Capitulo- 24

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Me paré frente a la puerta mirando fijamente el picaporte. Solo era cuestión de girar del pomo de la puerta para averiguar qué es lo que el destino me depara al otro lado. Me incliné lo suficiente, pegando la mejilla en la fría madera que me hace estremecer al tacto. Con la oreja pegada pongo mi audición atenta. Justo alguien da un portazo a la puerta de alguna habitación. Esa es Kayla. Escucho otro sonido. Una de las tazas cae al suelo, o eso me imagino al oír como los fragmentos de porcelana hacen un ruido agudo en el suelo. Me separé finalmente. Ese sin duda era Marks. Más le vale que sea lo que sea que haya roto no tenga nada que ver con mi tazón preferido. Las cosas se pondrían muy feas si lo resultaba.

Lleno en un respiro mis pulmones. Tomo el picaporte con cautela repasando el pequeño plan dentro de mi cabeza.

Entraría ahí de puntillas, tan silenciosa como la brisa en verano. Me escabulliría debajo de la mesa de mármol de la sala si Marks o Kayla se les ocurriera salir. Correría como nunca a mi habitación y me encerraría en mi depresión-odio hacia Declan. Si algo salía mal, si Kayla me descubría le lanzaría una mirada tan fría o como el mismísimo infierno, para que ni se le ocurriera abrir la boca. Con Marks simplemente improvisaría. Le arrojaría cualquier cosa cerca para aturdirlo lo suficiente y huir como la cobarde que soy.

Venga, si se puede.

Abrí la puerta lentamente. Dejé que pasaran algunos segundos antes de asomar la cabeza. No hay moros a la costa. Entré con la respiración pesada. Cerré la puerta detrás de mí e inmediatamente me lancé al suelo al oír los gritos de Marks. El inútil había cogido la cafetera en un mal ángulo. Kayla grita desde su cuarto una serie de obscenidades y le amenaza mientras yo me ocupo de dejar la sala de estar. Cuando giré a la derecha donde estaba el pasillo un chasqueo me inmoviliza.

Ladee la cabeza para ver quien me descubrió, lista para tomar el florero de la mesa que tenía a un lado totalmente segura de que se trataba de Marks. Kayla no pudo salir tan rápido sin que yo me diera cuenta.

Mi corazón se congela al estrecharse con un par de ojos color marrón. Voltee a mirar a la pared haciendo como que nada paso. Pero dios, sí que algo pasó. Owen estaba sentado en el suelo con la mirada sobre mí.

Owen y su manera no muy normal de sentarse. ¿Es que no podía hacerlo como una persona civilizada? Eso me ahorraría la humillación de estos momentos y me habría dado el tiempo de correr afuera.

-¿Es algún intento tuyo de escabullirte hasta tu habitación sin ser vista?

-Hago lo mejor que puedo.-tartamudeo incrédula de estar intercambiando palabras con mi antiguo mejor amigo resentido.

-Bien. Ya estás aquí, sana y salva.-Levanto la mirada para ver cómo se pone de pie y me da una mirada. Vacía, sin nada. Me pongo de pie también a la vez que él se encamina a la puerta. Mi garganta se atasca y me es imposible decir algo. Lo que fuera. Una disculpa torpe, una despedida fría, un agradecimiento falso. Nada.

La puerta se cierra y mi Mejor amigo se marchó. Como siempre, yo, dejándolo ir sin nada que decir, sin algún intento de retenerlo y arreglarlo todo. Pero eso es caso perdido, ahora que lo pienso, no tenía caso intentar arreglar algo que ya está perdido. Marks aparece por el comedor con un sándwich en la mano y el mando del televisor en la otra. Al verme se atraganta y escupe. Se queda quieto observándome mientras me retiro. Viéndole el lado positivo. Ya no necesitaría del florero.

La mañana siguiente fue así. Kayla y Marks se la pasaron mandándose miradas discretas en el almuerzo. Cuando me levante frustrada de sus miradas, me siguieron con la mirada hasta haberme perdido de vista. Me tumbe a la cama frotándome los ojos. Quería pasar todo el resto del día durmiendo o escuchando música que me joderia mas mi estado de ánimo. Pero entonces recordé que Jordan me había conseguido un trabajo en pizza Suttle y que tanto como Kayla y Marks sabían que ahora contaba con el trabajo. No veía el caso quedarme y soportar sus miradas curiosas. Tome mi chaqueta y salí una vez más con las miradas bien disimuladas del par de dos.

PREDOMINIO (Detenida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora