también. Todo el amor que nos tuvimos se apagó de repente, siempre que nos veíamos eran discusiones y reclamos el uno con el otro así que ya no soportaba la idea de saber que había roto su confianza y que yo era el culpable de que estuviera cayendo en el alcoholismo, por que tal vez y si te diste cuenta que él tomaba demasiado también siendo una de las razones por las que termine con él. No lo tomó bien, me rogó por días hasta que desapareció. Yo seguí mi vida, pero su recuerdo era muy fuerte y me costó mucho trabajo olvidarlo y superarlo. Sé que yo tuve la culpa de lo que pasó, pero también fui muy cobarde para aceptar mis errores y tratar de arreglar la relación —se detuvo y pude observar como apretaba la mandíbula. Como si reprimiera las ganas de llorar —. Pasó un año exactamente cuando lo volví a ver. Estaba sentado en la misma sala de juntas alzando el brazo pidiendo ser padrino del mismo chico por el que yo también votaba para hacerlo mío... tu.