Deseos de una embarazada

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Capítulo anterior: "—¡Andrea! -gritó. Dijo que no caería en su juego, era peligroso para ella caerse con el agua o algo... pero como vio que si no lo hacía, Andrea no aparecería, que comience el juego."

Samuel comenzó a buscarla por toda la casa pero no la encontró adentro, así que salió al jardín.

Andrea vio que Samuel salía por la puerta de la cocina con la pistola en la mano, él comenzó a caminar en dirección a las caballerizas, ella corrió sigilosamente en puntillas y disparó directo a su trasero... luego siguió por su espalda y cuando él se dio la vuelta sonrió.
—Yo aquí intentando encontrarte y ganar, y me sales con esa sonrisa, esa mirada, y pues, ya no juego... -había dejado su pistola en el pasto y se iba acercando a Andrea con los brazos abiertos.
No le hizo caso a lo que él dijo, quizás era para tomar venganza y mojarla a ella.
Así que plantó un chorro de agua en su cabello, su cara, su torso... completo. Quedó todo mojado y casi se ahogó así que por eso Andrea paró. Él ni mojarla pudo, ni accionó la palanca porque se había rendido, al parecer.
—¡Gané! -Andrea se felicitó.
—¡ANDREA! Me la pagarás -Andrea comenzó a correr y Samuel la salió persiguiendo mientras ella miraba hacia atrás.
—Eso ya lo veremos -gritó mientras trotaba-. —PREPARA LA CENA, QUE TENEMOS HAMBRE -alcanzó a gritar y cayó en la piscina.
—Jajajaja... justicia divina mi amor -le dijo Samuel cuando la vio en la piscina toda mojada. —Andrea -le habló pero ella no respondía, había quedado en posición de estrella boca abajo dentro de la piscina y no reaccionaba. —¡Andrea! Mi amor -Samuel se desesperó al recordar lo que pasó en la isla.

Andrea POV.

Miserable, maldito... había permitido que cayera dentro de la piscina y no me lo advirtió siquiera. Así que se las vería, me haría la muerta dentro del agua. En un tiempo fui buena nadando, bueno, hace como 14 años era buena, en realidad eso no tenía nada que ver, pero mi respiración bajo el agua era buena.
Oí que Samuel mencionó mi nombre un par de veces hasta que sentí que se tiró al agua y me sacó de ahí entre sus brazos besándome la frente. No aguanté la risa y comencé a toser porque el agua me había entrado por la nariz.
—¡Andrea! -gritó Samuel enojado cuando me dejaba en la reposera.
—Justicia divina, mi amor -le toqué la punta de la nariz y comencé a desnudarme para no entrar mojada a la casa. Sólo había quedado con sujetador y pantaleta.
Samuel hizo lo mismo y se quedó en bóxers nada más... bueno ¿y la cena?

Durante la cena que preparó Samuel, que quedó deliciosa la verdad, conversamos de muchas cosas. Cada día nos conocíamos más.

—Andrea, yo ya quiero saber qué será nuestro bebé -dijo sonriéndome emocionado.
—¿Para qué? -pregunté levantando una ceja.
—Porque quiero que nazca -yo sonreí, que tontito era.
—Cuando sepa el sexo del bebé no va a nacer Samuel -le agarré el cachete y él se ofendió.
—No me refería a eso bruja, me refería a que quiero saber qué es... y quiero que nazca.
—Explícate mejor pues -dije de mirándolo reojo mientras comía.
—¿Cómo se siente estar embarazada? -preguntó cómo un niño pequeño.
—Samuel, recién tengo 3 semanas... no he sentido al bebé, que todavía ni bebé es... todavía no se forma bien ni nada, es más pequeño que un granito de arroz -sonreí comprensiva.
—Ya quiero que pasen los meses para tenerlo en mis brazos, te aseguro que seré el mejor papá del mundo -tomó mis manos.
—De eso no hay duda -sonreí de par en par. De veras no había duda de que sería un gran papá.—Serás el mejor -lo besé lento pero corto, aún así, fue un beso perfecto.

Después de todo nos fuimos a acostar juntos y abrazados.

A la mañana siguiente me levanté y me miré al espejo y toqué mi abdomen, no había nada, ni un bultito... bueno, la verdad es que recién en el segundo mes se podía sentir un poco, pero variaba en la mujer y todo eso.

Entre la soledad y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora