Capitulo- 7

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Devolví cautelosa el último cojín que había estado regado en la bodega a su sitio, en la enorme fila de cojines del sofá. Voltee a ambos lados, aun estando sola en casa, tenía una severa trauma cuando me ponía a cargo de la limpieza y es que, siempre terminaba en un desastre, era muy común en mí. Me puse de pie suspirando a la vez que dejaba caer mis manos a los costados. A mitad de la sala sonreí satisfecha. La puerta se abrió con suma lentitud y Owen apareció atreves de ella, entro con suma tranquiles y camino directo al sofá donde resiente estaba yo, antes de que pudiera siquiera formular un grito horrorizado cae de bruces encima de la gran pila de cojines, ahora desperdigados por toda la alfombra. El orden no era para mí, el acababa de demostrármelo.

-¿Qué?

-Nada. Se me olvido por un instante que tú presencia arruina mi existencia.

Llevo sus brazos a la cabeza y como si estuviera empeñado en molestarme aún más elevo los pies a la mesa del centro. –Ya era hora de que lo supieras.

-¿Es que no tienes ningún lugar a donde ir por las tardes? Eres bienvenido en la mayoría de las residencias de Beacon hill.

-Nadie aquí en Beacon hill satisface mi paladar como lo haces tú.

Resople en lo alto.-Oh, pero mira que romántico.

-Solo mueve tu trasero a la cocina y prometo irme.

Camine riendo entre dientes y abrí el refrigerador. Si quería deshacerme de el pronto, era mejor que me apresurara.

Lance una bolsa de zanahorias a la mesa y tome un apuñalado de brócolis que Kayla había traído esta mañana. Tome el primer sartén que me encontré y lo puse a fuego lento, me deslice sobre mis pantuflas, y me ocupe de empezar a picar la verdura. Owen se recargaba en la barra con una expresión soñolienta y me observaba con curiosidad.

-¿Qué haces?

-Salteado de pollo.-Exclame inclinando el plato hacia el sartén con aceite y añadí un poco de agua y luego empuje todo en el sartén que ya crepitaba.

-¿Puedo ser de ayuda?-no faltaba nada más, el pollo ya estaba en su sitio junto con la verdura, lo único que faltaba era la salsa. Le mire fijamente dudosa.

-¿Eres capaz de elaborar la salsa sin causarme ningún problema con el departamento de bomberos?

Su rostro se sonrojo al momento en que se colocaba el delantal. Si algo había que podía sacarle de casillas era burlarse de su experiencia como cocinero, la última vez que había entrado a mi cocina fue para ayudarme a preparar la cena de acción de gracias, en vez de saborear el estofado saboreé el olor humeante y cenizo de las cortinas, Owen había entrado en una clase de pánico y corrió por todo el departamento con el sartén en llamas a la mano. Por suerte no provoco más daño a excepción de la pila de revistas que Kayla coleccionaba. Nunca la había visto tan molesta. En cuanto los bomberos llegaron tuvieron que mandar a traerle un sedante, estaba furiosa, no lográbamos controlarla. Sin duda fue experiencia muy humeante en todos los sentidos ¡Puaj!

-No prometo nada.-Le oí murmurar.

Me fui hacia el otro extremo para seguir en lo mío, de vez en cuando echaba un vistazo sobre mi hombro para asegurarme de que no incendiara cualquier cosa a su alcance, él estaba tan sumergido en su concentración que nunca se percataba. Sonreí gustosa. Owen podía manejar la cocina a la perfección siempre que se lo proponía.

-¿Has mezclado la salsa ya?

-¿Se mezcla la salsa?-Pregunto de repente ido.

-¿Sabes por lo menos lo que cocinas?

PREDOMINIO (Detenida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora