Flores para Andrea del Junco.

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Capítulo anterior: "—Tú te vas a casar con él Andrea del Junco. Mira ese anillo, tú te vas a casar con él porque ya está casi todo listo y mañana vamos a ver tu vestido. Samuel me hizo una transferencia hace unas horas. Y aquí se hace lo que yo diga.
—..."

Andrea POV

«¿Por qué ya no quería casarme con Samuel?... siento que es porque no le quiero hacer daño... porque yo no creo poder amarlo en un futuro. ¿Entonces por qué me pongo nerviosa cuando lo tengo cerca?, ¿Será que siento algo por él, aunque sea muy pequeño?». Miles de preguntas rondaban mi cabeza después de que mi mamá llegara a la cocina prácticamente "obligándome" «y lo estaba haciendo» a casarme con Samuel.

Sentí que tocaron la puerta muy despacio.

—¿Quién es? -tenía cerrado con llave así que pregunté antes de abrir.
—Soy yo hermana, ábreme -esa era la voz de Irina.

Pensé en abrirle, pero después accedí porque necesitaba desahogarme con alguien, y quién mejor que Irina, que realmente daba buenos consejos, así como mi abuelo... podían ser locos pero cuando querían ser serios, lo eran y lo hacían muy bien.

—Irina pasa -le abrí la puerta.
—¿Por qué tenías pestillo? -preguntó mientras se sentaba en mi cama.
—Porque ya sabes, no quería que mi mamá viniera a incomodarme.
—Ay hermanita, no podría estar en tu situación realmente... yo no sirvo para fingir, nunca tengo pelos en la lengua.
—Lo tengo muy claro -me acerqué a la cama para sentarme y le sonreí.
—A ver Andrea... yo sé por qué no quieres abrir tu corazón.
—No hables de él, ya lo superé.
—No lo has superado si no quieres hablar de él.
—Es que no es eso... pero me preocupa otra cosa ahora.
—Enamorarte de Samuel.
—¿Por qué dices eso?.
—Porque me lo imagino.
—Pues sí... eso.
—Pero Samuel nunca te engañaría con tu mejor amiga... aparte ya no tienes -ahogó una carcajada.
—Esa mal parida ya no existe para mí.
—Jajajaja así se habla Andrea del Junco... bueno, Samuel nunca te engañaría.
—¿Y qué? Si él no me quiere y yo ando pensando en que lo puedo lastimar... que tonta soy dios.
—Andrea ay -me empujó por el hombro- no te hagas por favor, tú muy bien sabes que Samuel muere por ti. Si hasta te dejó pastillas para la resaca la otra noche -abrí los ojos sorprendida.
—¿Él fue? Yo juraba que me estabas jugando una mala broma Irina.
—¡No! Si él me las dejó para ti.
—Oh... entonces tú crees que yo...
—Tú le gustas, estoy segura...
—Pero ay... yo no le correspondo por ahora.
—Por ahora... entonces eso significa qué ¿podría existir una oportunidad de que si te guste en un futuro?.
—Claro, por qué no.
—¡Andrea muy bien! Eso eso eso, aparte tendrás que soportarlo durante al menos un año, vas a tener un hijo con él y ¡vivirán hasta viejitos juntos! Oh sí -ella sonreía feliz como si le importara más que a mí.
—Por cierto Irina... lo del hijo no sé... sabes que me evadió el tema cuando se lo mencioné, quizás él no quiera tener un hijo conmigo.
—¿Y qué piensas hacer?.
—¿Pues qué más? Proponerle que él sólo ponga la semillita, por decirlo más sutil, y luego sea un padre ausente.
—¡Ay Andrea! Estás loca.
—Con todo el dinero que tendré para mí, lo podré mantener muy bien y con todo el amor del mundo.
—Samuel no aceptará tal proposición, te lo aseguro.
—No lo conocemos.
—Lo conozco bastante como para afirmarte que Samuel jamás dejaría un hijo tirado.
—Como digas.

Después de estar conversando un buen rato Irina se quedó dormida en mi cama, así que dormimos juntas. A la mañana siguiente me levanté temprano como de costumbre, fui a bañarme y al salir pensé que Irina ya se habría ido pero no, se le habían pegado las sabanas... no la molesté, me vestí y me fui a tomar desayuno.

Entre la soledad y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora