Sean acaba de abandonar el apartamento sin creerse ni una sola palabra que ha salido de mi boca.
No salió muy contento con el relato que le di, incluso juraría que salió furioso más consigo mismo por haber quedado como vil tonto ante mí, y es que el tropezar en la calle consiguiendo golpearse la cabeza hasta quedar inconsciente no era una de las cosas que un sujeto acudiría para impresionar a una chica.
Tuve que ahogar una carcajada frente a él.
Doblegue inútilmente la manta que utilizo sin prestarle mucha atención a lo que ocurrió.
Mi mente solo divagaba en Declan.
Y no precisamente como lo haría una enamorada. Era más desconcierto lo que me agobiaba. O al menos eso quiero creer porque no he dejado de pensar en su presencia aquí hace un par de horas.
Me preguntaba una y otra vez en lo que fue de la noche para descifrar como fue que dio con mi paladar. Si, sabía que me encontraba aquí en Beacon hill, pero el cruzarme con el de la forma en la que lo hice ayer no lo dejaría en manos de la casualidad, si era así, entonces mi destino apestaba. Kayla atravesó la sala de estar con pesadez y salió sin pronunciar palabra. Deje la manta aun lado sin tomarle importancia a algo que casi siempre Asia.
Fui en dirección a la cocina y prepare algo rápido para el desayuno. Me atragante por enésima vez con la tercera tostada y lleve a mi estómago cerca de un litro de leche.
Kayla me matara en cuanto descubra que no hay nada decente en la lacena. Comúnmente era yo la encargada de abastecer nuestra cocina de alimentos cada semana, pero con todo lo pasado en estos días me olvide de ello. Corrí ahora a mi habitación para darme una ducha.
Me deshice de mi pijama en segundos y me adentre a la regadera. Suspire al sentir el tacto del agua caliente en mi espalda y tarare una canción al mismo tiempo en que restregaba el estropajo contra mi cuerpo. Mi pequeño concierto es interrumpido por apenas unos audibles golpes en la puerta. Comparando el sonido deshice rápidamente la idea de que era Owen, el parecía tocar mi puerta con todo menos delicadeza. Claro de vez en cuando en que se dignaba a tocarla y entrar como una persona civilizada.
Maldije por debajo y cerré el grifo con desdén. Pase una toalla por alrededor del cuerpo saliendo a trompicones del baño. Camine descalza por todo el apartamento. De pronto, los ligeros golpeteos de mi puerta se convirtieron en estallidos desesperados con intención de arribarla. A paso duro me acerque imaginando a Owen y tome el picaporte molesta, abrí y mi boca se cerró de a golpe al ver a Declan en el otro lado.
Cerré casi de inmediatamente aferrando mi agarre a la toalla.
-¡Déjate de boberías y abre!-Grito enfurecido.
Corrí de vuelta a la habitación con el corazón acelerado. ¿Qué demonios hacia aquí otra vez?
Me cambie lo más rápido posible y volví a abrirle la puerta.
-¿El teñido se ha largado ya?-Preguntó al mismo tiempo en que entraba sin mi consentimiento. Al ver, olvidando el enojo de hace rato.
-¿Qué haces?
-¿Se ha ido?
-Sí.
Resoplo por lo alto y su mirada penetrante encontró la mía.
-Deberías dejarte de estupideces como la de hace rato, no será la primera vez en la que vendré a verte y encontrarte en esas situaciones.
Mis mejillas ardían hasta no más poder. Me aseguraría de que no fuera así.-No entiendo el por qué vendrías frecuentemente.
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PREDOMINIO (Detenida)
Teen Fiction"El infierno puede ser divertido si te encuentras con el demonio correcto" ¿Quien menciono que podrás sobrevivir a ello?