CAPITULO II PARTE VEINTIUNO

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Se me hizo un nudo en la garganta cuando abrió por completo los ojos y me abrazó tan fuerte que no me dejaba respirar.

Se separó un poco para poder verme a la cara y sonreírme de forma especial.

—Cada que te alejas de mi, el corazón se me detiene y sólo con tus besos vuelve a latir. No te vayas por mucho tiempo o moriré.

Tomó mi cara entre sus manos y nos hizo besarnos hasta que mis lágrimas cayeron por mis mejillas, mojándole las manos.

Detuve nuestro beso en seco. Me alejé lo más que pude en el reducido espacio y agaché los ojos, me derrumbaría si lo veía llorar.

Calmé el temblor de mis labios para hablar.

—Quiero terminar contigo.

Tuve que mirarlo para ver su reacción, se me entrecortó la respiración, pero mantuve la calma pese a las lágrimas que aún salían.

Su rostro no quitó la sonrisa como si no me hubiera escuchado.

—No digas tonterías.

Me alejé un poco más. Mordí mi labio inferior, debía ser sincero con él al menos ésta vez.

—Te he traicionando y te he mentido.

Subió una mano a mi rostro que acarició.

—No digas nada, lo que sea que hayas hecho no me importa.

—Leo, quiero terminar contigo. No es justo para ti que ames a alguien que no siente nada por ti.

Con eso la sonrisa desapareció y los ojos se le pusieron rojos, tristes, suplicantes.

Me habló a penas con un hilo de voz.

—No mientas, no mientas...

Quité su mano de mi cara y me dispuse a levantarme del sillón, no soportaría verlo llorar nuevamente por mi. Leo se quedó quieto mirándome con los ojos convertidos en dos esferas sin brillo, perdidos y sin expresión.

Quedé parado frente a él que parecía que no reaccionaría.

—Lo lamento.

Me voltie para salir del salón, pero su voz me detuvo.

—¿Y por eso lloras?

No hice caso y continúe caminado para irme de ahí o seguiría sintiendo la opresión en el pecho y esta enorme culpa.

—Aún no hemos terminado de hablar.

Escuché que se levantó de su asiento y sus pasos dirigirse hacia mi. Estaba a nada de salir cuando me agarró por el hombro e hizo voltearme para verlo. Cerré los ojos, era un cobarde.

—Dime que pasó, al menos merezco eso. No puedes venir como si nada a terminar conmigo sin explicarme tus razones. ¿Piensas que no tengo sentimientos?

Agarró mis dos hombros entre sus manos y los apretó de poco a poco.

Esa acción me hizo comprender lo mal que había hecho todo hasta ahora. No era justo que tratara de terminar sin hacerle saber la verdad.

Me limpié las pocas lágrimas en mis mejillas y me resigné a mirarlo. Esperé verlo con los ojos llorosos pero en vez de eso había calma.

—Anoche me acosté con Mink y me di cuenta que quiero estar con él, que lo prefiero —le contesté sin remordimiento.

Esperé su reacción pero nada, mantuvo una cara sería como si de verdad me ignorara. No supe como tomarlo, dejé que pasarán unos segundos y continúe hablando.

—Esa es la razón, lamento lastimar tus sentimientos pero yo también los tengo y me dirigen hacia Mink.

Dejó caer los brazos a sus costados y bajó la cara hasta que su barbilla tocó su pecho.

Di un paso hacia atrás y me alejé caminado nuevamente a la salida.

No me detuvo.

Llegué con los demás que practicaban unos cuantos pasos de baile al azar. Me acerqué a N para decirle sobre lo que el CEO y yo habíamos platicado. También le hablé de mi noche con Mink, me pidió que fuera responsable y que no me viera obligado a hacer algo que no quisiera. Era de suponer que me indicaba que al final yo decidía que hacer con mi vida que cada vez iba perdiendo sentido y felicidad.

No era feliz.

Me veía vagando sin rumbo entre dos sentimientos y presiones. Sería más cómodo que en mi vida no existiera el problema de los inversionistas, eso destruyó todo.

El día transcurrió sin que yo me percatara de las horas que pasaron sin ser importantes.
No presté atención a lo que los chicos bromeaban o hablaban. Leo se encerró en su estudio de grabación y no lo vi hasta que todos nos fuimos en la vieja furgoneta hasta el departamento, ninguno de los dos hizo el intento de siquiera mirarnos.

Me encerré en mi cuarto y dormí sin interrupciones hasta la mañana que fui despertado por N que tocó con apuro a mi puerta.

Ese día paso igual que ayer, sin emoción ni problemas. Estaba siendo monótono.

En la noche me vi con mi padrino y ahí noté que la vida al menos me tenía esperado un poco de alegría a lo gris que estaban convirtiéndose los días.

—Hoy en la mañana, vi una tienda de campaña que me recordó un viaje que hice hace algunos años a las montañas, no sé, podríamos ir el siguiente fin de semana para olvidarnos un poco de los problemas que hay. Hongbin, ¿Me estás escuchando?

Habíamos salido a caminar cerca de la ciudad para tomar algo de aire, pero nos detuvimos y nos sentamos en un parque frente al puente que dividía la capital. Yo estaba encantado con el color de las luces de todos los autos que atravesaban el río.

Sí lo oía, pero prefería no hacer caso.

—Disculpame, sí te escucho, estoy cansado. Me distraje un segundo.

Recargué la cabeza en su hombro y aspiré fuerte el aire.

—Con mayor razón te sacaré de aquí, mereces tener unas vacaciones.

Pasó su brazo alrededor de mi para abrazarme. Me pegue a él, sabia que entre sus brazos me sentía seguro.

—Iría hasta el fin del mundo contigo —respondí.

Escuché su risa.

Sonreí yo también.

—Te quiero tanto lindo Bin —y besó mi frente.

Mi sonrisa se ensanchó, sentí "mariposas" en el estómago.

—Te amo Mink.

Ésta vez si era verdad.

Desde ese día, ha pasado 1 año.

FAMA (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora