Notificación de divorcio.

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Capítulo anterior: "Antes de que mi familia (parte de mi familia la verdad) se fuera, mamá paró en seco y se acercó a Samuel y a mí.
—Bueno chicos... les quiero entregar algo que ha estado en la familia por décadas... espero que les guste, Andrea -me miró como asintiendo-, espero que te guste -sonrió y sacó una caja de su cartera..."

—... es, bueno, mejor véanlo ustedes -me pasó la caja y yo la abrí mientras Samuel miraba, era el sonajero que todas habíamos ocupado en alguna época. Nuestro sonajero de plata... simplemente hermoso y especial para mí, aparte que papá había llegado con él un día, estaba todo renovado y tenía mi nombre tallado. Porque sí, cada vez que pasaba a alguna persona, lo tallaban con su nombre borrando el anterior, ahora lo tenía a mi disposición para tallarlo como quisiera.
—Gracias mamá, muchas gracias -le dije con los ojos llorosos-, tú sabes cuán importante es esto para mí.
—Por eso te lo di -me palmoteó la mano y se despidió de mí con un beso en la mejilla.

1 mes después.

Samuel me había pedido que lo acompañara a una cena de negocios, para cerrar un contrato de ganado con unos rancheros de la zona. Iba a comprar más animales. Aunque no me alegraba mucho ir, fui para acompañarlo y que no fuera solo (obvio) porque el vaquero iría con su esposa.

—Buenas noches señores, disculpen por el retraso, pero ya saben -miró a su mujer-, las mujeres -le besó la mejilla y se volvió hacia nosotros.
—Asiento por favor, no se preocupe, conozco como son las mujeres -le pidió a los presentes. Yo miré a Samuel de reojo media enfadada. Yo no era de esas mujeres que están 1 hora en el baño... bueno, pero hay momentos para todo.

Pasó la cena y al final cerraron la venta, ellos brindaron con champán y yo con agua, estaba rica...

—Sabes Andrea, ¡yo creo que tu bebé será niña! -me dijo la esposa del vaquero mientras ellos conversaban de animales y ranchos.
—Todos me dicen lo mismo... a lo mejor y se sorprenden.
—Jajaja -río ella y Samuel me miró deslumbrado sonriendo.

***********

—¡Andrea! ¡Andrea despierta! Es el gran día, sabré que es mi bebé, ¡nuestro bebé! -estaba saltando con sus rodillas apoyadas encima de la cama y ya me estaba doliendo la cabeza de tanto movimiento.
—S- Samuel, cálmate -tiré una mano al aíre enojada sin darme cuenta a donde cayó y le golpeé un ojo sin querer.
—Ay, ¡me pegaste! -me levanté rápidamente y lo abracé, pero me estaba riendo- No es chistoso, ¡ay! Me dolió -me reí más fuerte contra su hombro mientras él se sobaba encima del ojo.
—Te amo -le quité la mano de su ojo y lo besé repetidas veces hasta que él sonrió y se le pasó todo el dolor.
—Eres tonta Andrea -yo lo miré ofendida.
—¿Perdón? -me alejé disponiéndome a levantarme.
—La tonta que más amo -se tiró encima mío y apoyó sus manos a los lados de mi cabeza. Sonreí.
—... si te amo tanto tanto -suspiró con amor, me besó rápidamente y se fue al baño.
—Te amooo -le grité mientras me apoyaba en mis codos.
—Yo más -oí desde el otro lado de la puerta y sentí algo en el vientre que ya se notaba bastante.

Ya en el doctor...

—Doctor, no puedo creer que esos sean los latidos de mi hija -Samuel estaba emocionado mientras oía a través de los parlantes y agarraba con fuerza mi mano.
Yo sonreí porque parecía un pequeño niño feliz con su nuevo regalo.
—Mide 6,9 centímetros y puedo casi asegurar que es una niña -dijo Javier viendo a la pantalla.
—¿Viste? -dijo Samuel todavía más emocionado y yo sólo le sonreía. Era tan adorable.
—Nadie sabe todavía -afirmé con petulancia, aunque yo sabía que si era probable que fuera niña.
Ambos se miraron y se sonrieron.
Javier me limpió el gel de la panza y yo me bajé la playera que me quedaba apretada. Pronto tendría que comenzar a comprar ropa más suelta porque no me estaban quedando buenas mis cosas.

Entre la soledad y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora