Entre la soledad y el amor.

¿Felizmente casados?

Capítulo anterior: "—No, simplemente... me imagino qué, qué Andrea se verá espectacular, no sé.
—No hay duda de eso tonto...
—¿Tonto? Muy inteligente.
—Ya lo sé.
—Oye vístete Samuel, deberías estar listo.
—Me demoro poco en vestirme... y realmente no sé si quiero casarme.
—¿Qué? -dijo Arturo alzando la voz".

—Era broma -me levanté y le palmoteé la espalda-, ya me voy a cambiar.
—Eh... claro -dijo saliendo de su desconcierto.

Fui a vestirme con el traje que había comprado hace un par de semanas... no sé, era un día raro, no tenía emociones encontradas, nerviosísimo... absolutamente nada. Me preguntaba cómo se sentiría Andrea en éste momento, si estaría nerviosa o como yo, sin importarle nada.
Ya no me estaba pareciendo linda la idea de casarme por esto, más encima por la iglesia y todo... aparte Andrea ni me quería, ni indicios de un poco de amor por mí o algo por el estilo.

.................

Llegó el momento, el momento en que tendré que ver a Andrea pararse frente a esa puerta.
Todos los invitados estaban esperando la llegada de mi "amada" futura esposa, y yo, yo estaba ahí parado frente al altar, frente a Dios... no sé, para no sentir que traicionaba uno de los "mandamientos" pensé en que «esto siempre pasa en las novelas Samuel».
Eran las 3:14 PM, la ceremonia debería haber comenzado a las 3:00... Andrea todavía no llegaba y yo ya me estaba desesperando, no paraba de moverme y preguntarle a mis hermanos si sabían algo... ¡quizás se arrepintió!

—¿Te imaginas si se arrepintió? -le pregunté a Flavio de manera nerviosa y moviéndome de allá para acá. (😥)
—Tranquilízate, ya deben de venir.
—Samuel, si se hubiera arrepentido ya me habría llamado Sofía.
—Y a mí Irina -interrumpió Flavio.
—Aparte tampoco ha llegado su familia, quizás se atrasaron, aunque eso es rarísimo en el caso de Cayetana -dijo Arturo dudando.

Andrea POV.

20 minutos de atraso, no fue culpa mía, no me estaba arrepintiendo ni nada, aunque lo pensé, pero... fue la culpa del chofer del vehículo de los novios.
Samuel debe estar pensando que yo lo quiero dejar plantado, en todos los casos, él debería dejarme plantada, al final de cuentas yo fui la que le pidió matrimonio.

3:40: no esperé que el chofer abriera la maldita puerta, ¡parecía tortuga y era más joven que yo! Mi familia y Leonardo -que no es mi familia- venían atrás, llegaron 2 minutos después.

—¡Andreita! ¡40 minutos de atraso hija!

Samuel POV.

Ya tenía las esperanzas por el suelo, tuve que convencer al sacerdote de que Andrea llegaría pronto y él sólo asintió. 1 punto menos para que la boda fuese perfecta.

Me paré en frente de la iglesia, en frente del altar dándole la espalda y dispuesto a decir que la boda se cancelaba, pero justo en ese momento veo una masa de color blanco al final de la iglesia, «creo que debería ir al oftalmólogo». ¡ANDREA! Casi corrí a buscarla, luego recordé que estaba a punto de casarme y se me pasó, así que quedé ahí parado en el lugar que me correspondía mientras ella entraba, woow, que bonita se veía, despampanante... Arturo tenía toda la razón.

—Cierra la boca que te van a entrar moscas y no puedes besarla así -susurró Flavio.
—Flavio -le refunfuñó mi papá.

¡Estaba ahí! Ya a mi lado, ¡AY! Pero qué bonita es. Su abuelo me miró y sosteniendo la mano de Andrea, agarró la mía para que yo la mantuviera en el aire, juntó nuestras manos y las guardó entre las suyas mientras decía:
—Samuel, te entrego a Andrea para que la hagas feliz, para que seas más que su esposo, para que seas su amigo, su compañero de guerras y batallas, su guía si se pierde y su sillón si se ha de caer.
Yo sólo me mantuve firme, sonriendo, para asentirle con una sonrisa de lo más sincera, porque realmente quería hacer todo eso, eso y más con Andrea.
Andrea me miró sonriendo, algo en ella había cambiado, sus ojos, su calidez.
Fue tanta la unión que se me había olvidado que casi me deja plantado en la iglesia frente a cientos de invitados. No importaba nada si ella estaba a mi lado, aunque suene cursi.