Capitulo- 17

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La carretera era un infierno. Había venido esta mañana al aeropuerto para recoger a Ava, no avanzamos ni más de veinte metros y ya estamos metidas en el tráfico. Agarre la botella muerta de sed dándome por vencida de que los poderes telepáticos que invocaba con tanta intensidad pudieran hacer que la fila avanzara un poco más, le subí al volumen de la música de Bruno mars tarareando la canción satisfecha de fastidiar a mi mejor amiga que iba a mi lado maldiciendo cada respiro.

-Hubiera preferido mil veces que el avión se estrellara contra el suelo.-La escucho murmurar entre dientes, la fulmino con la mirada cuando se inclina y apaga la radio.

-Cuando tenga mi propio carro te echare a patadas de el cada vez que hagas eso.

-Es una pena que quien corre el peligro de vagar por la carretera no sea yo.- ladee la cabeza. Ava sonrió victoriosa. –A todo esto, si vamos a estar sentadas aquí toda una eternidad ¿Por qué no me pláticas sobre tu vida amorosa?

Rodé los ojos más que exasperada. Golpee con sutileza el volante queriendo expulsar a cada conductor del camino y salir cuanto antes. La idea de estar atrapada en el auto con Ava y su terrible e repentina curiosidad en mi vida personal era demasiada aterradora.

Abri la boca pensando en algo que desvié el tema, que logre convencerla sin realizar más preguntas tontas en lo que quede del camino.-Ambas sabemos que no eh tenido una vida amorosa desde que empuje a Joseph del pasamanos en el preescolar.

Eso saca una risa flameante y laboriosa de su parte.

-Venga, lo dejaste amarrado a una silla de ruedas por el resto de su despreciable vida ¿Qué esperabas?

Me quede callada sin querer seguir con el tema. La culpabilidad me agobiaba cada vez que me lo topaba en la fila del supermercado. Tampoco es que nunca mencionara que no se lo buscó.

Las piernas estiradas de Ava sobresaliendo de la ventana eran indicios de que se acomodaba. Eso en mi traductor mental seria siendo algo así como "Vamos a acosarla hasta que termine soltando lo que yo quiero escuchar" la cosa era, no tenía ni idea de lo que su mente retorcida quiera que diga. Hablábamos de mí. Harper Russell la chica que se escondía en la lectura para pasar desapercibida en la secundaria, la que levantaba una personalidad sarcástica y hostigadora para ahuyentar a los chicos que se atrevían a acercarse en la preparatoria. ¿Y porque no olvidar a Sean? Ese chico sí que experimento toda clase de excusas absurdas y grandes planes profesionales de evitación con frecuencia. Ahora que lo veía de esa manera, nunca faltaron las indirectas-para-nada-indirectas en las que le hacía saber que no me interesaba para nada. Por otro lado estaba Declan, quien por lo contrario, no era capaz de darme ni la hora.

-Bien, vasta de rodeos y vayamos directo al asunto.

Enarque una de mis cejas a la vez que retiraba el freno para avanzar un milímetro más en la carretera.-¿Hubo un asunto especifico en todo esto?

-¿Qué con el chico de la acera? Kayla me comentó eso la semana pasada.

Estuve a un pelo de chocar la defensa del auto de enfrente.

-¡¿Te dijo que?!-Chille entre jadeos. Conmocionada.

Una sonrisa maliciosa se desliza en su rostro, gran señal de que está satisfecha de dar al centro de mi debilidad. Quería salir, correr y huir de su presencia para no regresar nunca más.

-El chico sexy-ardiente que te dejo en el porche una noche.-levantó una de sus manos para poner mucha concentración en una de sus uñas. Me miro de reojo.-Lo que no encaja en todo esto es que.... Por como lo dijo Kayla tu no estabas tan emocionada después de que se marchara.... ¿Problemas en el paraíso?

PREDOMINIO (Detenida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora