Fin

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Capítulo anterior: "Se acercó y me dijo que colocara una mano entre su cabeza y espalda, que no dejara que cayera.
La acomodé en mi pecho y fue la sensación más satisfactoria del mundo, mis ojos se tornaron vidriosos y de seguro la enfermera lo había notado. Pero es que no me cabía tanta felicidad en el pecho en estos momentos.
-Lo dejo -me dijo-, cuando su esposa despierte acomódele la mesa o puede pulsar el botón para que alguien venga.
—Muchas gracias -dije sin mirarla pero es que estaba embobado con mi pequeña.

Cuando se fue, Samantha no lloró más así que yo me senté con ella en el sillón mientras nos mirábamos.
—Te amo -susurré y le besé la frente."

Andrea POV.

Desperté muerta... en el sentido de que no me podía el cuerpo, me dolía mucho la espalda y ni hablar de el abdomen y entre medio de las piernas.
Cuando levanté la mirada me encontré con el paisaje, el cuadro... más hermoso de la vida. Ver a Samuel con nuestra bebé en brazos me encogió el corazón y debido a eso una lagrima cayó desde mi ojo. Comencé a sollozar y recién ahí Samuel levantó la cabeza, al verme se puso nervioso porque no sabía que hacer ya que Samantha también había comenzado a llorar.

—Andrea ¿qué hago? -dijo nervioso mientras se acercaba a mi lado meciendo a la bebé para ver si así la calmaba, pero al contrario ella lloraba más.

Miré detenidamente la escena con los ojos achinados y me quería reír porque sabía que Samantha tenía hambre y Samuel no sabía que hacer.

—Samuel -él me miró mientras seguía moviendo a la bebé-, dale tu dedo -él me miró confundido pero yo asentí entonces le pasó un dedo y ella inmediatamente comenzó a succionarlo.
—¡Andrea! Me va a sacar el dedo -dijo con exageración pero en susurros.
—Ja, ja, ja... ya dámela, tiene hambre... -se acercó y con mucho cuidado me acomodé para poder sostenerla en brazos -, yo creo que te tendré que facilitar mis libros de padres primerizos para que los leas -dije mientras me la ponía en los brazos.
—Eso creo también, pero mejor leo por internet... o... o simplemente aprendo con los días -me brindó una sonrisa mostrando los dientes.

Tener a mi hija en los brazos era lo que había estado deseando desde que supe que estaba embarazada... era tan perfecta. Su pequeña nariz, sus ojos, sus facciones, sus labios...
Mientras la alimentaba vi como Samuel estaba sólo ahí, mirándome, sonriendo por todo, incluso si miraba el pie de Samy él moría de amor.

. . .

Pasaron los días y ya me habían dado el alta así que estaba llegando a casa con Samuel y nuestra hija.

—Amor... -Samuel me llamó cuando entramos a casa- ¿me dejas cargarla? -dijo mirando a la bebé que yacía en mis brazos dormida.
Asentí y él dejó todas las cosas en el sillón del salón para luego acercarse y tomarla con cuidado en brazos.
—Hay que subir para acostarla -le dije en un susurro.
—No... no no, yo la puedo tener -sonreí pero negué con la cabeza.
—No, se tiene que acostumbrar a la cuna -me miró mal.
—No Andrea, no ves que es una bebé, recién tiene 4 días -hizo un puchero mientras la miraba con devoción. Le tocó la punta de la nariz y ella sonrió en sueños-, no permitiré que la dejes sola.
—Ah claro -me crucé de brazos y lo miré desafiante-, ¿acaso tú serás el que soportará que ella te despierte con llantos a las 3 o 4 de la mañana sólo para comer? -asintió- ¿ah si? ¿Cómo? -me parecía muy tierno verlo tan protector.
—Leí en internet qué hay unos... saca leche -se sonrojó- y bueno... tú ahí podrías sacar la leche para luego dejarla en su mamadera... yo, si ella despierta caliento la leche y se la doy, ¿no?

Entre la soledad y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora