Capítulo anterior: "¿Y Samuel? Me preocupé al instante.
Miré hacia afuera y vi que estaba en una hamaca. Woow... teníamos un pedazo de isla para nosotros solos dije al salir y darme cuenta que nadie andaba por aquí.
Me acerqué a donde Samuel y él dormía.
—¡Samuel! -pegué un grito y se despertó de inmediato.
—¿QUÉ?
—¿Vamos al Jacuzzi?
—Ehhh... mejor quedémonos aquí juntitos, ven -se sentó en la hamaca-, siéntate a mi lado.
—Estoy muy gorda, se puede caer esto.
—¡No estás gorda! Súbete y abrázame.
—Me subiré, pero no voy a abrazarte.
Me subí con dificultad, pero ahí quedamos... juntos mirando hacia el agua cristalina, casi transparente que yacía."Andrea POV.
Pasó la tarde y nos devoramos la porción con frutas que habían traído pero yo no dije palabra, había algo raro, nadie estaba hablando y Samuel era más parlanchín que yo.
Tocaron la puerta de la habitación y yo fui a abrir.
—Señor Samu... -no alcanzó a terminar porque vio que no era Samuel. Era la recepcionista. —Señora Andrea, ya está listo lo último de la noche.
—¿Qué cosa? -pregunté sorprendida.
—Mírelo usted misma con sus propios ojos, prepararon todo afuera.
—Woow, ahora voy a mirar.
—Espero que les guste, buenas noches -me sonrió y se fue.Samuel se encontraba en el baño, pero estaba segura de que él tenía algo que ver con lo que habían preparado. No esperé más y salí a ver qué era.
—Woow -dije en un susurro.
No me gustaba el romanticismo... pero esto estaba bien lindo.
Sentí una respiración en mi cabello, era Samuel que estaba detrás mío... ¡PERO! Casi me morí del susto por su culpa.
—¿Qué es esto? -preguntó extrañado.
—¿Cómo no sabes que es?
—No, no lo sé -pensó un momento-, ahh... esto está incluido en el pack de novios.
—Está para vomitar azúcar -dije.
—No, está bien lindo.
—Es muy dulce, a mí no me gusta mucho.
—El chocolate te encanta y es dulce.
—Me gusta el amargo.
—Mentira -me abrazó por la espalda.Estar entre sus brazos me removió sentimientos...
—Yo sé que te gusta el chocolate dulce -afirmó en mi oído -lo único que sentía era la presión de su respiración y de su cabeza al lado izquierdo mío. Él era bastante alto, pero yo no me quedaba atrás... no éramos la típica pareja que él se tenía que agachar para besarme, no, mediamos casi lo mismo y eso me gustaba porque cuando nos besábamos (alguna que otra vez) yo sólo me levantaba un poquito o él se inclinaba a mi-. —¿En qué piensas? -me dio la vuelta.
—Eh... en nada -él me miró profundamente y con el ceño fruncido-, ay bueno, estaba pensando en que tú y yo somos casi del mismo porte, de la misma altura.
—Ay Andrea... ja, ja, ja -se rió.
—¿De qué te ríes? -lo miré seria.
—De que pienses eso, yo creí que estabas pensando en algo más importante, no sé, en consumar la noche de bodas.
—Ni en tus sueños -exclamé y me dispuse a entrar pero él me agarró del brazo y tenía su boca a centímetros de mi.
—Que bueno que no seas tan baja, así me costaría mucho más permitirme paso hacia tus labios -dijo y me besó tiernamente, apretando y mordisqueando mis labios, por primera vez me atreví a ingresar la lengua en aquel espacio y él no se opuso para nada, estuvimos recorriendo nuestras bocas, él sabia tan bien... era perfecto ese beso, completamente perfecto, ¡pero no! Me molestó que yo no me negué a aquello, ni siquiera lo aparté y eso, ¡eso era una muy mala señal! Aun así, no lo aparté. Se separó sonriéndome encima de mis labios y apoyó su frente junto a la mía, tenía una mano en la parte baja de mi espalda y la otra en mi nuca de una manera tan dulce, sus manos tan grandes y abrazadoras, me encantaba sentir el roce de ellas en este momento.—¡Señores! Disculpe que los moleste, pero les traía la cena -apareció un mesero de la nada, ¿de a dónde había salido? Yo me separé rápidamente de Samuel porque había vuelto a la realidad y era un error eso que habíamos hecho hace un rato.
—No hay problema -dije y me acerqué a él, puede servirnos por favor.Durante toda la cena estuve pensando en que iba a tener que dormir con Samuel... porque sino me dormía en la hamaca de afuera y listo, pero hacía un poco de frío y era bastante raro... a lo mejor se avecinaba una lluvia tropical.
—Samuel -llamé su atención-, ¿va a llover?
—No creo, acá casi nunca llueve por lo que sé -justo llegó el mesero para recoger nuestros platos.
—Joven, ¿va a llover? -miró al cielo y respondió.
—Creo que sí, yo conozco bastante bien mi tierra y bueno, por lo que veo lloverá.
—Que mala suerte tenemos... justo cuando nosotros llegamos llueve -le respondí con cierto sarcasmo sin quitar los ojos de Samuel.
—Aveces pasa, pero no se preocupen, ya mañana será otro día y todo estará en orden -tomó los platos y los colocó en una bandeja que traía-. Es hora del postre, ahora mismo se los traigo.
—¿Y si llueve ahora mismo? -preguntó Samuel.
—Si quieren se los puedo servir dentro de la habitación.
—No, no, aquí mismo por favor -dije y él se fue.
—Andrea puede llover y se nos mojará la comida y nosotros también.
—No importa, es tan perfecto esto.
—Primero dijo que no le gustó -dijo entre dientes.
—Te escuché -le regañé.
—Da igual. Mejor prepárate que en una rato dormiremos juntitos.
—¿Por qué crees que pregunté si llovería? Porque me quería acostar en la hamaca, pero ahora con esto de que lloverá, no me quiero enfermar -respondí enojada.
—¡GRACIAS POR LA LLUVIA! -gritó y me avergoncé.
—¡Eres tonto!
—Soy más inteligente de lo que piensas -me miró desafiante.
—Ya lo creo, por eso te casaste conmigo, porque fuiste inteligente -respondí triunfante con una gran sonrisa en mi rostro.
—No sé si fui inteligente la verdad -hizo un desprecio.
—¿Qué insinúas?
—Nada, nada, mira, ahí viene el postre.
—Vamos a hablar después -lo miré enfadada mientras el mesero colocaba la bandeja en su hombro de tal manera que pudiera sacar los postres con facilidad.—Un rico postre para los novios -dijo sonriendo y dejó un postre bien presentado delante mío y en el puesto de Samuel y se fue.
—Samuel, ¿durante las próximas semanas será todo tan... cursi?
—No sé si la próxima, pero esta al menos, sí.
—No creo poder soportarlo Samuel...
—Si estás a mi lado todo es soportable.
—Para con las cursilerías, ya me basta con todo esto.
—Tengo sueño -dijo.
—Yo también.
—¿Vamos a dormir? -preguntó.
—Sí... y con respecto al postre, no puedo más así que mejor lo dejo aquí.Entramos a la habitación y había otra cursilería... ¡Por favor! Esto era mucha dulzura por hoy, terminaría con diabetes en un lugar así.
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Parece que a Andrea no le gusta tanto el romanticismo.
En el próximo capítulo habrán muchas sorpresas! :O es en serio. 🙈
Buenas madrugadas! Acá son las 3:27:(
Perdón por subir tan tarde... estuve leyendo una historia toda la tarde. 😂
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Entre la soledad y el amor.
FanficSamuel cree estar en la soledad. Andrea cree estar en... nada. Simplemente dos personas que se ven unidas por circunstancias, casos familiares, trámites y por lo más "importante"... el amor.